Capítulo 17

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Horroroso.

Después de confesarle unas cosas a Isabelle, ahogarme en helado de nutella, comerme todo un paquete de galletas, vuelvo a ser la misma de antes, y estoy lista para enfrentar al monstruo.

Reconsideré la idea de pedirle ayuda a Alan, pero no lo he visto desde que llegué, además esta disputa es entre nosotros dos, el precio lo pagaré yo. No negaré que los métodos de Porco para soldar favores son lo más fácil, tampoco sabré si saldré ilesa, sin embargo de algo estoy segura, y es que lo conseguiré.

Tocó dos veces antes de escuchar el ''pase'', entro como si fuera la dueña del lugar y aunque en realidad lo soy, delante de Porco tengo que mostrar firmeza y confianza, con este tipo de monstruos es así, porque si te muestras vulnerable o débil, te pisotean.

Está sentado en su mueble de cuero negro con un motón de papeles en el escritorio, rodeado de plumas y sellos con su apellido, me imagino que ha de estar cerrando contratos.

- Me preguntaba cuanto tiempo te ibas a tardar en aparecer.

- ¿Cuál es el precio por su libertad? –voy directo al grano.

- ¿Tan rápido?, yo estaba esperando el drama. Te has vuelto aburrida, hija –sonríe.

Entre más tiempo esté ahí es peor, de hecho, solo se necesitan un par de horas para que empieces a volverte loco ahí dentro.

- Precio –replico.

- No te desesperes, toma asiento –señala la silla frente a su escritorio-. Hablemos un rato, empecemos por el moretón en tu rostro. Quiero nombres.

Le doy los nombres de los agentes con los que me tope, es posible que no llegue a acabar con todos ellos, pero tampoco dudo que con una parte lo haga, luego procedo a hablar sobre las edificaciones, el refuerzo que tienen las estructuras, cada lugar que llegue a observar hasta con los últimos detalles.

Estando allí me di cuenta que el panel cuenta con múltiples edificios, exactamente trece, el más grande y ancho es el primero, aunque no pude ver el interior, estoy casi segura que allí es donde realizan las conferencias y donde los agentes rinden el desarrollo de los operativos.

Los campos de entrenamiento no los alcance a visualizar, porque esos se sitúan luego de todos los edificios o en medio de ellos, porque a la vista no encontré ni uno solo, así que no sé con qué tipo de entrenamientos se manejan estos, pero viendo el cuerpo de Drake, me lo puedo imaginar.

Escucha todo atentamente con la mirada fija en mí, analizando cada una de mis palabras para ver si dudo en lo que le estoy diciendo, pero lastimosamente no le doy ese beneficio ya que cada una de las palabras que salen de mi boca se emitan con total fluidez y seguridad.

- La cárcel, ¿Vías de escape?, ¿Alguna por dentro? –pregunta con interés.

- Ninguna, sumamente reforzada desde que pones un pie dentro de ella. Revisión cada veinte minutos, puertas eléctricas, cuenta con una única ventana en la parte del techo con barrotes, por la marca y textura de la plata me pude fijar que también está electrizada.

- Buen trabajo, Iris. Aunque hubiese esperado saber más acerca de los campos o el armamento, con esto ya contamos con más información que maneja ese circo si algún día nos toca atacar.

- ¿Y Alan?, no lo he visto desde que llegué.

Se me hizo raro que no se involucrara en el rescate.

- ¿Triste porque no te ha dado un recibimiento? –pregunta con pena fingida-. Tuvo un viaje de emergencia, pero no se marchó sin antes hacer un escándalo porque tu cara estaba en cada medio de comunicación.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora