˚₊· ͟͟͞͞➳ 🥝 𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 -┊『4』

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Los días pasaban rápido, cuando se está trabajando parece que las horas se van muy lentamente pero no era el caso para el bicolor, los días se pasaban veloces cuando trabajaba, cuando menos sentía ya era un nuevo día de laburar.

Pero hoy, hoy era un nuevo día de no trabajar, era domingo, amaba y odiaba los domingos, eran buenos pero estos sí se pasaban en un santiamén. Por eso lo disfrutaría al doble, sobre todo porque cierto país lo visitaría de nuevo.

¡Israel!, finalmente la mugre se reencontrará con la carne. Ah, amistades valiosas.

Israel: ¡Tanto tiempo, cariño!.― Dice tirándose a los brazos del chico que lo esperaba en la salida del aeropuerto.

Guatemala: ¡Parecen años!.― Lloriqueando contesta aferrándose a su hermano del alma.

Las personas que pasan a sus lados los miran de reojo y sonríen, parece que de verdad no sé veían hace mucho tiempo, era un lindo reencuentro, bueno, si tan solo supieran que apenas hace unas dos semanas era que no se veían.

Solamente estaban haciendo otro de sus dramas.

Israel: ¿Qué vamos a hacer hoy?.― No pregunta nada sobre lo de la última vez, a Alemania se refiere, después de todo ya estaba más que informado. Ambos empiezan a caminar al auto del chapín.

Guatemala: Primero que nada, me vine rapidito porque me avisaste que venías a última hora, no comí ni pija.― Pucherea mientras abriendo la puerta del auto una vez llegan.― Conozco un lugar donde venden unas ricas empanadas.

Israel: ¿Te gustan mucho, no?.― Riendo pregunta ya sabiendo la respuesta, su amigo era adicto a las empanadas, sobre todo de quesillo.

De camino al lugar el auto parecía una discoteca, la música hacía incluso vibrar los vidrios de las ventanas, música de todo tipo de escuchaba dentro del auto, incluso alguien en un semáforo del tocó la ventana para reírse y decirles que parecían señoras despechadas, ellos no lo negaron, Marco Antonio Solís era uno de sus amores platónicos y su música es arte puro.

Al llegar al puesto que era al aire libre, era como una pequeña champa de lámina, la señora gordita junto a dos betas hacían las empanadas rellenandólas de quesillo, chicharrón o frijol. Una vez sentados ya con la boca salivandoles la amable mujer les coloca los platos servidos.

Israel: Entonces se me acerca el intenta filtrear conmigo, ¿me imaginas con un señor gordo con barba y calvo, que mide uno cuarenta?.―

La carcajada de Guatemala casi lo hace ahogarse con un trocito de repollo que venía encima de la comida.

Guatemala: ¿Un suggar daddy?, no sé vos pero yo sí me conseguiría un viejo, especialmente árabe.― Lo señala con el cubierto.― Dinerus, dinerus, no importarme las dimas espusas.―Junta su dedo pulgar con el índice y el de enmedio moviéndolos mientras alza y repetidas veces las cejas imitando el acento árabe.

Esta vez fue Israel el que casi muere por un trozo de empanada en medio de tremenda carcajada.

Israel: ¡Me recordaste a Estados Unidos!.―

Guatemala: ¿Qué?, no me comparés con ese, yo soy más bonito, ¡hum!.― Si bueno, ambos eran tremendas divas.

Siguen hablando como pericos, riéndose y gritando de vergüenza al hablar temas sobre los tipos lindos que veían en telenovelas o dibujos animados, bueno, lo normal en sus pláticas.

De pronto Israel se queda en silencio alzando una ceja para luego entrecerrar los ojos tratando de quizá distinguir algo a la lejanía.

Guatemala: ¿Qué putas?, ¿miope?.― Ríe cuando Isra le saca el dedo medio.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora