Revelaciones Íntimas

77- Ayudaron

Yo dejé caer mi vestido al suelo, estaba muy excitada y entraría en acción.

Aún con la ropa interior puesta me coloqué el arnés, tomé la cabeza de Ivanna y deslicé el pene de goma dentro de su boca.

Karla se levantó y tomó una toalla húmeda del neceser y se la pasó delicadamente a nuestra amante de una noche por la vagina, al terminar acercó su boca a ese preciado manjar y pasó la lengua subiendo y bajando logrando estremecer a nuestra cita.

Apreté más la cabeza de Ivanna sobre mi arnés, sujeté a Karla por el cabello y la acerqué también al arnés, ella y la nueva comenzaron a besarse y a pelearse por llevarse el pene de goma a la boca.

Me encantaba ver cómo ambas se lo llevaban a la boca y jugaban con él, aunque no sentía nada, me gustaba, el poder.

Me levanté de la cama, del neceser agarré y me coloqué un preservativo, me acosté boca arriba y tomé a Karla de la mano, ella se subió a horcajadas sobre mí y la penetré suavemente.

Ivanna abrió el neceser y sacó unas bolas chinas.

—Esto te preparará para mí. —Apartó un poco mi panty e introdujo dos bolas chinas en mi interior.

Debía admitir que me gustaba la actitud de la colombiana.

Karla retomó su movimiento y allí comenzó mi sufrimiento.

Ivanna agarró un arnés y se lo colocó, se puso un condón, le sacó el dilatador del trasero de Karla y se deslizó dentro de ella.

Comenzamos a besarnos entre las tres, cada embiste que hacía Ivanna las bolas se movían causando que yo gimiera.

Pasé las manos por los pechos de ambas disfrutando la textura, y temperatura que las diferenciaba.

Ivanna se salió de mi amiga. Karla cayó sobre mí, yo rodé y me posicioné arriba de ella. La embestí frenéticamente, haciéndola correrse.

Gritó y me clavó las uñas en la espalda.

Me salí de ella, buscando a la chica nueva, la encontré cambiándose el preservativo, caminé hasta ella y la besé con deseo. Estaba muy excitada y necesitaba encontrar mi placer.

Caímos en la cama, ella desde abajo de mí, me arrancó la ropa interior desesperada, Karla se unió a nosotras besando mi espalda, ayudó a Ivanna a desnudarme, me sacó las bolas chinas, haciéndome estremecer.

Ivanna me penetró con el arnés y Karla sacó un consolador de goma doble punta, le puso un preservativo a ambos lados y colocó una punta en la entrada de mi ano.

Retuve la respiración esperando la intrusión, Karla presionó con miedo a hacerme daño, cuando lo tuve todo dentro, observé cómo tomaba otro consolador doble punta, lo preparó y se lo introdujo a Ivanna por la vagina, Karla se acostó frente a nosotras y con la otra parte del consolador que salía del cuerpo de Ivanna y del mío, Karla se hizo una doble penetración vaginal.

Y por primera vez, le vi la ventaja de tener un bebé.

Las tres comenzamos a movernos buscado estallar en mil pedacitos.

De mí salía y entraban mis dos sex amigas de manera sincronizada, mientras yo gemía y me aferraba a las sábanas, Ivanna era penetrada por Karla, que su vez era penetrada por nosotras dos.

Gemidos, gritos y respiraciones agitadas hizo que las tres llegáramos al cielo al mismo tiempo.

El olor a sexo dentro de la habitación era tan fuerte que por un instante pensé en que todo el edificio podía sentirlo.

Cada una se acomodó en la cama tratando de calmar su ritmo cardiaco, yo comencé a reírme sin control e Ivanna me miró alzando una ceja.

—Siempre que se corre, se ríe —le explicó mi sudada amiga.

—¡Vale! Una vez estuve con un chico que al terminar estornudaba. —Estallamos en otra carcajada—. Todo muy rico, pero debo irme.

Me sorprendió y me agradó en partes iguales la determinación de esa chica.

Se levantó de la cama, se dio un baño y se marchó tan rápido como vino.

Yo por mi parte comencé a limpiar todo lo que utilizamos, recogí los preservativos y me di una buena ducha, cuando llegué a la cama estaba Karla ya dormida en la suya.

—¿Vienes a dormir conmigo? —sugirió Karla con voz de niña consentida.

—No, Karla, debes aprender a separar el sexo del amor. No todo el que tenga sexo contigo te está declarando amor eterno, simplemente es sexo, se disfruta y ya.

Me acosté en mi cama, quería compensar a Julian por quedar fuera de este trío.

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Llegamos a Venezuela el domingo por la mañana, me fui a casa y me conecté en una videollamada con mi pareja favorita, los Caluc.

—¿Cómo te fue en Colombia? —preguntó Carlos que estaba frente a la pantalla, Luciano andaba en la cocina terminando algún experimento culinario.

—Me fue bien, tuve mi primer trío lésbico. —Luciano pegó un grito y se colocó frente a la pantalla.

—¿Con quién? —indagó feliz.

—Karla y otra chica muy guapa la nena. —Ambos se quedaron serios.

—¡Vaya, alto! Retrocede un poco. ¿Karla? ¿La misma de Julian y tú? —cuestionó Carlos mirándome incrédulo.

—Solo diré que hay una tregua entre nosotros.

—No puedo creerlo niña, si hubiera imaginado que esto ocurriría en mi ausencia, te juro que no me vengo. —Luciano estaba riendo, pero Carlos se mantenía serio.

—Escucha, Karla vino a mí luego de tener al bebé, se veía desesperada, necesitaba recuperar la chispa en su matrimonio, yo solo quiero ayudar, no me quedaré estacionada allí —les expliqué con calma y luego le conté la escena que ocurrió hace ya un tiempo.

—Ok, ya follaste con Karla. ¿Qué harás con Julian? —preguntó curioso Carlos.

—Algo se me ocurrirá, pero primero debe bajar esa pancita de casado.

—¡Hey! Que yo también estoy casado y con un chef —se quejó Carlos.

—Por favor, tú siempre estarás divino, aunque te aconsejo inscribirte en un gym —sugerí divertida.

Nos despedimos luego de horas hablando. Donde aproveché y les conté lo del discurso que debía dar en el internado.

Por suerte, los exámenes habían terminado y solo faltaba dar las notas finales, por increíble que pareciera este año estaba llegando a su final. Lo mejor, era que teníamos el lunes libre, lo cual me aseguraría de aprovecharlo al máximo.

Me levanté esa mañana con una idea clara de lo que quería hacer con Julian.