Era el penúltimo evento ya, me sentía aliviada de que esto pronto se terminaría, no lo había mirado a él en los eventos pasados, la señora Mary era la que se encargaba de recibirnos y decirnos sí algo estaba mal. Habían tomado la decisión de que la temática para este día cambiará, querían algo fantasía ya que habían creado algunos vestidos despampantes la semana pasada y querían sacarlos a exhibición hoy, para eso tejieron algunas prendas y nos mostraron en dibujos de lo que trataría, así lo hicimos, la pasarela estaba decorada con flores blancas y azules, las sillas de la misma manera, en la entrada había globos de colores pastel y la alfombra era color azúl cielo con brillos, yo llevaba puesto un vestido color rosa pastel con algunas florecitas esparcidas por el velo de la falda, los tirantes me llegaban a mitad de los hombros y tenía un tipo corset, me había colocado un collar con una pequeña rosa de decoración y mi cabello caía en ondas, algunas de ellas eran decoradas por perlas que Marian había insistido en poner, ella no había asistido hoy, prefirió quedarse en casa con Dania, había venido sola hoy.
Termine de empalomar todo lo que ya estaba listo, algunas modelos ya comenzaban a caminar sobre la pasarela, causando sensación entre los presentes por sus hermosos vestidos, había mirado al padre de Mario a lo lejos, era acompañado por una enfermera que sostenía un maletín color negro, espero no tener que cruzar palabra con él. Tomé una copa que una chica me había ofrecido, todos parecían estar centrados en el desfile de hoy, aproveche para investigar un poco en las oficinas del segundo piso, bajé del elevador y abrí la primer puerta, todo se encontraba oscuro debido a que habían prohibido el paso a este piso, por lo tanto, no sospecharían de que alguien está aquí. Era la oficina de Mario, sí mal no recuerdo, esta antes era ocupada por su padre.
Encendí la lámpara que se encontraba sobre su escritorio y me senté en la silla corrediza para comenzar a buscar entre los cajones, en el primero había unos cuántos papeles y dibujos de diseños que al parecer habían sido rechazados, en el segundo no había nada, en el tercero había unas carpetas perfectamente ordenadas con algunos números anotados en las pestañas, comencé buscar en cada una de ellas, eran contratos que habían firmado otros diseñadores, no estaba el nombre de mi padre por ningún lado, el vestido me resultaba incómodo, no podía moverme a mi gusto en este lugar, cerré el cajón y me levanté para revisar en un estante plateado que se encontraba arrinconado, abrí unos cuántos cajones, había cosas que no me interesaban y que claramente no me ayudarían en nada, encontré una carpeta que tenía el apellido de mi padre, estaba desgastada y vacía, escuché un portazo que me hizo temblar y pegar un grito.
Mario: sabía que algo no estaba bien.- burló detrás de mí, me giré a verlo, se veía molesto y al parecer había consumido alcohol.- ¿qué mierda hay aquí que te interesa? ¡Ya dímelo!- me tomó de los hombros para comenzar a estrujarme bruscamente.
T;N: detente.- coloqué mis manos sobre sus hombros para intentar empujarlo, no gané nada, él seguía aferrado a mí.
Mario: sabía que estabas aquí con un puto propósito.- conforme hablaba apretaba más mis hombros.- ¿Qué mierda quieres?
T;N: estaba perdida y...- él me interrumpió, me empujó al sofá y se colocó casi encima de mí, sentí miedo.
Mario: no te irás de aquí hasta que me digas que es lo que estás buscando y que planeas.- se levantó y cerró la puerta bajo llave, encendió la luz en su totalidad y se sentó detrás de su escritorio.- ¿Robaste algo?- revisó cada uno de los cajones que yo anteriormente había revisado.
.
.
.
Pasaron las horas, me sentía cansada, el sonido de la música se había dejado de escuchar y al parecer mi equipo ya se había marchado, recibí un mensaje de ellos donde me avisaban que estaban recogiendo las cosas para irse. Me quite las zapatillas que llevaba puestas, me habían herido la parte trasera del pie y me dolía, me hice unos pequeños masajes en los hombros, me sentía adolorida y cansada, quería estar en casa con Dania y Marian, mirando películas y comiendo las palomitas con caramelo que tanto le gustan a Marian, mi estómago rugía cómo un león y en cierta forma era incómodo, el silencio era demasiado y era fácil que mi estómago se escuchará rugir. Me puse de pie y camine hacia la ventana para abrir un poco las persianas, se veía bonita la ciudad de noche, al parecer había un poco de neblina y viento.
Mario: siéntate.- ordenó fríamente, cerré las persianas y camine nuevamente para sentarme en la silla que se encontraba frente a su escritorio.
T;N: ¿ya puedes dejarme ir?- suspiré con fastidio.- en casa deben de estar preocupados por mí, aparte de que tengo que estar ahí por alguien en especial.
Mario: no me importa.- me miró fijamente.
T;N: por favor, Mario.- él tragó en seco y se levantó de la silla para sentarse en la que se encontraba a mi lado, me giró para poder verme directamente a los ojos.
Mario: ¿cómo es posible que alguien tan bella tenga el alma tan podrida?- intentó acariciar mi mejilla pero luego quitó su mano cuándo reaccionó.
T;N: ustedes tienen algo que me pertenece.- me miró incrédulo.- sabes que tu padre cometió un delito cuándo nos engañó con ese matrimonio, Mario, y sabes claramente que lo sigue cometiendo al robar las ideas de los demás para conseguir éxito.
Mario: ¿cómo sabes eso?- se alejó de mí por unos momentos.
T;N: leí un papel que estaba en tu escritorio en dónde había logrado que otras personas le entregarán los diseños sin ellos estar de acuerdo.- metió su mano entre su cabello desordenado y lanzó un suspiro lleno de frustración.- voy a denunciar a tu padre por todo lo que hizo.
Mario: ¿ah sí?- tensó su mandíbula, yo asentí sin dudarlo.- el contrato que tu padre firmó ya no existe, hace años que ese documento se quemó.
T;N: es mentira ¿cierto?- se recargó en la silla y me miró fijamente.- estás mintiendo porque no quieres que metan a tu padre a la cárcel.
Mario: no miento.- se quitó la gabardina que traía encima, ni siquiera me había dado cuenta de que él estaba vestido con la temática del evento.- es así, cuándo tú y yo nos separamos, mi padre dió por concluido el contrato y lo hizo pedazos una vez que saliste de la oficina, mi madre es testigo de eso.
T;N: no puede ser.- tomé mi cabeza con ambas manos y las apoye sobre mis piernas, ¿ahora que se supone que haría?
Mario: no entiendo porque quieres lastimar más a mi padre.- suspiró.- ya tiene suficiente con la vida que está llevando ahora.- se puso de pie y saco una caja con papel azul, la colocó encima del escritorio y sacó una bandita café.- pon tu pie aquí.- señaló su regazo, me negué enseguida mientras alejaba la silla, él arrastró nuevamente la silla hacia él y tomó mi pie para colocarlo encima de su pierna izquierda, levantó un poco mi vestido y ladeó un poco mi pie para poder poner la bandita en la herida que la zapatilla había causado.
T;N: gracias.- él asintió, cerró la caja nuevamente y yo bajé mi pie de su pierna. Mi celular sonó en mi bolso, lo saqué de inmediato y note que Marian me había enviado mensajes desde hace un rato, estaba preocupada, el último mensaje fue hace unos segundos y se trataba de una foto de Dania dormida con un trozo de fresa en su pequeño puño, sonreí inconscientemente al verla.
Mario: ¿es tu novio?- termine de mandarle el mensaje a Marian diciéndole que estaba bien y guarde nuevamente mi celular.- sonríes cómo sí acabarás de ver algo increíble.
T;N: es que lo ví.- lo miré y él asintió, sus ojos navegaron por todo mi rostro en cuestión de segundos.- tengo una bebé.- termine por decirle, no le diría las cosas cómo tal pero al menos quería dejarle en claro eso, no me gustaba la idea de negarla. Sus ojos se humedecieron en instantes pero él trato de ocultarlo, jugué con mis dedos y él soltó un suspiro.
Mario: ¿de verdad?- asentí.- te felicito, creo que esa es una razón suficiente para que dejes tu odio a un lado y dejes que la vida se encargue de lo que te hicimos, yo ya lo estoy pagando poco a poco.
T;N: aunque no quiera hacerlo, dices que dicho contrato ya no existe, solo queda el que mi padre tiene en su poder y pues claramente no serviría de mucho.- suspiré.- en fin, me iré a casa ahora.- me puse de pie pero él me detuvo, me sentó nuevamente en la silla y me miró.
Mario: no dije que ya podías irte.- se levantó y apagó la luz de la oficina para solo dejar la lámpara encendida.- hoy bebí mucho y mi vista se siente cansada ya, es mejor así.
T;N: de verdad necesito irme.- lo miré fijamente.- mi hija me necesita, no puedo dejarla sola durante toda la noche.
Mario: está con tu mejor amiga, ¿qué puede suceder? ¿no confías en ella?- suspiró mientras se sentaba frente a mí nuevamente.- solo quiero pasar una noche contigo, solo eso te pido, quiero platicarte un sin fin de cosas que sucedieron cuándo te fuiste, quiero desahogarme hoy, porque te juro que siento que me ahogo.
