36.- Hester

73 11 10
                                    

Mi nombre significa estrella y como tal se esperaba que con mi voz llegase a grandes alturas pero eso no paso. Cuando joven mi voz era dulce y delicada, tan dulce que te hacia salivar y tan suave que te hacía creer que estabas en las nubes. Pero eso no importaba.

Su Nombre era Kalisto, era un joven de las tierras de Voldan. Cuando nos conocimos nos odiamos pero como ocurre en una buena historia de amor terminamos amándonos con locura. Él era el hijo de un caballero y como su padre él también lo era. Había llegado a la ciudad en un barco que transportaba al Conde de Voldan y sus hijos. El barco tenía serios desperfectos así que se quedó bastante tiempo en la ciudad. Fue durante ese tiempo que nos conocimos, yo cantaba en unos de los teatros más grandes y famosos de la zona el Agape.

Cuando nos conocimos chocamos y lanzamos nuestras respectivas bebidas sobre el otro. No fue un buen comienzo, pero considerando que cada vez que nos veíamos eran en situaciones incomodas no fue la gran cosa. No sé cómo paso, pero en algún momento la molestia de vernos se volvió alegría, y el asco de su roce en placer. Así estuvimos juntos dos temporadas completas. Pero le toco volver a su tierra, pensé que sus palabras eran vacías al decirme que volvería, pero no lo fueron, el volvió. Durante diez años en la temporada invernal el venía a mí y era mío.

Pero un día ya no regreso, solo recibí una carta diciendo que lo olvidara, que lo nuestro fue un error y que jamás volvería a la ciudad. Y jamás volvió.

Llore durante días que se hicieron meses, mi tristeza y mis gritos llenos de tristeza hicieron mi voz gruesa y doliente, ya no quise cantar y no lo hice. Pase de ser la mejor cantante a la simple sirena que lava la ropa de las estrellas del Agape. Deje que mi luz se apagara.

Y luego apareció ella, era como un pajarito que recién abandona el nido curiosa de todo. La conocí de vuelta de mis labores, una muchacha del Agape practicaba una canción que claramente superaba sus capacidades, aun así la canción era buena, no pude evitar tararearla y la pequeña niña me escucho.

Se llamaba Nana y se podría decir que casi obligo a su padre adoptivo, un amable panadero, a que me instara a tomarla de aprendiz. Me negué, sabía que como sirena la muchacha necesitaría un maestro, pero no me atrevía a tomarla bajo mi ala, un maestro debe enseñarle a usar bien sus cuerdas vocales a su aprendiz y cómo iba a hacer eso si yo ya no cantaba, así que puse una condición, una canción de desamor e ira para mí.

Quizás no lo sepas, pero ese tipo de canciones son raras, muy raras. La gente ama escribir y cantar de gente que se enamora y se quiere, así que rara vez escriben sobre lo que ocurre cuando acaba el amor. Pero apenas la pedí, la muchacha sonrió y me dijo que tenía la canción perfecta para mí. Así pasaron los días, mientras yo le enseñaba lo básico a este pajarito su padre, quien por cierto era un muy buen cantante, me enseño la canción que su hija prometió. Apenas la oí me di cuenta que era lo que estaba buscando, una canción que me dejaba expresar todo lo que sentía. La practique con entusiasmo y tras varios años pude cantar desde el fondo mi corazón. El pajarito me dijo que mi voz era hermosa, que debía darla a conocer, sonreí y compartí su opinión, quería que el mundo me escuchara. Pensé cantar en el Agape, pero no, quería algo más informal y decidi cantar en una de las plazas cercanas al mercado. El señor Pam y un par de músicos retirados me acompñarian ese dia, me puse un vestido de lentejuelas y entonces 

Rata inmunda
Animal rastrero
Escoria de la vida
Adefesio mal hecho

Apenas cante la primera estrofa la gente se detuvo a observarme pero eso no me importo, por primera vez en años solté lo que tenía adentro.

PantasyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora