Un año después.
Este último año me ha traído cambios importantes.
Los pongo en contexto:
Ese lunes al regresar a clases, sorpresa, sorpresa. Karla y Julian no me hablaban.
¡Qué descarados!
Sin embargo, a veces uno suele ser masoquista y este caso no sería diferente, así que traté de hablar con mi "amiga", pero ella solo me salió con vagas excusas y optó por salir cada noche. Además, Irina y Teresa se unieron a ella y también me retiraron el habla.
Aun así intenté hablar con Julian, pero él nunca me dio la cara, de hecho, era el primero en salir del aula.
Así que terminé ese año acompañada por libros y mis ganas de salir corriendo.
Sin embargo, no todo fue malo en vacaciones salí a comprar unas cosas y me topé con Carlos, el amigo de Julian, al principio me oculté de él, pero luego me lo encontré en la caja y solo me pidió tomarnos un café.
Hablamos y me contó que él también se había alejado de su amigo, que Julian estaba muy cambiado, pero yo le pedí cambiar de tema. Esa salida se convirtió en dos y así sin nada más, llevamos 2 meses saliendo.
Este sería el último fin de semana de vacaciones y lo pasaré con él. Todavía no somos novios por suerte Carlos también piensa que eso es un título inútil que por ahora no quiere en su vida.
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Salí de la ducha enrollé una toalla alrededor de mi cuerpo y regresé a mi habitación; sobre mi cama estaba la ropa que me pondría. Me coloqué mi ropa interior seguida de la franela manga corta de color crema, después una braga azul claro y mis fieles converse. Caminé a mi peinadora y me arreglé un poco.
Agarré mi pequeño bolso que había preparado antes con algunas cosas que iba a necesitar y salí de mi habitación.
Pasé por la cocina y tomé una manzana, una pera y una botella de agua. Avance por el pasillo para salir de la casa.
—¿A dónde vas Vanessa? —me interceptó mi padre cuando pasé por la sala principal.
—Voy a pasar el fin de semana en casa de Karla —respondí con naturalidad.
Eso era lo bueno de tener padres ausentes; ellos jamás se enteran de nada.
—Pásala bien hija, mucho juicio. —Sonreí y asentí «Claro que la pasaré genial» pensé—. Recuerda que mañana salimos a New York, regresamos en dos semanas.
—Sí papá, ya lo sé —contesté con algo de impaciencia—. ¡Qué tengan un maravilloso viaje!
Salí de la casa, guardé mi bolso en el maletero y subí a mi magnífico Camaro z28 que es tan oscuro como una noche sin estrellas. Encendí el motor y dejé que rugiera como pantera marcando su territorio.
Puse la radio y arranqué a casa de Carlos. Atravesé la ciudad al ritmo de Voz Veis cantando El farolito. La canción me transportó a aquella mañana antes de que todo se fuera por la borda, tropecé con un chico, por alguna razón no lograba sacarlo de mi cabeza. No podía negar que era guapo.
Por fin llegué a la casa de mi sex-amigo y toqué dos veces la corneta del auto, apagué el motor y bajé la ventanilla, siempre era lo mismo, yo muy puntual y él... Era muy Carlos.
Pasado un par de minutos lo vi salir de su casa en chándal y con cara de dormido, vaya pinta.
—¡Hola preciosa! —Me saludó asomándose por la ventanilla del conductor—. Pasa mis padres no están, yo... —Lo miré entrecerrando los ojos—. Me cambio y salgo.
Metió un poco la cabeza dentro del auto y me dio un suave beso en los labios.
—Ve a vestirte, yo te esperaré aquí —manifesté un poco mordaz.
—De acuerdo, prometo darme prisa —dijo sonriendo.
—Más te vale, se supone que son los hombres quienes esperan por las mujeres y no al revés —le recordé algo irritada, esto se había convertido en una fastidiosa costumbre.
—Valeee —respondió alargando la "E" Le saqué el dedo medio y negué con la cabeza.
Carlos soltó una carcajada y entró a su casa. Yo tomé mi celular y comencé a ver videos de perritos.
De pronto, un auto logró encandilarme un poco cuando se estacionaba a un puerto frente a mí. Solté un bufido y seguí en lo mío, supuse que eran los padres de Carlos y la verdad no tenía ganas de conocerlos, pues eso haría formal una relación que en definitiva no tenemos
Sin embargo, mi mala suerte era tal que escuché la inconfundible risa de Julian, alcé la vista solo para verlo junto a Karla, ella sonrió mientras él la tomaba por la cintura y la besaba. Expulsé todo el aire de mis pulmones y me tragué mi rabia.
***
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Revelaciones Íntimas
ChickLitVanessa es una joven estudiante del internado católico más prestigioso del país. Sus ausentes padres la enviaron a ese instituto con el deseo de mantener alejada a su hermosa hija de los pecados del mundo. Sin embargo, su hija, estaba lejos de ser l...