🐺 𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 ୭➛ •41•

238 13 58
                                    

Sobre la terraza del edificio de enfrente Argentina miró como Honduras salió del edificio con un hombre esposado, detrás de ellos, Colombia junto a otro tipo. Se veían molestos.

No sabe que pasó exactamente pero de pronto hubo una pequeña explosión y el humo empezó a esparcirse a unos metros alrededor de ellos, parece que un hombre de los contrabandistas logró soltarse e hizo uso de una bomba de humo.

Afortunadamente Argentina aún tenía su vista muy buena podía ver claramente todo el lugar. Sin titubear su dedo presionó el gatillo, pronto volvió a recargar con una rapidez alucinante y repitió lo mismo, disparó, recargo y volvió a disparar.

Cuando el humo se había dispersado la mayoría de los que se habían librado del agarre de los agentes estaban tirados en el suelo con agujeros chorreantes de sangre, disparos limpios.

Por medio del comunicador escuchó una felicitación de parte de FBI, le importó poco y al recibir la señal de que todo estaba controlado rápidamente bajó del edificio, guardó el arma luego de desarmarla en el bolso especialmente para el, luego se giró y se dispuso a bajar del edificio.

Abajo Honduras junto a Colombia metieron dentro del auto blindado a los traficantes junto a sus hombres, fuertemente custodiados por agentes.

Colombia: Parce, todo se terminó.―

Honduras asintió, relamió sus labios dejando a la vista unos segundos su piercing de su puntiaguda lengua. Frunció sus cejas al sentir el sabor metálico empezar a hacerse notable dentro de su boca.

Honduras: Hay que reunirnos, luego iremos. . .― Apretó la mandíbula cuando quiso dejar salir un pequeño ataque de tos.

Colombia: ¿Pirobo? ― Se preocupó al ver como Hondu se miraba las manos las cuales le temblaban.― Mae' agárrese de mi, vamos con FBI.

Antes de hacer cualquier cosa alguien gritó el nombre de Honduras a lo lejos, cuando el catracho elevó su vista observó la carita preocupada de Argentina quien venía corriendo hacía él.

Empezaba a sentirse más débil así que ya no pudo sostener su propio peso y de no ser por Colombia quien lo sostuvo se hubiese caído, pero el colombiano que cada vez estaba más pálido y tembloroso empezó tambalearse y ambos cayeron al suelo en un ruido seco.

Colombia elevó su vista y observó un par de suaves manos acercarse a su cara, apretando sus mejillas. Salvador lo observaba en pánico.

꒦꒷꒷꒦꒷꒷꒦꒷꒷꒦꒷꒷ ʕ´•ᴥ•'ʔ ꒦꒷꒷꒦꒷꒷꒦꒷꒦꒷꒷꒦

Mientras esperaba a Alemania en casa, Guatemala estaba sentado en el sofá, en la sala escuchando música en la radio, suave y lenta música romántica.

Leyendo un libro de cuentos fantasiosos que había tomado prestado de la biblioteca de Alemania. Suspiró al recordarlo, ah, su alfa se había ido muy temprano diciendo que tendría que firmar algunos documentos, ir con el presidente y algunos miembros de la política para resolver casos de corrupción que estaban pendientes por faltas de prueba.

Era casi entrada la noche y aún no regresaba, se sentía aburrido pero no quería tomar su teléfono y llamarle a su pareja, seguramente iba a interrumpir algún asunto importante y Alemania regresaría en cuanto antes.

Lo que menos quería era causarle aún inconveniente.

Se levantó y fué a la cocina buscando algo que comer, pero de pronto se tentó a cocinar quizá un poco de arroz frito con pedazos de carne de cerdo guisada. Muy contento con la boca salivando se dirigió a él refrigerador pero no encontró carne.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora