Capítulo 39: El límite de la tolerancia

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Stiles luego de que los chicos se fueran a la escuela, decidió usar su tiempo de reposo en algo más que sólo encargarse de limpiar la casa, y buscar información y boletines de ayuda para cuando volviera a trabajar. Tomó su computadora y su libreta y bajó a la primera planta para poder ponerse manos a la obra. Entonces su chispa le alertó de la presencia de un ser sobrenatural fuera de la casa, parado frente a la barrera, y no pudiendo con su curiosidad, vio por la mirilla de la puerta de la entrada, pudiendo para su desgracia ver que el intruso era Scott.

No quería tener que lidiar con él, pero estaba seguro de que si no lo hacía su chispa lo molestaría por reconocer la cercanía de un enemigo y no podría trabajar en paz. Tras pensarlo por unos minutos, se resigna ante la situación y dejando sus cosas sobre la mesa del comedor, toma su chaqueta y sale de la casa. Pasa por el pórtico y avanza algunos pasos por el camino hacia la acera, deteniéndose a ver al moreno, que cuando lo vio abrió la boca, sorprendido.

-Stiles.- pronuncia Scott feliz, formando una sonrisa alegre y tonta en sus labios, viendo a Stiles con ojos brillantes.

-McCall.- responde Stiles cruzándose de brazos con una expresión seria en su rostro. Por el modo tan frío y distante en que Stiles lo saludó, lo que pudo ser un buen ambiente para tener una conversación civilizada y amistosa, se vino abajo para Scott, dándole en su lugar un momento extremadamente tenso e incómodo.

-Escuché que habías salido del hospital, y quise verlo con mis propios ojos.- expresó con una sonrisa amable- Te ves bien.- ante ese comentario el castaño alzó una ceja- Stiles, no sabes lo mucho que te he extrañado. Todos estos años sin saber nada de ti, y cuando finalmente volví a verte, sólo fue para verte entrar al hospital, sin poder siquiera visitarte-

-Di a qué has venido aquí, McCall.- lo cortó con brusquedad.

-Quiero que vuelvas a la manada.- Stiles se esforzó para no rodar los ojos al escuchar aquello- También a Lydia, Parrish, Deaton y la manada Stilinski, estoy dispuesto a aceptar a todos. Pero a quien más quiero de vuelta, es a ti. Quiero que vuelvas a mi lado, Stiles. Como mi mano derecha, y mi hermano, como siempre debió ser.

-Hm.- dejó salir Stiles- ¿Y esta oferta de volver a la manada, también incluye a mi hijo Dalton?- Scott hizo una mueca desviando la mirada, provocando una risa burlesca en el castaño, que negando se dio la vuelta para poder volver adentro.

-¡No estás siendo justo!- gritó el moreno con cierta desesperación al ver que el otro se iba. Stiles se detuvo al escucharlo y volteó a verlo frunciendo el entrecejo.

-¿Disculpa?

-Todo lo que la manada y yo hemos hecho, ha sido porque queríamos lo mejor para ti. No es justo que no lo aprecies.

-Si quisieras lo mejor para mí, no estarías intentando asesinar a mi único hijo.- contraatacó Stiles dándole la cara- ¡Incluso mejor que eso! ¡Si realmente quisieras lo mejor para mí, no habrías conspirado con Derek y Peter hace dieciséis años para traicionarme!- exclama avanzando hacia él, pero manteniéndose dentro de la barrera protectora.

-Veo que aún no has entendido que lo hice pensando en ti.- comenta Scott negando- Mi mejor amigo estaba sufriendo y no sabía cómo ayudarlo, así que escuché a mi lobo. Él me pedía proteger a mi beta y familia de algo que terminaría por descubrir su vida, así que actué y no me arrepiento de hacerlo.

-Y por esa decisión casi acabas con la vida de tu mejor amigo. Bien hecho, oh gran alfa verdadero.- dice burlándose, viendo a Scott inflar el pecho para verse más imponente- No te mientas a ti mismo. Lo que hicieron hace dieciséis años no fue por mí y el bien de mi futuro, sino por el estúpido orgullo y honor de la manada, al no poder tolerar que uno de sus miembros cargara con el hijo de un hombre lobo enemigo. Hicieron lo que hicieron aún sabiendo lo peligroso que era interrumpir el embarazo, pero no les pudo importar menos, porque en realidad nunca les ha importado lo que pueda pasarme. Así que si moría en el proceso, era daño colateral, ¿verdad? ¡Siempre y cuando eso garantice que lograron su objetivo!- exclamó con molestia, y con su molestia su chispa se activó, el aire alrededor de ambos comenzó a vibrar y se hizo frío, y con ello nubes negras comenzaron a agruparse en el cielo. Scott notó lo que estaba ocurriendo, pero no se dejó amedrentar, ni siquiera cuando un pequeño destello violeta apareció por un instante en los ojos del castaño.

HIJO DE UNA CHISPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora