Los tres adolescentes tras no haber podido detener a Dalton y sin tener nada más que hacer en la escuela, se subieron al auto de Dominic y éste tras salir del estacionamiento condujo hacia el bosque, más específicamente hasta el lago. Ahí bajaron y luego de comprobar que eran los únicos en esa área, se sonrieron emocionados y haciendo brillar sus ojos y sacando sus garras, comenzaron a perseguirse y luchar entre ellos de manera juguetona.
Después, cuando ya estaba siendo la hora de cenar, subieron al auto y condujeron hasta el hogar de su tío. Apenas entraron al lugar se aseguraron de que el mayor no estuviera presente, y pasaron caminando de puntillas hasta llegar a las escaleras que llevaban a sus habitaciones.
—¿Se puede saber dónde estaban?— los interrogó una voz adulta masculina, que ellos conocían muy bien.
Los tres se congelaron y voltearon lentamente para ver la cara seria de su tío a quien en un intento de apaciguar su posible molestia le sonrieron inocentes.
—¡Hey!— exclamó Rasmus, siendo el primero en voltear a ver al mayor.— Hola, tío Derek. No te habíamos visto parado ahí. ¿Cómo estás?— preguntó sonriente el beta, a la vez que los otros dos adolescentes volteaban a enfrentar al mayor.
El Hale enarcó las cejas con una expresión dura y sus brazos cruzados en su pecho, y los tres betas se encogieron e intentaron apartar la mirada de él para no quebrarse, pero finalmente fue Christine la que habló por todos.
—¡Lo sentimos mucho! No queríamos llegar tarde, pero estábamos demasiado aburridos después de todo un día de clases, y necesitábamos liberar estrés divirtiéndonos, así que fuimos al lago a jugar. ¡Por favor no te enojes!— pidió la chica mostrándose lo más inocente posible juntando sus manos.
El ojiverde se acercó a la chica y cuando ésta y sus hermanos creyeron que iba a ser castigada, vieron al mayor suspirar y mostrar una pequeña sonrisa mientras acariciaba la cabeza de la pequeña loba.
—Está bien. Por esta vez no están en problemas, pero no vuelvan a hacerlo. — les pidió con seriedad. — Recuérdenlo, el bosque puede ser un lugar peligroso para unos betas sin su manada cerca para protegerlos.
—Lo sabemos. Lo sentimos. — dijeron los adolescentes al unísono agachando sus cabezas arrepentidos.
—Bien. — dijo el mayor conforme. — Vayan a dejar sus cosas arriba, y luego bajan a cenar. La cena estará lista en 20 minutos.
—¡Sí, tío Derek!— respondieron los tres betas antes de correr por las escaleras hacia el segundo piso y de ahí a su habitación.
Los tres salieron corriendo por las escaleras hacia el segundo piso, a lo que Derek suspiró y comenzó a poner la mesa para la cena. Pronto, de a poco comenzó a llegar el resto de la manada de sus trabajos junto a sus hijos. Los primeros en correr hacia el mayor fueron los cachorros, que tiraron sus mochilas por ahí y fueron a su encuentro. Y el Hale no terminaría jamás de entender cómo siendo el más serio y antipático de todos los mayores era aún así el favorito de todos los cachorros de la manada.
Cuando la cena estuvo lista, todos fueron tomando sus lugares en la mesa, mientras Kira ayudaba al alfa a servir la comida que esa noche era carne al horno con patatas.
—¡Chicos, bajen a cenar!— llamó a los adolescentes,, y a los segundos bajaron corriendo y empujándose los tres betas de la actual manada. Christine se había cambiado y ahora estaba usando su pijama de monstruo de cuerpo completo y sus hermanos se habían quitado los zapatos y ahora usaban unas cómodas pantuflas. Los cachorros al verlos corrieron hacia ellos siendo saludados alegremente y luego todos se sentaron a comer. El último en llegar fue Peter, que tomó asiento junto a Rasmus que le sonrió, y todos se enfrascaron en una amena charla mientras cenaban.
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HIJO DE UNA CHISPA
FanfictionStiles regresa a Beacon Hills junto a su hijo para asistir a la boda de Lydia y Jordan. A su vez, la manada regresa al pueblo después de 15 años para una reunión de manada, no sabiendo que el castaño está de regreso. Pese a que todo parece perfecto...