Capítulo 1

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Legislazione.

Iris Ferrari.

Mi comunidad, un gran pueblo a las afueras de la ciudad.

Desde generaciones pasadas venimos forjando nuestras propias creencias hasta convertirnos en lo que somos hoy en día.

Comunidad Legislazione.

Nuestra comunidad tiene varias sedes debido a algunas alianzas. Nos encontramos regadas por todo el mundo, y tratamos de que cada ciudad cuente con la propia, pero como en toda comunidad existen diferencias y separaciones.

Visualizo por la ventana el panorama completo del pueblo mientras fumo un cigarro, una pequeña adicción que no he podido dejar, tampoco es como si no pudiera vivir sin fumar, pero a veces siento que lo necesito para distraerme.

El aire se filtra por mi camisón dándome esa sensación de frío que me gusta por las mañanas, con una mano agarró el marco de la ventana impulsando mis pies hacia afuera hasta quedar sentada en la ventana mientras fumo y recuesto la cabeza a los lados de ella observando el amanecer.

Este pueblo lo conozco desde que tengo memoria, no obstante ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí. Mi padre ha cambiado varias cosas.

Durante el mandato de mi abuelo los colores predominaban muchísimo, pero ahora parece algo sombría. Los colores vivos han sido reemplazados por beige, blanco y gris oscuro, incluso las casas llevan esos tonos, supongo que nadie podía quejarse u oponerse a las demandas de mi padre.

Poco a poco los rayos de sol calientan mi piel a medida que sale y los ojos se me cierran instintivamente cuando el resplandor me llega a la cara.

Colocó un brazo en mi cara cubriéndome del sol, y así es como acaba mi mañana.

Entro de nuevo a mi habitación manteniendo los pies descalzos, cierro la ventana y miro la cama totalmente hecha que me espera con ansias, ya que no la toque en toda la noche por culpa de mi insomnio.

Me deshago del cigarro apagándolo en el cenicero y me voy a dormir, cosa que no hago por mucho tiempo por culpa del sonidito que hora y media después me zumba en el oído.

Tengo sueño ligero, cualquier cosa me despierta así no haya dormido nada.

No me quiero mover, estoy calientita envuelta en la sabana que trato de desenvolverme a la mala mientras escucho con claridad mi celular sonar a lo lejos.

Bajo de la cama con la sábana por la cintura, por la posición rueda por mi cuerpo, y al final me desenvuelvo la sábana de los pies. Como puedo salgo de la habitación hasta que por fin lo encuentro en el vestíbulo, suena y suena.

Me quejo a medida que me acerco, ¿Quién es tan temprano?

- ¡Mierda! -maldigo en voz alta cuando el identificador de llamadas me revela el contacto.

Me quedo como piedra sin saber qué hacer, de tanto mirarlo deja de sonar y yo vuelvo a maldecir. Había olvidado que llegaban hoy de su viaje de negocios.

Vuelvo a llamar y cuando deja de sonar saludo.

- ¿Qué hay?

Cuelgan.

Estoy frita.

Me tienen que estar jodiendo.

No he dormido nada, y ahora tengo que hacerme cargo de todo. Esto me pasa por dejar las cosas importantes a lo último.

Masajeo mi cien.

¿Por qué eres así, Iris?

- ¡Sonia! -grito desde el vestíbulo con el celular en la mano, no pienso moverme de aquí.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora