• Say You won't let go- James Arthur
Me levanté con la sábana blanca envuelta en mi cuerpo, a mi lado estaba vacío pero con la manta perfectamente tendida, me coloque mis sandalias y me coloqué mi ropa de pijama encima, después me dirigí al baño para lavarme los dientes, la ducha estaba húmeda, parecía que anteriormente ya se habían duchado así que supongo están en la cocina o de última salieron a dar un paseo por la playa, me quité la ropa cuándo termine de lavarme los dientes, después abrí la ducha y acomodé el agua para que estuviera tibia, entre y dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo mientras yo me masajeaba el cabello con el shampoo, después llene de jabón mi cuerpo y comencé a frotarlo suavemente con una esponja que recién había sacado de su paquete, me sentía tan bien, me sentía más plena que nunca y jamás me había imaginado que este momento llegaría, estar en un lugar hermoso junto a los dos amores más grandes de mi vida.
Terminé de ducharme y me coloqué un vestido suave y largo de color salmón, dejé que mi cabello estuviera suelto para más comodidad y después me coloqué las sandalias, no sé sí ellos ya habían desayunado, salí de la recámara y observé que todo estaba limpio, no había rastros de que él haya preparado algo de comida, salí de la pequeña casita y respire hondo al sentir la suave brisa acariciar mis mejillas, la vista era perfecta, tenía el mar a unos cuántos metros y se veía hermoso, el sol se reflejaba en las olas y lo decoraba al final.
Miré a lo lejos a Mario, estaba sentado a la orilla del mar mientras el agua mojaba sus pies descalzos, en sus brazos tenía a Dania quien al parecer estaba dormida, a su lado tenía un castillo de arena que muy apenas alcanzaba a tocar el agua, me acerqué a dónde se encontraban y acaricie la nuca de mi esposo, él me miró asustado pero después se relajó y me sonrió.
T;N: creí que estarían en cama aún.- suspiré y me senté a su lado.- pero desperté y ustedes ya no estaban.
Mario: creo que nuestra princesa estaba teniendo una pesadilla y se despertó llorando.- acaricié la frente de Dania y ella se acurrucó más en los brazos de su padre.- así que decidí traerla para que no te despertará, intento hacer un castillo de arena pero se quedó dormida en cuánto puso la primer tina.- sonrió con ternura al verla.- quería sorprenderlas y prepararles algo de desayunar pero mi bebé cambió mis planes, espero que hayas dormido muy bien.
T;N: anoche quedé muerta.- reí.- desde que estoy contigo duermo tranquila.
Mario: eso me gusta.- pasó su mano por mi mejilla y al final acarició mi barbilla.- estar aquí me hace pensar en muchísimas cosas, siento que estoy volando en una nube y que esta de pronto se va a esfumar, voy a caer y me daré un duro golpe de realidad, pero luego te veo tan real, tan mía, y eso logra que deje de pensar en esas cosas.
T;N: creo que pensamos lo mismo.- suspiré.- fue tan difícil lograr lo que hasta ahora hemos logrado que incluso pienso que aún estoy soñando, despierto por las mañanas con miedo a que tú no estés y que verdaderamente haya estado soñando contigo, no quiero que te vayas nunca de mi lado.
Mario: sería un estúpido sí en algún momento se me ocurre la tonta de idea de irme.- me miró fijamente.- eres lo más bonito que he tenido en mi vida, me has dado muchísimos motivos para ser feliz, y cada día que pasa te amo más, hace unos meses se me hacía imposible poder volver a conquistarte, incluso miraba lejano el día en el que tú y yo formaramos una familia, y el tiempo pasó tan rápido pero dejó muchas marcas en mí, buenas y malas, agradezco que después de toda la mierda que vivimos, al fin podamos ser felices.
T;N: muchas veces intenté convencer a mi corazón de que tú ya no estabas, pero muy en el fondo sabía que tú aún existías ahí en ese corazón y que volverías a mí.- lo miré y sonrió.- nunca te odie ni un poco, disfrace el amor con un odio fingido que jamás existió.
Mario: ahora que veo el mar y el cielo quiero, deseo y anhelo que nuestro amor sea así.- lo miré confundida, él pareció notarlo.- quiero que sea infinito y que jamás logren ver el final de el.
T;N: eso sonó muy bonito.- sonrió orgulloso.- te amo, Mario, y te amaré hasta que Dios me lo permita.
Mario: y yo te amo a ti, y lo haré siempre me lo permita o no .- ambos reímos, nos miramos por unos segundos y después unió sus labios en los míos con suavidad, después recargue mi cabeza en su hombro para después sentir su cabeza posarse en la mía, siempre había deseado este momento y si pudiera detener el tiempo, lo haría sin dudarlo.
Mire al cielo con un poco de sentimiento y dije en mente... mamá, papá, pueden estar tranquilos, su pequeña hija ya está siendo feliz con el amor de su vida, cuidaré de su nieta cómo seguramente a ustedes les hubiese gustado cuidarla y amarla, gracias por tanto.
Lancé un suspiro y levanté un poco mi cabeza para poder mirarlo, él abrió sus ojos al sentir mi movimiento, me sonrió y segundos después me besó.
Jamás me cansaré de luchar por ti, amor.
Fin.
