76- Que me

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Las pruebas llegaron a su fin y pasaron dos semanas antes de decirnos quienes iríamos al viaje y cuándo saldríamos.

Por increíble que pareciera, mis padres me hicieron una videollamada la noche antes del viaje.

Colombia es un país hermoso —había dicho mi madre.

Lleva ropa fresca, pero mete un par de suéter por si hace frío —sugirió mi padre.

Era tan extraño conversar con ellos, era como si nada de lo que pasó en el cumpleaños de mi madre hubiera sucedido. Básicamente, se había ido esa misma mañana, se fueron tan rápido que ni notaron la presencia de Matt en mi cama.

Tomé mi maleta, mi pasaporte, pasaje y subí al taxi.

Solo sería el fin de semana y esperaba que sucediera algo interesante.

Pasé recogiendo a Abbie y luego fuimos por Grace.

—Estoy tan emocionada —expresó Grace dando pequeñas palmaditas.

—Ya quiero conocer a ese lado de tu familia —comentó su pareja besando el dorso de su mano.

Llegamos al aeropuerto, pagamos el taxi y nos reunimos con el resto del grupo.

—Hola, chicas. ¿Qué tal todo? —nos saludó Karla de manera amable.

—Iré por algo de beber —comentó Grace ignorando a la recién llegada.

—Yo te acompaño —agregó su pareja.

—Creo que no les caigo muy bien —murmuró Karla.

—No les puedes culpar, les hiciste la vida imposible, te burlaste de ellas y las humillaste —le recordé.

—Lo sé y lo siento —manifestó ella.

—No debes disculparte conmigo —le aclaré regresando con mis amigas.

Se hizo el momento de abordar el avión y por azares del destino, el asiento de Karla quedaba justo a mi lado. Sin más nos pusimos a conversar como hacía mucho tiempo, no lo hacíamos. Ella solo se desahogó y habló hasta por los codos. De mi parte solo conté cosas que no eran relevantes en mi vida.

Luego de hora y media de viaje, aterrizamos en el aeropuerto José María Córdoba.

Pasamos por el control y buscamos nuestro equipaje. Me quité la capucha de mi pijama y salimos fuera del terminal. Descubrí con agradable sorpresa que la temperatura en este lugar era perfecta.

Llegamos a la posada donde nos quedaríamos. Me tocó compartir cuarto con Abbie, pero ambas sabíamos que ella dormiría con Grace, por lo tanto, hizo un cambio con Karla, la cual aceptó gustosa.

Luego de acomodarnos en las habitaciones, nos reunimos en el vestíbulo del hotel para salir a conocer la ciudad.

La profesora Fátima nos dividió en pequeños grupos de 6 personas.

—Recuerden que son legalmente adultos y que no buscaré a nadie en la cárcel —nos advirtió antes de irse.

Mi grupo lo conformaban: Abbie, Grace, Karla, Fernando, Andrés y obvio yo.

Salimos a conocer a la hermosa ciudad.

Grace nos llevó a hacer un tour por la zona y curiosamente terminamos perdidos por el centro de la ciudad.

Nos subimos la metrocable que nos permitió ver la ciudad de otro ángulo.

Esa noche caí como roca en la cama.

Al día siguiente nos levantamos tempranito y fuimos al parque Arví.

Se nos hizo medio día y probamos su maravillosa gastronomía.

En la noche fuimos a casa de la familia de Grace y salimos de fiesta con unas primas de ella.

Casi todas fuimos en vestidos veraniegos por el tema de clima.

Una de las primas de Grace era muy linda, su cabello negro y liso le tapaba la espalda haciendo contraste con su piel blanca, sus ojos marrones eran juguetones, y esos labios te invitaban a perderte en ellos.

Resultó que ella y yo intercambiamos un par de miradas lujuriosas y mi amiga me confirmó que su prima era bisexual, lo que me cayó como anillo al dedo.

Me acerqué a Karla disimuladamente.

—¿Ves a esa chica? —le susurré. Karla buscó con la mirada y asintió.

—Sí, es la prima de Grace. ¿No?

—Se llama Ivanna. Ve y dile que queremos pasar la noche con ella. —El rostro de Karla se enrojeció un poco.

—¿Para...?

—Sí, para follar, claro. —Ella me miró y asintió.

Observé cómo se acercó a la chica y le susurró algo, esta me miró y me guiñó un ojo.

Nunca había hecho un trío de solo chicas, pero siempre hay una primera vez y por suerte había empacado mi neceser del sex.

Caminamos de regreso hablando de trivialidades, podía notar a Karla tensa, la tomé de la mano para infundirle un poco de seguridad.

Llegamos a nuestro cuarto y cerré con llave.

Ambas me miraron una con timidez y la otra con diversión.

—Quiero que se besen para mí —ordené sentándome en una silla frente a la cama.

Ivanna se giró para quedar frente a Karla, le agarró la mano a mi ex mejor amiga y sus dedos comenzaron a subir en una caricia tierna por su brazo, luego rodeó el hombre de Karla, la sujetó del cuello y la besó con deseo.

Las manos de Karla rodearon el cuerpo de Ivanna con algo de timidez, pero se recuperó enseguida.

Comenzaron a quitarse la ropa lentamente, me senté y dejé que la escena se desarrollara, observando cómo subía la temperatura entre ellas.

—Las quiero en la cama, ahora. —Me puse de pie y saqué mi neceser del sex, lo coloqué abierto en el suelo al lado de la cama y entré en acción.

Acerqué un dilatador anal a la boca de Ivanna y ella lo lubrico de manera generosa, se lo saqué, sintiendo como mi ropa interior se humedecía. Giré a Karla dejándola boca abajo sobre la cama, le arranqué el cachetero que traía puesto y azoté su culo.

—Esto te encantará —aseguré en el oído de Karla, tratando de que se relajara. Acomodé el dilatador en su entrada y empujé un poco, de su boca salió un delicioso gemido.

Observé a Ivanna quien estaba a pocos metros de mí, acorté la distancia y la besé con frenesí, toqué sus pechos y lamí su cuello.

Tenía a dos chicas y las iba a disfrutar.

—Tócala —le ordené a Karla, ella enseguida comenzó a tocar a Ivanna, pasó sus manos por los senos, por los brazos, hasta que no se resistió más y rodeó uno de los pezones de la chica con su boca.

Ivanna gimió y tiró del cabello de Karla, esta última comenzó a tocar la vagina de la otra, la medellina arqueó su espalda perdida en el placer.

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