El fuerte sonido de la lluvia me hizo despertar, entraba el delicioso olor de la tierra húmeda por la ventana, tenía una sábana azúl cubriendo mi cuerpo desnudo, él no estaba al otro extremo de la cama.
Me levanté y me coloqué mi ropa interior, después me coloqué la camisa de él que se encontraba sobre el sofá, abrí la puerta de su habitación y camine hacia la habitación de Dania, la puerta estaba abierta, él estaba arrodillado frente a la pequeña cama y sostenía a mi hija con sus manos mientras ella reía emocionada dando brinquitos, no pude evitar sonreír, se veían tiernos, ahora me doy cuenta de que él es y será un excelente padre, al principio tuve mis dudas y también tenía miedo de que él siguiera el ejemplo de su padre, me aterraba pensar que podría tratar mal a Dania cuándo hiciera algún berrinche o que no le daría el amor que ella merecía, mis pensamientos se equivocaron nuevamente.
Dania me miró y gritó "mamá" con su voz entrecortada, Mario la miró sorprendido y después me miró a mí.
Mario: ¡Al fin pude escuchar!- dijo con un tono voz lleno de ilusión, me acerque a ellos y me puse en cuclillas para estar a la altura de mi bebé.- ahora solo falta que diga "papá", cuándo eso pase seguramente verás mi lado más cursi, más llorón y exagerado.
T;N: últimamente le estoy enseñando a decir palabras, ella sabe decir algunas pero seguramente te está haciendo sufrir.- reí mientras acariciaba la mano de Dania.
Mario: por cierto, te ves preciosa con mi camisa puesta.- sonrió, sentí mis mejillas calientes y le sonreí con nerviosismo.- fue una noche magnífica, tengo que decírtelo, me sentí en las nubes y aún sigo sin aterrizar, no quiero hacerlo.
T;N: Gracias por amarme tanto y por haberme tenido tanta paciencia.- acaricié su cabello revuelto y él asintió gustoso.- ¿quieres bajar a desayunar?
Mario: claro, vamos a preparar algo junto a la princesa más hermosa de todas.- levantó a Dania de la cama y le beso la mejilla con ansias. Ambos salimos de la habitación y caminamos escalera abajo, me encargue de encender las luces de la sala y después la de la cocina, afortunadamente todo estaba ordenado y solo nos encargariamos del desayuno.
Mario: ahí están todas las cosas, tú abre el refrigerador, la alacena, agarra todo lo que tú necesites, estás en tu casa.- asentí.
T;N: ¿irás a trabajar hoy?- abrí el refrigerador y saque huevos, jamón, leche, y después saque pan integral de la alacena.
Mario: sí, amor.- sentó a Dania en su silla especial y después comenzó a ayudarme con la preparación.- tengo algunas cosas que resolver con algunos diseños que devolvieron hace un par de días, de igual manera, espero salir temprano, quiero ir a visitar a mi madre, ayer me llamó y me dijo que nos extrañaba pero que no quería exponernos.
T;N: está muy bien.- le sonreí.- yo más tarde iré a casa con Adam, quedé en que hoy le enseñaría a cómo hacer pollo con verduras y arroz blanco.- comencé a batir los huevos en un pequeño tazón mientras esperaba a que el aceite se calentará un poco más, corté también pequeños trozos de jamón y los dejé sobre el aceite.
Mario: ya veo.- suspiró.- ¿no quieres venir conmigo a visitar a mi madre cuándo salga del trabajo?
T;N: no sé...¿me llevarás de regreso a casa?- se encogió de hombros.- me gustaría ir porque sé que quiere ver a Dania y además a mi pequeña le encanta estar con su abuelita.- hice una mueca.- te avisaré en el transcurso del día, ¿te parece?
Mario: está bien.- sonrió mientras sacaba los platos de una encimera.- mira, le compré cosas especiales a nuestra hija para sus alimentos.- dejé caer con cuidado los huevos batidos en el aceite y jamón, después lo miré, me mostraba emocionado los platos pequeños con dibujos animados y cubiertos de plástico.
T;N: oh, son hermosos.- dije fascinada, él sonrió victorioso.- dale a elegir uno, los huevos estarán en poco tiempo.- se acercó a mí y me dió un beso lleno de ternura.
Mario: sabes, he estado pensando.- suspiró mientras se acercaba a Dania.- ¿por qué no se mudan conmigo?, digo, ya somos una familia, tú y yo nos amamos, no quiero que ustedes se separen de mí o que tengamos que dormir en casas diferentes, tu casa se la puedes vender a Adam.
T;N: es complicado...- suspiré mientras cortaba en pequeños trozos el huevo.- eres una figura pública y lo nuestro aún sigue siendo secreto, además de que no sabemos cuáles sean los planes de tu padre.
Mario: ya no puedo estar un solo día sin ustedes, t;n, quiero poder dormir a tu lado y saber que al despertar tú seguirás ahí.- suspiró frustrado.- quiero que te vengas a vivir conmigo.
T;N: lo pensaré.- dije nerviosa.- ya está el desayuno.- comencé a servir en los platos, a Dania le serví solamente la porción que su pediatra me había recomendado, le serví un poco de leche y Mario preparó un chocolate frío para ambos, nos sentamos, uno en cada lado de Dania.
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Estábamos listos, Adam había llegado por mí a casa de Mario, nos habíamos duchado, yo no tuve más opción que colocarme nuevamente el vestido que anteriormente había utilizado, Dania traía puesta la pijama que Mario le había comprado y él vestía con un traje de color negro que lo hacía ver magnífico. Apagó las luces y cerró la puerta, nos dirigimos al exterior de su patio en dónde se encontraba Adam, nos saludó con la mano y una sonrisa.
Mario: vayan con cuidado, avísame en cuánto estén en casa, por favor.- le dió un beso en la frente a Dania y a mí un beso un poco duradero en los labios.- te amo.
T;N: que te vaya bien, amor, yo también te amo.- sonreí.- avísame cualquier cosa.- asintió con una sonrisa, soltó mi mano poco a poco y yo camine hasta donde se encontraba Adam.
Adam: nos vemos, cuñado.- sonrió.- suerte.
Mario: hasta luego, Adam, llévalas a salvó y avísame sí algo pasa.- mi hermano asintió, me despedí de Mario con la mano y después me subí al auto de Adam.