Capítulo 44

161 40 4
                                    

Vigilada.

Apenas pongo un pie fuera del lugar donde tuve la recuperación después del incendio, unas camionetas que reconozco muy bien por el sello estampado a un lado del capote comienzan a rodearme.

Dos sujetos de mi padre bajan con sus ametralladoras queriéndose ver bien malotes pero ni bien ven que les encierro los ojos toman cierta distancia antes de hablarme, ya que tienen todas las intenciones de hacerlo.

- Señorita, su padre mandó a trasladarla a Italia lo más pronto posible.

¿Acaso soy un paquete o un encargo?

Masajeo mi sien con el cólera subiéndome, siento como a mi lado me ponen una mano en el hombro y miro a Isabelle.

- Capaz está esperando que llegues para continuar el entierro.

- Como sea -paso por en medio de los guardias que si no se apartan como lo hacen me los llevaba con todo y armas-. No necesito ningún conductor o su acompañante.

- Pero señorita, su padre nos dio órdenes estrictas con usted.

Me volteó para encararlo.

¿Enserio me está refutando?

Esto tiene que ser una broma.

- ¿Quién te dio permiso de opinar? -subo la mandíbula, optando más pose-. ¿O es que quieres averiguar cuáles son los castigos con los que se rige tú próxima general?

Se remueve un poco y con eso basta para dejarlo callado.

- El que no se mueve en este instante se queda. Muévanse que antes de llegar a Italia tengo unos negocios que cerrar aquí.

Todos se mueven a mi paso, mientras Isabelle me sigue hasta quedar a mi lado como copiloto.

- No me dijiste que tenías negocios aquí -dice poniéndose el cinturón de seguridad, lo cual siempre hace cuando me ve con el volante en mano.

- Aunque quisiera largarme de aquí lo más rápido posible, la verdad es que tengo asuntos pendientes con algunas personas que me deben y no me voy a ir sin cobrar -meto la marcha antes de arrancar-. Además ya está muerto y no hay nada que hacer, no voy a dejar mis cosas por ir a velar a un cuerpo sin vida.

Lo que necesito es otra cosa.

- Iris estás segura que estás...

- Lo que tengo que hacer es seguir planeando mi llegada a la cima -me quitó las gafas del cabello dejándolas en uno de los hueco de la camioneta-. Estoy harta de perder gente, necesito ganar más altura como sea, así tenga que quitar del camino a quien sea.

- Vamos entonces por el camino de la venganza.

Enciende el aire y después se inclina a buscar algo en la guantera.

- Tu agente parecía una preso cuando estaba tratando de huir -cambia de tema.

La mención de Drake hace que de mis comisuras se quiera escapar una sonrisa.

- Hizo todo tipo de malabares para tomar mis llaves cuando solo podía haber salido por la puerta. Igual ya me habías dicho que lo dejará.

- Te debo un auto.

- De todas formas ese no me gustaba tanto -se encoge de hombros-. Además ustedes son como iguales.

- Claro que no -le fruncí el ceño.

- Si son -me refuta-. Son gruñones, son tercos y no se dejan ayudar, su belleza es de otro mundo y tienen el mismo humor de mierda.

Arrugo la nariz con desagrado.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora