Estoy furioso, realmente furioso. Mientras la harina y margarina se vuelven masa en mis manos la ira se incrementa cada vez más, alguien oso atacar a mis niñas, a mis niñas. Estoy realmente furioso.
Esta es la séptima bandeja que preparo, aloje a las niñas en una posada y contrate seguridad extra, seguramente estos tipos al ver que habíamos descubierto sus vínculos con la guardia quieren acelerar el trabajo de eliminarlos. Estoy más enojado que preocupado, he soltado un poco de dinero entre aventureros y soplones de los barrios bajos para reunir pruebas, tengo mis sospechas sobre el culpable y si llego a confirmar que es él, ni el infierno será tan piadoso.
Mientras cocino enfurecido siento como el calor inunda mi cuerpo, si, sudar me hará bien. Luego escucho las voces de mis hijas llamándome, siento como sus ánimos me ayudan a seguir amasando, luego escucho la voz de mis vecinos y de algunos desconocidos ¿Tanta gente me apoya en mi labor de amasar? Que felicidad.
Mientras me sumo en la felicidad el olor a madera quemada inunda mi nariz, si la leña del horno arde bien, esperen ¿Qué no había cambiado los hornos de leña por hornos mágicos? Además porque hay olor a pan quemado, no debería haber nada en el horno. Miro a mí alrededor y la escena se me hace familiar, fuego por todos lados, mi casa está en llamas.
Rompo la vitrina y salgo del lugar de un salto, afuera hay mucha gente, puedo ver que el fuego ha alcanzado varias casas, pero la mía fue la primera. Rápidamente reviso la zona y observo los detalles, el fuego empezó desde el frente de la tienda, fue intencional, por las marcas en el piso fue a través de magia.
Veo a mis niñas y a los aventureros están frenéticas, me acerco sonriendo y miro a los aventureros.
-¿Por qué abandonaron la posada? – pregunto seriamente
- Nos disculpamos pero nos fue imposible detenerlas – Me respondió un enano, yo solo asentí.
Rápidamente llegaron los apaga fuego y en un par de minutos apagaron todo, casi toda la cuadra fue destruida, incluso la casa de Kevin el sastre machote fue afectada, me siento mal, por mi culpa la vida de muchas personas se ha afectado. Me cerco a mis vecinos que ven como sus hogares se han perdido y me arrodillo frente a ellos, lagrimeando, está bien llorando, les pido disculpas. Ellos se acercan a mí y me sonríen amablemente, la mayoría no dice nada y eso me hace sentir peor. Después de varios minutos Eilen y Sasha me obligaron a pararme, al parecer la mayoría de mis vecinos tenían seguros y era muy probable que pudiesen reconstruir sus casas, eso no me ayudo a sentirme mejor.
Mientras miraba la escena de gente moviéndose entre los escombros recogiendo los pocos objetos que sobrevivieron al fuego, un hombre se me acerco, lo conocía bien, era Capaz. Capaz era un informante de los barrios bajos, era un humano pero sus rasgos lo ponían bastante cerca de los hombres ratas, de un muy feo hombre rata. A pesar de su mala reputación era un padre de familia dedicado, tenía tres hijos que gracias a los dioses salieron a su madre. Sin decirme nada me paso una caja y se fue, entendí que había encontrado lo que yo buscaba y que eso era problemático. Leí rápidamente la nota sobre la caja, rápidamente revise los papeles y se los pase a Eilen y Sasha, ambas me miraron confundidas, luego revisaron los papeles y me devolvieron una mirada asombrada, yo solo asentí. Solte una profunda carcajada que provoco que todos me miraran. Muy bien muchacho, muy bien, me molstaste, atacaste a mis niñas, causaste problemas a mis vecinos y quemaste mi panadería, desearas estar muerto cuando termine contigo.
- Sasha, ¿Puedes preparar el duelo?- Pregunte
- Por supuesto, es más , tengo la persona perfecta para ser el juez – Me respondió
- Eilen, necesito que adquieras ciertos terrenos como también ciertos equipos, te pasare una lista.
- Por supuesto Pam, se mas o menos que quieres – Me contesto Eilen
- Muchas gracias chicas, si la suerte me bendijo con algo fue con mis hijas y con ustedes.
Mientras ambas mujeres me miraban confundidas sonreí, hoy Pam Klau le declaraba la guerra a sus enemigos y esta guerra seria sin prisioneros ni sobrevivientes.

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Pantasya
Fantasía"Me gusta hornear pan, me gusta tanto que morí haciendo pan. Ahora que he reencarnado en otro mundo seguiré haciendo pan, porque el pan es amor, el pan es vida." Ese es el ideal de Pam Klust, un ex panadero que ha reencarnado en un mundo lleno de ma...