🐧 𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 ୭➛ •48•

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La sala era silenciosa, los dos asistentes que se encontraban de pie a los costados de la puerta parecían contener la respiración, temiendo molestar con su molesto sonido a su jefa.

Detrás del escritorio fino y de madera brillante se encontraba Polonia, en silencio leyendo lo que la pantalla mostraba. Sus ojos cada vez más fríos y peligrosos.

Movió su delgado dedo y con su larga y puntiaguda uña acrílica de color rojo presionó la tecla que reprodujo el video.

Los gritos y el alboroto que aquella mujer hacía en el vídeo duró al menos unos cinco minutos, Polonia lo vió al menos un par de minutos enteros.

¿Cómo sucedió?, ¿Por qué Alemania ahora contraataca? Era un idiota que se quedaba callado incluso si lo incriminaban en su propia cara, era un idiota sumiso que pudo vivir en la palma de su mano, lo usó, lo incriminó aveces en su cara de manera disimulada y este imbécil nunca hizo nada.

Sabe que Alemania detesta meterse en problemas, es un tipo rígido que no cree que sea necesario meterse en líos estúpidos, ¡incluso si se tratan de él mismo! Era un hombre frío que, "confiaba en sí mismo" sabe lo que hace y lo que no, y si le preguntan sobre todos los rumores esparcidos (gracias a ella) él simplemente dirá: "No, no lo hice" y ya está, mucha gente al verlo tan tranquilo y sin inmutarse ante tales asuntos aberrantes empezó a creer en él.

Polonia pudo convencer a la mayoría pero otro poco de personas miraban a Alemania con buenos ojos, para suerte suya, eran solo unos cuantos.

¡Pero ahora se volvió tenaz de pronto!, ese maldito incluso tiene pruebas, su plan se fué a la basura, ni siquiera pudo disfrutar su victoria cuando ya fué aplastada por Alemania.

Polonia: ¡Agh!

Lanzó la laptop hacia la pared, fué tan fuerte que los pedazos salieron volando en diferentes direcciones. 

Se levantó y arrastró su brazo sobre el escritorio lanzando todo al suelo mientras decía mil y una maldiciones. Rodeó el escritorio y tiró del brazo de la silla, la persona sentada en ella giró junto al movimiento del asiento y aterrada miró a su jefa.

Polonia apretaba los dientes tan fuerte que las venas delicadas en su cuello se marcaron fuertemente, sus ojos inyectados en enojo puro, enojo que era dirigido hasta la mujer en la silla.

Temblaba por todos lados y su aroma empezó a volverse cada vez más y más notable, turbulento debido al miedo. Polonia frunció sus cejas y esparció sus feromonas, como una explosión brusca.

La mujer en la silla lanzó un gemido de miedo, acogiéndose en el asiento, sollozando lo más quedito posible. Pero Polonia no tuvo un pelo de compasión.

La tomó del cabello y la hizo arrodillarse, luego la abofeteó un par de veces hasta que los labios de la omega empezaron a sangrar.

Polonia mientras alzaba y bajaba su mano con fuerza solamente observaba el rostro de Alemania, deseaba poder tenerlo así, como antes, a sus pies.

Sosteniendo su correa.

"Ven a mi de nuevo, mi Ale, no trates de pelear, sigues sigues mío".

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Fué una mañana pesada, despertó muy temprano porque el bebé tenía muchas energías, pateando aquí y allá, ¿acaso tenía un partido de fútbol con sus órganos? Guate bajó a la cocina luego de lavarse el rostro y los dientes.

Se preparó un emparedado y una taza de café con leche. Se acercó a la ventana observando las bonitas macetas con flores diminutas.

Inhaló el aroma que las pequeñas bonitas florecitas desprendían y empezó a tararear perezosamente, las manitas se empujaban contra su piel, como si quisiera sentir el tacto que su madre le ofrecía.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora