CEREZOS DE PRIMAVERA.

ཫ꒪◖🌴◗𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 〉•〔15〕

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Mientras Alemania está sentado en la banca del parque navegando por las redes sociales el hombre a su lado está sentado de manera recta con el portafolio sobre sus piernas.

Anton: ¿Va a tardar mucho?.― Pregunta observando el reloj de muñeca.

El rubio cabello de Anton se mueve con la suave brisa nocturna, sus largas pestañas se baten rápidamente resaltando sus ojos de un bonito color miel.

Alemania: No lo creo. Son solo quince minutos tarde, no te alteres.― Dice guardando su costoso teléfono. Voltea a ver al beta junto a él y alza una ceja.― ¿Cansado?.

Anton: Un poco nada más. No se preocupe jefe.― Relame sus delgados labios y sonríe suavemente.

A lo lejos se escuchan pasos y al voltear a ver Guatemala está llegando, con una sudadera gris dos tallas más grande que la suya, unos jeans rotos y una gorra azul oscuro. Las botas resonaban en el pavimento.

Alemania sonríe suavemente observando al omega que caminaba glamurosas hasta llegar frente a ellos.

Guatemala: Lamento mucho la tardanza.― Se inclina y deja un suave beso en la mejilla de Ale y luego en la del hombre "desconocido" dejándolo un poco descolocado.― ¿Anton, no es así?.―

Anton: Así es, Anton Fleischer, un gusto, joven Guatemala.― Ladea su cabeza luego de levantarse haciendo una pequeña reverencia.

El chapín suelta una pequeña risa entre dientes elevando su cabeza mirándolo con una ceja alzada, éste tipo le daba vibras de ser un mafioso y no un espía, pero de una manera u otra parecía un hombre cool.

Alemania: Como sea, ¿ahora a donde vamos?.―

Ale junta sus cejas levemente mientras se levanta también metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón de tela, su saco impecable solo hacía verlo más grande y fornido aún. Guate relame sus labios y acomoda su gorra mirando detrás suyo, acción que Anton nota de inmediato.

Guatemala: Conozco un lugar cerca de aquí, podemos ir allá.― Sin esperar respuesta e incluso mientras habla empieza a caminar delante de ellos dejando un suave y casi inexistente rastro de un suave aroma cítrico.

Anton voltea a ver hacía atrás observando dos pequeños círculos rojos observándolos desde la sombra que causaba el arbusto junto al árbol. Entrecierra sus ojos y lentamente voltea de nuevo al frente.

Alemania: Es un conocido.― Dice mirando al frente observando la delgada espalda del omega.― No te preocupes.―

Guatemala: No muerde, a menos que intentés bañarlo.― Ríe entre dientes mirando la rápida sombra que se sube al frondoso árbol a unos metros enfrente de ellos.

Fleischer suspira y asiente, nunca pensó que terminaría siendo un espía de países, literalmente, pero su familia estaba en ésto por décadas, más de las que podía contar, tenía que seguir con el legado no le molestaba pero aveces, es cansado.

En menos de diez minutos de camino llegaron a un lugar bastante oscuro, al momento de entrar las luces neones moviéndose levemente rápido de un lugar a otro y la música con ritmo lento hacía a las personas entrar en un ambiente relajado.

Todos los meseros y meseras eran betas, se distinguían a leguas. Casi todas las mesas estaban ocupadas, menos la del fondo en la esquina, un cartel amarillo rectangular doblado con una base de cartón para mantenerlo de pie en medio de la mesa decía "reservado" que era a la que Guatemala los estaba guiando.