—Me alegro por ustedes —les expresé cuando logré calmarme.
—¿No estás molesta? —preguntó Carlos en tono cauto como si esperara una explosión por mi parte.
—¿Por qué? Porque te gusten las pollas. No, de hecho, siento mucha curiosidad y quiero detalles.
—En definitiva, amo a esta chica, es que eres mi yo, en versión femenina —declaró Luciano.
Sin embargo, al ver a Carlos, entendía por qué actuaba así, era muy parecido a lo que había pasado anteriormente, pero no era igual, él había tenido la consideración de hablar conmigo y eso era mucho más importante que cualquier cosa.
—Escucha, no tengo nada que reclamarte, al contrario, déjame agradecerte por hacerme parte de esto y no hacerme a un lado. —Carlos suspiró y me sonrió aliviado a través del retrovisor.
Luciano tomó mi mano y la apretó en forma de agradecimiento.
—Bueno listo pasado ese tema, vamos al siguiente —festejó Luciano, pero su voz adoptó un tono sensual, giró en su asiento y me miró con una amplia sonrisa e indagó—. Vanessa ¿Has ido a un círculo de masturbación?
—No, pero claro quiero ir —indiqué sin pensarlo dos veces.
—¡Amo a esta chica! —proclamó de nuevo Luciano soltando una carcajada.
—¡Te lo dije! —se enorgulleció Carlos riendo con él.
—Presiento que seremos buenos amigos —manifestó Luciano aplaudiendo feliz.
—Sí, sí. —Los alenté un poco avergonzada, pues no sabía que venía después de toda esta noticia—. ¿Me van a decir a dónde vamos? —pregunté con la curiosidad a flor de piel.
—Mejor te lo mostraré en vivo y directo —alardeó Luciano.
Fue cuando me di cuenta de que el auto se había detenido.
Bajamos el vehículo y evalué el lugar, pero jamás había estado aquí, detallé el edificio que se alzaba ante nosotros. La fachada era oscura y en letras neón decía: "Hunter" Sin duda tenía aspecto de sexo clandestino.
Carlos colocó su mano en mi cintura guiando mis pasos dentro del local. Si afuera era sencillo en su interior todo derrochaba lujo; había una amplia barra de granito color negro con banquillos altos de semicuero, tenía mesas redondas de acrílico rojo regadas por toda la estancia con sillas a juego, en el fondo de la estancia estaba una pista de baile, las camareras iban vestidas con disfraces atrevidos y servían tragos. La luz era tenue dando un ambiente relajado y lleno de complicidad.
—Bienvenidos al Hunter —Nos recibió una chica vestida de policía—. ¿Un Trago? —Nos ofreció, miró a Carlos y se mordió el labio tan fuerte que hasta me dolió a mí.
—Tenemos reservación en la sala cereza —notificó Luciano serio, la expresión de la chica cambió por completo.
¿Celos? Puede ser.
—Muy bien síganme, por favor.
Eso hicimos, caminamos detrás de la chica policía hasta que llegamos a un ascensor.
—¡Disfruten! —se despidió, pensé que entraría con nosotros.
Luciano marcó el piso 3 y el aparato enseguida cobró vida; las puertas se abrieron y un pasillo de color cereza se alzó ante nosotros, salimos del ascensor.
Caminamos por un pasillo, giramos a la izquierda y Luciano tocó una puerta.
—Pases para tres por favor —habló mi joven amigo chef.
Nadie respondió solo deslizaron por debajo de la puerta tres llaves magnéticas. Carlos las levantó del suelo y se las pasó a Luciano, hasta ahora era una simple espectadora, pero debía admitir que todo este juego me intrigaba y me excitaba en partes iguales.
Volvimos y caminamos hasta la mitad del pasillo, entramos a una sala llena de casilleros, allí nos recibió una chica desnuda, no parecía estar avergonzada, sin poder evitarlos los tres no les quedamos mirando. Es que en serio tenía un buen trasero.
—La llave, por favor —pidió ella encantada por la atención que recibía.
Luciano se las pasó y ella asintió, abrió los casilleros y colocó tres cestas frente a nosotros, los chicos agarraron las cestas y las colocaron en el suelo, yo tomé la mía, sin entender que debía hacer.
—Desnúdate —me indico amablemente la chica.
Miré a los chicos estaban casi desnudos ya, me quité la camisa a toda prisa, seguido por el short, busqué la mirada de Carlos y me deshice el sujetador dejando mis pechos desnudos ante él, sin cortar el contacto visual bajé lentamente mis calzones.
—Presumida —espetó Luciano en tono burlón.
—Recuerden las reglas, al dar inicio al acto, no se puede tocar a los ejecutantes, tampoco se puede tocar o interactuar con los otros participantes —nos informó la mujer poniendo unas bolsas frente a nosotros.
Tomamos las bolsas y salimos de esa sala, caminamos hasta el final de pasillo y Luciano tocó la puerta tres veces, la puerta se abrió y entramos contuve la respiración al ver la sala.
En el centro de la sala había un pequeño escenario y sobre él estaba una cama circular de color rojo sangre, alrededor había pufs de colores oscuros al ras del suelo, imaginé que para estar más cómodos. Caminamos hasta un grupo de ellos y dejamos nuestras bolsas reservando nuestros lugares, sin aguantar más abrí la bolsa y revisé su contenido.
Había dos vibradores de diferente forma y tamaño, un envase de lubricante, unas pinzas para los pezones y 5 preservativos, no entendí esto último, pero igual era intrigante e interesante.
En la sala estaban al menos unas 20 personas más todas desnudas y no pude evitar notar que los penes de mis acompañantes ya estaban semi erectos.
—Ustedes de verdad se pasan —expresé riéndome ligeramente.
—¿Nosotros? —protestó Luciano haciéndose el ofendido—. Niña, tú estabas babeando —se burló Luciano limpiándome la cara.
—No me culpes, si tuviera pene también tendría una erección ahorita mismo —reconocí sin ningún tipo de vergüenza.
—Vamos por unas copas —sugirió Carlos, fue cuando me di cuenta, del por qué todos los participantes estaban reunidos allí.
Al acercarnos a la barra un chico fuerte y cubierto de tatuajes, de cabello oscuro atado en una cola y unos ojos marrones nos dio una copa de Champaña a cada uno.
Me le quedé mirando y casi me caigo al suelo cuando lo reconocí.
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Revelaciones Íntimas
Chick-LitVanessa es una joven estudiante del internado católico más prestigioso del país. Sus ausentes padres la enviaron a ese instituto con el deseo de mantener alejada a su hermosa hija de los pecados del mundo. Sin embargo, su hija, estaba lejos de ser l...