Capítulo 27

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Mañana sería uno de los eventos de esta jodida empresa y hoy me estaban exprimiendo peor que a una naranja, me dolía el cuello, la columna y los pies. Traía conmigo una libreta para anotar las pocas cosas que nos faltaban y otras extras que se les habían ocurrido a ellos, Noah había decidido acompañarme ya que Marian se quedó con Dania en casa y él tenía el día libre en la veterinaria que trabajaba, venía todo el tiempo detrás de mí y de vez en cuándo me daba masajes en los hombros, sabía lo cansada que estaba y lo mal que me sentía últimamente.
Noah: ¿quieres un refresco o algo?- me negué, él asintió con una sonrisa.- no sé cómo puedes trabajar en esto, es demasiado cansado estar ajustando detalles y todavía darles gusto en cosas que piden aún cuándo saben que ya todo está listo.
T;N: con ningún cliente había tenido estos contratiempos.- suspiré.- y lo mismo podría decir de tu trabajo, no sé cómo puedes atender a los perritos y practicarles la eutanasia sin derramar una sola lágrima, sería demasiado difícil para mí.
Noah: ¿y tú cómo sabes eso, eh?- me miró ofendido.- yo me encierro en el baño mientras los familiares despiden a su mascota y me pongo a llorar cómo una Magdalena.
T;N: está bien.- reí.- creo que ya he terminado por hoy con los ajustes extras que el idiota de Bautista me pidió, ¿quieres ir a comer saliendo de aquí?
Mario: ¿el idiota de Bautista?- Noah se giró y después lo hice yo, tengo que admitir que sentía vergüenza y nervios pero trate de no demostrarlo.
T;N: para nadie es una sorpresa que tú padre es un idiota, ¿a ti aún te sorprende?- hizo una mueca y metió sus manos en el bolsillo de su pantalón negro.- ya terminé de ordenar todo para mañana, solo es cuestión de que ustedes me manden los modelos de los vestidos que tienen en mente para la pasarela y yo les enviaré los que sean más adecuados para la ocasión.
Noah: ¿también haces eso?- burló.- yo creí que solo decorabas el evento y les hacías el favor de traer mesa de postres, woah.
T;N: Noah.- lo miré y él se encogió de hombros.- en fin, cómo decía, ya está todo listo para el día de mañana y cualquier ajuste que quieran hacer, o algo extra que quieran poner ya no será posible, todo está terminado y preparado.
Mario: de acuerdo.- asintió.- le informaré a mi padre en cuanto termine de hablar contigo.- me tomó por sorpresa del antebrazo y me hizo dar un par de pasos hasta que Noah me detuvo, tenía a uno de cada lado.- ¿me harías el favor de soltarla?, tengo un asunto que arreglar con ella.
Noah: no.- respondió firme.- ella y yo tenemos una comida pendiente, además de que según tengo entendido, ya ha terminado todo lo que tenía pendiente aquí, no le veo ningún caso a que siga pegada a ti.
Mario: por sí no estabas enterado...- se acercó amenazante a Noah y lo miró fijamente, colocó su mano sobre el hombro de mi amigo y sonrió.- tenemos algo que nos une y puedo hablar con ella cuando se me antoje, y sí no sabes a qué me refiero te lo diré, tenemos una hija juntos.- suspiró y sonrió a su vez triunfante mientras se alejaba de él y volvía a tomarme de la mano.
T;N: tampoco es cuándo se te antoje, eh.- lo solté de inmediato y mire a Noah.- vendré enseguida, espérame sí gustas.- él asintió con una sonrisa mientras tomaba la libreta que yo antes traía. Mario iba caminando a mi lado con mucha elegancia, podía notar que estaba tenso por cómo se veía su mandíbula, bajamos del elevador y después entramos a su oficina, él cerró la puerta detrás de mí.
Mario: le compré esto a nuestra hija.- caminó hasta donde estaba su escritorio y sacó una bolsa color rosa con listones dorados.- es un conjunto que miré en una boutique y no pude evitar imaginarla con ello puesto, ábrelo sí gustas.- asentí, él se recargó en el escritorio para mirarme. Abrí la bolsa y saque el papel decorativo, había un vestido color celeste con un moño blanco en la cintura, también había una cajita color blanca que contenía una pulsera de oro con un pequeña mariposa.
Mario: quería entregárselo yo pero es posible que tenga mucho trabajo estos días.- suspiró.- aún así espero verla y que tú me permitas hacerlo.- suspiré y cerre nuevamente la cajita para luego caminar hacia a él, me miró con curiosidad, metí la caja con dificultad en el bolsillo de su pantalón y me alejé nuevamente.
T;N: es mejor sí tú se la das y se la pones cuándo tengas oportunidad de verla.- mordió su labio inferior y ahora él se acercó a mí.- gracias por el vestido, estoy segura de que le quedará muy bonito.
Mario: ¿por qué siempre me pones tan difícil todo?- lo miré confusa, enredó su cabello entre sus dedos y lanzó un suspiro.- estoy tratando de contenerme, de alejarme sentimentalmente de ti, pero todo lo que tú tienes me atrae, no hablo solamente de mi pequeña hija, todo tu cuerpo me dice que vaya hacia a ti, cómo sí fueras un imán, cómo sí me hubiera hipnotizado y yo tenga que estar cómo un tonto enamorado detrás de ti, creí que ya no te amaba como antes, pero puta madre, te amo más que antes, más que nunca y lo peor de todo es que mañana lo volveré a decir porque para mí mala suerte cada día te amo un poco más.- sentí un nudo en la garganta, colocó sus manos alrededor de mi cuello y me atrajo hacia él para besarme, podía sentir la humedad de sus labios y las ganas que tenía de hacerlo, mis piernas se sentían débiles y mi corazón retumbaba en mi pecho, tomé sus brazos para alejarlo pero ni siquiera empleaba mucha fuerza para lograrlo, no quería hacerlo, solté la bolsa de regalo para Dania y me deje llevar por un momento, mis manos bajaron hasta su cintura mientras sentía que mis piernas se doblaban gracias al sofá detrás de mi, ambos caímos pero él me detuvo para que me recostara suavemente, no sé porque estaba haciendo esto y sentía que mis ganas de besarlo eran más fuertes que mis ganas de separarme de él, su mano bajó a mi pierna y la subió sobre su cintura, sentí un escalofrío en el cuerpo y mi piel se erizó, él lo notó ya que sonrió y siguió acariciando la piel de mi cintura.
T;N: no, espera.- lo empujé tratando de levantarme pero él lo evitó, dejó un beso diminuto en mi nariz y acarició mi mejilla.
Mario: no haré nada de lo que te estás imaginando.- suspiró.- y no porque no tenga ganas o porque no te desee, sino porque aún no es el momento, algo que no te prometo es contenerme al momento de tenerte cerca, extrañaba la frescura y suavidad de tus labios, gracias por corresponder a mi beso y hacerme el día un poco más tranquilo.
T;N: tengo que irme, seguro Noah está ansioso.- me ayudó a levantar y después me entregó la bolsa de regalo que había tirado.
Mario: ¿hay algo entre él y tú?- negué enseguida mientras acomodaba mi cabello.- pareciera que él se siente dueño de ti, puedo ver la forma en la que te habla, en la que te mira, y para ser sincero no me gusta. 
T;N: no tendría que darte explicaciones.- suspiré.- pero lo haré, él es mi mejor amigo y digamos que estuvo conmigo en mis momentos más complicados.
Mario: espero que no se sienta el padre de Dania porque eso sí no lo voy a permitir.
T;N: de acuerdo.- reí.- mañana no vendré al evento, probablemente Marian sea la que asista, últimamente no he pasado mucho tiempo con mi hija y ya la extraño.
Mario: está bien, no tienes que darme explicaciones.- acaricio nuevamente mi mejilla.- ve con cuidado a casa y avísame en cuánto estés ahí, no te pierdas por ahí con ese, estaré al pendiente.
T;N: cómo digas.- pase por su lado y él me detuvo por unos segundos, mirándome con regaño.- te avisaré cuándo esté en mi casa, pero antes pasaré a comer algo con Noah y no te estoy pidiendo permiso, aclaró.
Mario: no sé porque esto tiene que ser así.- suspiró frustrado.- está bien, vete y ya no descuides tanto a mi hija.- me soltó y se dió la vuelta para luego sentarse detrás de su escritorio.
T;N: ¿estás molesto?- burle al ver su ceño fruncido y su nula intención de verme a los ojos.
Mario: es mejor que te vayas, tu amigo debe de estar ansioso.- burlé en silencio y después salí de su oficina, lo miré por una parte de la ventana que estaba descubierta, parecía que quería golpear algo pero en su lugar solo tensaba sus puños y fruncía la nariz.

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