Islas Seychelles II.
Iris Ferrari.
Camino detrás de él, sigue sujetando mi muñeca. El tacto sobre mi piel es electrizante y me reclamo a mí misma porque me estoy dejando guiar por él, pero mi deseo y mis pies no están conectados por lo que hacen cosas totalmente diferentes.
Atravesamos una inmensa selva, casi cubre una parte de la Isla y no está tan apartada del hotel.
Está metiendo al diablo en su cueva.
Puede que sea peligroso para mi mundo y familia, tanto como para mí, pero no puedo evitar sentir atracción por este hombre. Me gustan así, manipuladores, que se creen superiores, indestructibles y persuasivos.
Gustaban querrás decir, Iris.
Paramos cuando un arroyo aparece frente a nosotros, me suelta para subirse primero a una roca, ayudándome a cruzar y extiende su mano para que la tome nuevamente, lo hago quedando en la misma roca. Nuestras miradas se cruzan y estoy a centímetros de su boca, paso mi lengua por mi labio inferior, desviando sus ojos a mis labios.
- Que caballeroso -le sonrió irónicamente y vuelve a mis ojos.
- Me hablas a mí -se separa mirando a todos lados-. Pensé que te habías quedado muda, como no has dicho ni una sola palabra en todo el camino -le volteo los ojos.
- Quizás porque me trajiste contigo sin dejarme alegar nada -pongo mi dedo índice sobre su pecho, acusadoramente.
- Tú te has dejado, no te he traído obligada. Si quieres puedes regresar por dónde vinimos -aparta mi dedo y me surgen unas ganas de enterrarle una navaja, pero terminó salvándolo de una picadura.
- ¿Qué haces? ¿Estás loca? -pregunta cuando le doy una palmada en el cuello.
- Tenías un mosquito -enseño mi mano con su sangre y el insecto aplastado.
- Fue una buena palmada -dice sarcásticamente mientras toca el lugar enrojecido por mi marca.
- No fue nada, ya podemos seguir avanzando.
No llegue hasta aquí para devolverme.
- ¿Desesperada? -vuelve a la actitud divertida-, estamos por llegar -me guiña un ojo volteándose para que lo siga, pero voy hacia el lado contrario de vuelta al arroyo para lavarme las manos.
Me agacho de una forma para nada decente y la fina tela que ni siquiera oculta mi bikini no deja nada a la imaginación. Froto mis manos sumergidas en el agua sacando la suciedad y siento su mirada penetrante en mí.
- Pareces un acosador, deja de mirarme el trasero -digo sintiéndolo cerca.
- Creo que tienes un mosquito, pero no veo muy bien desde aquí -se va acercando aún más y ahí es cuando me incorporo de nuevo abofeteándole la mano ante sus intenciones.
- Apresúrate, tengo que regresar -le pasó por un lado.
- No sabes por donde es -toma mi muñeca posicionándose adelante-. Déjame llevarte -una risa inevitable se apodera de mi boca-. ¿De qué te ríes?
- De nada -me mira entrecerrando sus ojos-. Tu solo llévame -recalco la última palabra.
- Es exactamente lo que hago -su voz es desafiante, pero sigue caminando como si nada.
¿Está retándome?, veamos hasta donde llega con esto.
Luego de unos minutos estamos frente a una cabaña de madera, tiene varias ventanas, está en medio de la nada, solo nos rodean árboles gigantes junto con la flora y fauna del lugar.
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Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes Perversos
Misterio / SuspensoLibro 1: El Diablo corre por mis venas. Iris Ferrari vive en una comunidad regida por un General que se cree rey y puede manejar a todos como le dé la gana, además de ser su padre. Esta es nuestra comunidad, nuestro pueblo, somos Legislazione. Nadie...