🌑 𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 〉⋋✿ 34 ✿⋌.

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Las llamas se reflejaban en sus lentes, su ojos dorados ardían al mismo tiempo en un sentimiento que era imposible poder descifrar.

Alemania observaba aquella hoja de papel quemarse en la chimenea, ardiendo y crispando. Apretó los labios y puños hasta que estuvieron blancos, reprimió la maldición y simplemente se dió vuelta para salir de su oscura oficina.

Alemania: Tsk.

Retrocedió justo cuando estaba por tomar el pomo y se dirigió al mueble pegado a la pared, detrás de la ventana de vidrio habían distintas botellas; vino, vodka, whisky, ron, etc.

Alemania llevó el pequeño vaso a sus labios y luego echó su cabeza hacia atrás, bebiendo. El líquido se derramó como leves hilillos por las comisuras de sus labios y mancharon hasta su mandíbula.

Aquello no le importó de ninguna manera y en cambio solamente se limpió con el dorso de su mano y ésta vez no fué del vaso del que bebió, sino que, lo hizo directamente de la botella.

Cuando sus ojos buscaron el fuego que se avivaba cada vez más su vista logró captar el último trozo de hoja, las palabras estaban escritas con una caligrafía limpia y ordenada, modesta y femenina.

"Siempre tuya, Polonia".

En el enorme jardín trasero Guatemala se levantó de dónde estaba sentado y miró a la ventana de la oficina de su alfa. Suspiró y acarició su vientre, sabía que algo andaba mal, se sentía bastante agitado y había una sensación extraña en su pecho.

Como un mal presentimiento. ¿Era ésto el enlace de la marca?.

Apresurado se dirigió al interior de la mansión y casi corrió a la oficina solo para encontrar a Alemania ordenando una pila de papeles en su escritorio, todo estaba en orden. Alemania elevó la vista y le sonrió tan sereno como siempre.

Guate sonrió de vuelta y se acercó al alfa solo para fruncir el ceño, Alemania rascó su propia mejilla, un poco nervioso.

Guatemala: ¿Acaso bebiste?.

Y entonces supo que de verdad algo no cuadraba con la expresión tan relajada de Alemania. ¡Definitivamente estaba borracho otra vez!.

Guatemala rió levemente, bastante contento de tener al frágil y sonriente Alemania, pero por supuesto no preguntaría nada fuera de lugar. . .¿Verdad?.

Ale negó y abrazó al omega para hundir su rostro en el hueco entre su hombro y cuello. Guatemala ladeó su cabeza y abrazó también al otro.

Guatemala: ¿Mi amor, pasó algo malo?.

Alemania abrió levemente los ojos y suspiró negando. Se separó y se sentó en la silla esponjosa que hacía juego con su escritorio.

Alemania: Ven aquí.

Eterna Primavera no pudo negarse, no cuando la voz perezosa y ronca de su alfa le ordenaba algo tan sencillo de hacer, no podía ser tan caprichoso, ¿Verdad?

Se colocó frente a él y cuando estuvo por avanzar para sentarse en su regazo, Alemania estiró con cuidado su propia mano y detuvo con mucho cariño la cadera de Guate, empujando hacia abajo.

El chapín captó rápidamente la acción del otro e inevitablemente un enorme sonrojo cubrió sus mejillas. Musitó un quejido suave y lindo pero igualmente se puso de rodillas con cuidado.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora