🐼 𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 ୭➛ •44•

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Finalmente después de una larga junta, tediosa y con ciertos personajes luchando entre sí para ver quién podría ganarse el castigo más horrible de ONU, Guatemala suspiró con libertad.

Alemania estaba en el asiento de copiloto mientras el omega conducía como si lo fuese siguiendo el FBI mientras en la cajuela de su Mercedes hubiesen mil kilos de droga.

Alemania: Deberías...tener más precaución, amor.―

Dijo, mientras sus pupilas seguían tranquilamente las manos de su bebé quien giraba el volante con ánimos y con ganas de tirarle encima el carro a la primer anciana con la que se topasen.

Guatemala: Cuando era joven, el primer carro que llegó a mis tierras, lo disfruté como no tienes idea.― Contó, tomando un aura de señor en sus últimos suspiros.― Mi querido auto y yo terminamos en un barranco mientras colgabámos de ramas.

Alemania casi suelta un suspiro derrotado cuando por la boca casi se le sale el alma al ver como el lindo chapín se saltaba el semáforo en rojo. Alguien tocó fuertemente el claxon en la avenida.

A lujo de detalles miró como Guatemala bajaba el vidrio y la velocidad solo para sacar casi medio cuerpo por la ventana para poder gritarse groserías con el tipo del claxon.

― ¡Patojo cerote! ¡Tené cuidado mierda, por cerotes como vos pasan las mierdas, mirá! ―

Guatemala: ¡Por cerotes como usted ahora tenemos a engendros descerebrados por todos lados! ¡Use un globo* y deje de reproducirse, viejo pendejo!

[ "Globo": preservativos, condones.]

Alemania tranquilamente colocó su mano en la cintura de su omega y tiró de él para meterlo al auto otra vez, finalmente una vez con Guatemala en el volante la carrera de la muerte continuó hasta que por gracia divina, si llegaron a casa sanos y salvos.

Alemania jamás se sintió un poco aliviado de pisar tierra otra vez. Por fuera; tras sus lentes una mirada neutra, dorada y tranquila, como manantiales llenos de agua dorada, en silencio, su esculpido cuerpo firme y recto mientras esperaba a Guatemala en la puerta principal, por dentro; su ser entero estaba temblando mientras rezaba a dioses inexistentes rodeado de velas y ofrendas agradeciendo por estar con vida aún.

Guatemala: Vamos a comer, viejo.― Le dijo de manera amorosa mientras le besaba la mejilla cuando pasó por su lado, entrando a la casa.

Alemania sonrió, sus ojos suavizandose cuando miró la silueta de Guatemala caminar por el pasillo tranquilamente, se sentía tan atraído a seguirlo, así de atraído como se sentía por su existencia misma, Guatemala para él era el centro de su atención, él era una inocente polilla y Guatemala una luz que lo hipnotizaba atrayendolo como un potente imán.

Alemania miraba a Guatemala como su propia fuente de vida, era terrible tener su corazón junto al de otra persona, permitiendo que esa persona lo tome y lo esconda en sus entrañas, prohibiendo que lo tome de regreso, pero no importa porque pareciera ser que es a ese lugar al que pertenece.

Guatemala: Te voy a hacer unos plátanos fritos con frijolitos ducal que te vas a chupar los dedos.

Alemania: Bien, gracias.

Guatemala: "Bin, gricis", agradecé correctamente, mi amor.

La potencia no alcanzó a quejarse cuando los suaves labios de Guatemala ya estaban sobre los suyos, reinando en movimientos sensuales que lo dejaron atontado únicamente siguiendo la orden del beso, dejándose hacer mientras Guatemala lo toqueteaba por todos lados.

Felizmente era manoseado.

Guatemala y Alemania comieron lo que Guatemala dijo que prepararía, no era una cena completa pero era lo que había y de todos modos, hambre no había.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora