Terminé de darle la comida a Dania, hoy tenía pensado llevarla a un parque para enseñarle a caminar nuevamente, afortunadamente algunas personas estaban llegando a mi agencia para informarse sobre nuestros eventos y firmar contratos, eso me hacía sentir un poco más tranquila económicamente.
Mi padre, Adam y yo hemos estado saliendo juntos para seguir recuperando todo el amor que antes tiramos a la basura, mi padre se ve más tranquilo ahora pero no deja de mencionar a mi madre en cada conversación, supongo que la extraña.
Mi celular comenzó a sonar, era una videollamada solicitada por Mario, enseguida recorrí para responder, él parecía estar dentro de su auto y se veía sonriente.
Mario: ¿estás en pijama?- sonrió, yo asentí.- bueno, no me importaría llevarte así de día de campo, así que estoy casi a nada de llegar por ustedes, tenemos una cita hoy.
T;N: ¿por qué?- él se encogió de hombros.- no podemos salir juntos, sí tu padre nos descubre...- él me interrumpió.
Mario: dejemos de pensar en mi padre y su desgraciada vida ¿de acuerdo?- suspiró.- quiero pasar tiempo con ustedes, las llevaré de día de campo, preparé sándwich, fruta picada, jugos, dulces y una enorme sandía.
T;N: de acuerdo.- sonreí.- voy a cambiar a Dania y te esperamos aquí.
Mario: de acuerdo.- sonrió.- nos vemos en un momentito.- asentí y él colgó la llamada, me sentía cómo una adolescente, tomé a Dania en mis brazos subí rápidamente a mi habitación, ya sabía lo que le pondría a Dania, el vestido que Mario le había mandado hace tiempo pero que no había tenido oportunidad de ponerle, afortunadamente nos habíamos duchado hoy por la mañana, solo teníamos que quitarnos la pijama.
Le coloqué el vestido a Dania, ese color le sentaba muy bien, al parecer le había encantado el moño que tenía en su pancita, dejé su cabello libre y solo le coloqué otro moño de color blanco para que su cabello no le obstruyera su cara, la dejé sentada en el centro de mi cama y entonces me puse a buscar yo algo bonito para ponerme, saqué unos cuántos vestidos, faldas y jeans, hice a un lado los que no me convencían y me quedé con los más bonitos.
Al final me decidí por un pantalón de mezclilla, camisa blanca y mis tenis blancos, dejé mi cabello suelto y me coloqué un poco de perfume, le hice lo mismo a Dania, la tomé nuevamente en mis brazos y bajé a la sala para esperarlo.
Pasaron al rededor de 10 minutos y escuché el timbre de la puerta exterior sonar, apagué todas las luces y me dispuse a salir cerrando perfectamente la puerta, abrí la del portón y lo miré vistiendo casi lo mismo que yo, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo, él se embobo al ver a Dania con el vestido que él le había regalado.
Mario: ¡Sabía que te quedaría perfecto!- pude ver qué sus ojos brillaban cómo sí quisiera llorar de alegría, la tomó en sus brazos para dejarle besos en las mejillas.- vámonos, no quiero que la fruta se caliente.- asentí, él abrió la puerta trasera para subir a Dania en el asiento especial, al parecer ya había comprado uno. Me subí en el asiento del copiloto y él después comenzó a conducir.
Mario: quiero que hoy sea un día diferente.- sonrió.- no soporte estar tanto tiempo sin ustedes, por un solo día quise dejar a un lado los pendientes y disfrutar de mi casi familia, mi madre me dijo que podía venir sin problema y que me guardaría el secreto.
T;N: cuándo tu madre comenzó a revelar lo de la existencia de Dania...le tomé un cierto coraje.- suspiré.- pero ahora le agradezco por haberme orillado a decir lo que era correcto, y claro que yo ni siquiera tuve que decir nada.- reí.- tiene un hijo tan necio e inteligente.
Mario: me gusta que pienses que soy inteligente.- sonrió con dulzura, yo solo rodé los ojos.
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Terminamos de colocar la suave sábana sobre el césped, habíamos venido a un lugar alejado del centro de la ciudad, podíamos ver el atardecer y a su vez los árboles nos cubrían de los rayos del sol, él colocó una canasta sobre la sábana y después la enorme sandía que él anteriormente había mencionado, bajó la silla de seguridad de su auto y ahí sentó a Dania para que no se cayera en el césped.
T;N: creí que lo de la enorme sandía era una broma.- reí.- ¿con que se supone que la cortaremos?
Mario: uhm...no pensé en eso.- se quitó su calzado y se sentó con las piernas cruzadas.- ¿crees que sí la lanzo se parta en pedazos?
T;N: ¿así cómo Sid en la era de hielo?- asintió emocionado.- no creo, se llenará de tierra.
Mario: entonces no comeremos sandía.- suspiró resignado.- soy un idiota, debí traer un cuchillo o alguna navaja para cortarla.
T;N: bueno, no pasa nada.- suspiré.- cuándo lleguemos a mi casa comemos un poco o te doy una porción y así compartimos de una forma justa.
Mario: de acuerdo.- sonrió.- ¿quieres comer?- asentí, abrió la canasta y sacó los sándwich para después colocarlos sobre la sábana, también traía jugos y un biberón.
T;N: ¿Le darás biberón a Dania?- asintió.- ella ya sabe tomar en vaso o botella, no es muy necesario el biberón.
Mario: oh...claro.- sonrió apenado y volvió a guardar el biberón en la canasta.- entonces comamos.- tomé el sándwich y le quite el envoltorio, Mario sacó un pequeño plato en forma de mariposa y le puso un poco de fruta a Dania, ella enseguida la tomó con una sonrisa. Tomó un sándwich también y comenzó a comerlo, su mirada estaba fija en el cielo, tenía una sonrisa forzada debido a que su boca se encontraba llena.
T;N: mi tarde de hoy sería muy básica.- suspiré.- me pondría a hacer limpieza, tal vez visitaría a mi padre y a Adam, después regresaría a casa y prepararía la cena para ambas, después mirariamos alguna película animada, nos pondríamos la pijama e iríamos a dormir.
Mario: ¿Entonces salvé su tarde?- asentí y él sonrió victorioso.- ¿Marian no te visitaría hoy?
T;N: tu mejor amigo la tiene perdidamente enamorada.- reí.- le gusta hacerle postres y llevárselos sorpresivamente al hospital a la hora de comida, su vida se basa en trabajar en la agencia y visitar al amor de su vida.
Mario: que mala.- burló.- no debería de dejarte tanto tiempo sola.
T;N: está bien.- suspiré mientras arrugaba el papel donde estaba envuelto el sándwich.- pasó mucho tiempo a mi lado, sufriendo conmigo y arreglando mis desastres emocionales, tiene que vivir cómo a ella le guste, ser libre y sentirse amada, estoy bien con eso.
Mario: ¿y tú cuándo serás feliz?- bajé la mirada al césped, él tomó mi mano con delicadeza.- entiendo que por el momento estés pasando por cosas complicadas, y que cuidar de Dania te acorta muchas cosas que quizás desearías hacer, pero mereces ser feliz y sentirte amada.
T;N: no romantizo la maternidad porque vaya que es muy complicado.- miré a mi pequeña, seguía comiendo la fruta que Mario le había dado mientras veía a los pájaros caminar frente a nosotros.- pero cuidar de ella es increíble, es una niña maravillosa que aporta mucha felicidad a mi vida, es mi otra mitad y mi verdadero amor.
Mario: ¿no crees que sería más sencillo para ti sí ambos cuidamos de ella?- lo miré confundida.- digo...no es que te esté proponiendo matrimonio y que nos mudemos juntos...bueno puede ser que sí...- sonrió con nerviosismo.- digo que sería más sencillo para ti, cuándo se levanté por la madrugada yo la cuidaré mientras tú duermes, yo preparo el desayuno mientras tú le das una ducha, tú preparas la cena mientras que yo pongo las películas en la televisión de nuestra recámara.
T;N: eso suena cómo una película de romance, en dónde todo es color de rosa.- reí.
Mario: hablo en serio, T;N.- dejé de reír y enseguida él acarició mi mejilla.- hace tiempo rogué para poder verte aunque sea una sola vez, pero ahora se me hace tan difícil alejarme de ti, no quiero que nadie te lastime de nuevo y tampoco puedo dejar de amarte cómo lo hago, quiero formar una familia contigo, conseguir que cumplas tus sueños y visitar a tu familia en fechas importantes, hacer día de campo los fines de semana con ellos, ir a comer a casa de mi madre...- lo interrumpí enseguida.
T;N: tu padre fue muy convincente cuándo me dijo que le haría daño a mi familia, no quiero que eso pase.- mordió su labio inferior y bajó la mirada, coloqué mi dedo índice debajo de su barbilla y elevé su rostro.- despertaste los sentimientos que tanto me había costado ocultar, me siento cómo una adolescente estúpidamente enamorada cuándo te veo, cuándo estás cerca siento que mi corazón se acelera...- sus mejillas estaban sonrojadas, dejó de mirarme e hizo una mueca, dejé un beso suave en su mejilla, pude notar que intento sonreír pero quería ocultarlo.
Mario: ¿Entonces por qué es tan difícil para ti aceptar que nos casemos?
T;N: porque las circunstancias no nos permitirían hacerlo.- suspiré.- te propongo algo.- me miró atentamente.- seamos novios por ahora, pero que nadie lo sepa, mucho menos tu padre.
Mario: ¿Hablas en serio?- sonrió, yo asentí energía.- pero será muy difícil mantenerlo oculto, quiero verte todos los días, salir con ustedes al parque o a comer.
T;N: seamos pacientes, nuestro momento llegará.- él suspiró, acaricié su mejilla y dejé un beso en sus labios, quizás me ví muy lanzada pero era algo que realmente deseaba hacer. Él sonrió con dulzura y me besó haciendo que cayera sobre el césped, ambos reímos, incluso Dania lo hizo haciendo que nuestra atención se centrará en ella.