Capítulo 41

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Caza.

Tecleo con agilidad en la pantalla de mi auto mientras mantengo conectado mi dispositivo a ella.

Lo fui a buscar a su casa y no estaba, por ello ahora que oficialmente se rompió nuestra tregua no tengo por qué respetar nada.

Si él está cabreado, pues yo lo estoy el triple.

El dolor en el rostro de Alec no deja de pasearse por mi cabeza, y es que en parte tiene razón ni yo me reconozco en estos momentos. Puse mi placer primero antes que mis objetivos y eso es un gran error, ya que nunca me había dejado llevar por cosas tan banales.

La laptop me arroja varios códigos que convierto en coordenadas, hasta que al fin me da la ubicación exacta, no está muy lejos de aquí. Pongo mi auto en marcha y observó por el retrovisor como me siguen los demás autos.

Y es que tuve que pedir refuerzos conmigo porque sé que no va a ser fácil cazar a este hijo de puta, que desde que llegó a mi vida no ha hecho más que sumar problemas.

Dos de las princesas se me ponen a lado de mi auto en lo que conducimos miro a mi derecha para ver la sonrisa de Kai y a mi izquierda para ver la de Isis, vuelvo a ver al frente cuando mi auto me anuncia que queda poco para llegar.

Te voy a cazar, muñequito.

Cuando una mansión enorme se cierne frente a mí me hace saber que llegamos a SurWhite, yo no pienso dejar los autos a ninguna cuadra, yo voy directamente de frente.

Me estaciono en la entrada, y me bajo con la ametralladora junto a la laptop en mano y comienzo a disparar a los guardias que se pusieron alerta desde que notaron el arma.

Mis hombres entran escalando y debido a la cantidad de ellos los guardias no pueden con todos, uno de mis guardias presiona el botón que me abre las puertas. Una alarma comienza a sonar y sé que solo tenemos unos pocos minutos antes de que se hagan presentes todos los agentes y esto en verdad se vuelva un caos.

Entró como si fuera mi maldita casa junto con las princesas, y Theo.

- Esto me sigue pareciendo una maldita locura, pero es emocionante –me dice Selene.

- Sigo pensando que esto va a terminar mal.

- ¿Y para qué viniste? –le pregunta Isabelle hastiada porque me imagino se ha de haber venido quejando todo el camino, pero yo tenía mucha rabia como para escuchar lo que decía.

- Porque no las iba a dejar suicidarse solas.

- Gracias por tus palabras tan alentadoras –le dice Kai, acomodando las granadas que no vi que trajo.

- Eso no –le advierto.

- Pero nena...-le doy una mirada-. Para otra ocasión –abre el seguro y tira una hacia atrás.

El tiro fue bueno por lo que nos da pocos segundos para correr adentro antes de que un auto explote junto con ella.

- ¡Mierda Kai, era uno de mis autos favoritos! - la reprende Themis.

- Te lo repondré luego, junto con un oral –le guiña un ojo y Themis rueda los ojos.

Theo se adelantó a dar órdenes a los guardias. No ha dicho mucho desde que puse el plan en marcha.

También supongo que se debe a que le afecta la presencia de Isabelle aquí, al igual que a ella, quien no hace más que concentrarse en los guardias al igual que yo mientras intento llegar a la puerta, las demás princesas hacen lo mismo y decido que es hora.

- Cúbranme voy a entrar –advierto viendo como las puertas principales se quieren cerrar con una de metal gigante, pero no la dejo conectándome al sistema de la casa y poniéndola a mi control.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora