⚡𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 〉⋋✿ 36 ✿⋌.

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El día con leve viento y los pajaritos cantarines les daban la bienvenida a aquellos que como Guatemala, madrugan a eso de las diez de la mañana.

Se estiró en la cama y palmeó a su lado en busca de su almohada de casi dos metros, pero al no encontrarlo frunció sus simétricas cejas y abrió sus ojos de manera perezosa mientras elevaba la cabeza para poder divisar el resto de la habitación.

No fué su vista, sino que su audición la que le avisó el sonido de la regadera, finalmente pudo soltar un suspiro de alivio. Y aunque tenía ganas de ir a bañarse con su alfa apenas y reunió fuerzas para sentarse en la cama esperando a que su brazo también despertara pronto. No se duerman sobre sus brazos.

Alemania: Buen día.

Guatemala elevó la cabeza rápidamente solo para sentir como se le paraba. . .el corazón también. Alemania llevaba una toalla alrededor de su cintura y otra más sobre sus hombros, sus anchos, fuertes, redondos, musculosos, marcados y divinos hombros.

¡Hya!~

Guatemala: Mierda, éste cerote tan guapo.― Su labio inferior fué apresado por sus dientes. Ale solo atinó a sonreír cariñosamente.― ¡Digo!, Buenos días, mi amor.

Guate medio se logró poner de rodillas sobre el colchón y empezó a avanzar llevándose consigo la sábana enredada en su cintura y piernas pero finalmente logró llegar a la orilla inferior para hacerle gestos a Ale de que quería un abrazo. Inmediatamente como un buen sirviente enamorado, Ale acató la orden.

Alemania: ¿Cómo estuvieron tus sueños? ― Sus manos rodearon la espalda de Guatemala permitiendo que el omega lo abrazara por la cintura, escondiendo su rostro en el torso.

Guatemala: Bonitos. . .soñé que éramos mosquitos que tenían un amor imposible.― Contó mientras sus manos se deslizaban por la fresca piel del tricolor, bajando hasta la cadera para apretar con cuidado y volver a subir hasta los omóplatos los cuales compensó con leves caricias cuidadosas con las puntas de sus dedos.

Un sonrojo coqueto cubrió las orejas de Alemania, su piel casi se erizó ante las caricias amorosas de su omega. Por su lado Guatemala bien podría estar viviendo el sueño de muchos, sus delgadas manos fueron corriendo al frente, teniendo que separarse para poder permitirles espacio.

Sus dedos acariciaron los abdominales marcados de Ale, cada uno hasta llegar al vientre, algunas venas recorrían disimuladamente el lugar, viniendo desde abajo.

Alemania: ¿Mosquitos? ― Carraspeó mirando a Guatemala desde arriba, como si estuviese viendo a su lindo y adorable gatito restregarse con él. Se veía un poco nervioso, su novio estaba manoseándolo descaradamente.

Guatemala: Si, más bien, hum, yo estaba enamorado de vos, pero a vos te gustaba una abeja.―

Aunque su voz sonó molesta y sus cejas se fruncierom Guatemala no dejó su atención a Alemania, es más, sus traviesas manos subieron hasta posarse sobre el pecho de Ale, los pectorales eran marcados, notables, bastante duros y la piel era suave, con lagunas protuberancias lineales pequeñas, quizá cicatrices.

Cuando apretó, Ale inmediatamente tomó -con mucho cuidado de no apretar de más-, las muñecas del bicolor, el chapín elevó su cabeza para ver el rostro de Ale y se encontró con un par de ojitos brillantes y un sonrojo notable sobre pómulos y orejas. Quiso hacer un comentario pero nada salió de su boca, nada más que aquel único pensamiento que estaba en su mente, tan claro y fuerte que salió huyendo de sus labios en un audible susurro.

Guatemala: Jodidamente bonito.

Alemania: . . .No, eh-

Apretó los labios al no poder decir nada más, simplemente empujó a Guate mientras se inclinaba rápidamente. Ambos recostados, uno sobre el colchón y el otro sobre el omega, sin llegar a hacer presión.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora