ཫ꒪◖🎍◗𝙆𝙖𝙥𝙞𝙩𝙚𝙡 〉•〔22〕

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Onu explicaba algunas cosas, relacionadas con la economía parece, realmente no estaba prestando atención, no más que a las pequeñas manchas en la pared-ventana del lugar. Su mente estaba distraída y hundida en sus recuerdos.

Habían pasado dos días más desde que habló con Israel, y desde antes de eso, cuando Alemania partió a su hogar ya hace más de una semana, no lo había visto ni hablado con él. Estuvo muy ocupado, con muchas cosas.

Pero ahora, lo tiene a pocos metros de él, Guate voltea a verlo. El tricolor se ve cansado y notables ojeras oscuras se posan debajo de sus ojos.

Honduras: ¿Qué tanto le mirás?.― Guate rueda los ojos y mira a otro lado, juntando sus cejas.―¿Ahora te enojás?.―

El chapín suspira y mira a Hondu sólo para alzarle una de sus cejas para luego lentamente y muy notable baja su vista hasta el cuello de su hermano, posando su aburrida y molesta vista en el enorme moretón que Hondu tenía en la unión del cuello y la clavícula. Una marca "cariñosa" dada por algún revolcón seguramente de la noche anterior. Decide no pensar en eso, lo que menos quiere es tener imágenes mentales de su hermano en actos pecaminosos. Se estremece con perturbación mentalmente.

El catracho sonríe de lado y eleva también una de sus cejas para luego llevar una mano a su boca pasando su dedo índice y pulgar apretados como si sostuviera algo entre ellos, traza una línea recta por sus labios, fingiendo cerrar una cremallera y se queda callado desde entonces.

Calló las cinco horas que duró la junta.

Cuando ya estaba oscureciendo poco a poco la oficina fué quedando vacía, únicamente Onu despidió a Guatemala con una suave sonrisa deseándole suerte de regreso a casa cuando se marchara del país.

Ah, todo iba saliendo bien hasta que Brasil lo interceptó apenas salió del elevador. Él brasileño le sonreía grandemente mientras sostenía dos cafés, uno en cada mano.

Brasil: ¿Vas a rechazarlo?.― Preguntó con voz melosa, muy melosa casi fingiendo un tono agudo. Aquello logró arrancar una risa de Guatemala.

No podía negarse.

Guatemala: Va, pero caminemos porque siento que las nalgas, no, ¡ni siquiera las siento!.― Gruñe tomando el café en su mano.

El de verde suelta una carcajada, no se preocupa en bajar el tono, era tan extrovertido como Guatemala.

Brasil: Pobrecito, ¿pero de verdad no las sientes?, ¿me dejas comprobar?.― Alza las cejas varias veces mientras estira su mano de manera juguetona hasta las caderas de Guatemala.

Guatemala: ¡Alto ahí baboso!.― El chapín se aparta de un salto azotando la mano del brasileño.

Se miran unos minutos para luego empezar a reír de manera divertida. Guate finalmente pensó que quizá podría sentirse más o menos seguro con el otro.

Al salir del enorme edificio empiezan a caminar por la acera, bebiendo del café con leche, un poco amargo pero no exagerado, exactamente como le gustaba al chapín.

Cuando llegaron a la esquina de la calle se encontraron con varias personas esperando a que el semáforo se pusiera en rojo para poder cruzar, era una hora bastante transitada pues eran pasadas de las seis y media así que los estudiantes estaban regados por todos lados intentando llegar a casa.

Guatemala: Huh, hace mucho que no venía a Chile.― Suelta un suspiro casi nostálgico.

Brasil: Tampoco yo, es bueno regresar.― Se alza de hombros. Guate lo observa con una sonrisa y Brasil no hace nada más que apreciarla.― Ah, por cierto dejé mi chaqueta olvidada en tu auto la última vez, ¿recuerdas?, la que llevé cuando fuimos al club, esa que dijiste que te gustó.― Ríe levemente.― Te gustó tanto que la terminaste obteniendo sin querer.

CEREZOS DE PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora