Capítulo 26

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Laberinto Pt 1

Observo desde la pequeña colina el laberinto que se cierne a la lejos, está a un lado del bosque y ocupa una parte de él, solo al tieso Ferrari se le puede ocurrir hacer un laberinto enorme en pleno jardín, sinceramente creo que es innecesario, por otro lado el que está realmente emocionado de todos es Leonardo, quien tiene una gran sonrisa y sus ojos son maldad pura, no sé qué nos encontraremos en ese laberinto, pero por su expresión supongo que nada bueno para nosotros.

Leonardo de todos los primos de Alan es el que más pasa tiempo con nosotros, supongo que es por estar en el medio, por lo que tiene que elegir entre pasar con los viejos o con nosotros haciéndonos sufrir, y sin contemplaciones somos su opción porque la mayoría de veces este tipo de actividades se le ocurren a él, y por ello siempre es el anfitrión de nuestras discusiones, en palabras de Valentino es un árbitro en todos nuestros juegos. Aún recuerdo la vez que nos hizo jugar fútbol americano, Angelo casi deja a Amando sin cuello y Orazia quedó inconsciente en plena cancha.

Él realmente parecía complacido con nuestro juego y dolor corporal, lo disfrutaba de verdad, más que arreglar nuestras disputas, él se divierte viéndonos competir entre nosotros.

- Entreguen las armas que no queremos incidentes, en el pasado ya tuvimos varias experiencias y si se sacan un ojo sus padres no los dejarán más a mi cuidado –Leonardo pasa por cada uno de nosotros con un saco de papas para que le entreguemos las armas.

Todos vaciamos los bolsillos tranquilamente sin objeción, hasta que le toca Alessio.

¿Qué sí creo que entre los gemelos casi siempre existe uno que es más malvado?, pues si, desde que vi ese capítulo de las personas que son amarillas con Angelo creo en esa teoría.

- Todo –le vuelve a decir Leonardo por quinta vez-. Sé que hay más.

Pone la mano detrás de su cuello y de su camisa despega estrellas ninjas, luego se quita las zapatos y deja caer los cuchillos de mano, y cuando se baja los pantalones con intenciones de sacarse la ropa interior todos volteamos la cara a un lado.

- ¿Es malditamente enserio? –escucho decir a Dante.

- Eso hermano, enséñales los huevos de oro y la gansa dorada –escuchamos gritar a Angelo mientras aplaude y se ríe de su hermano.

- Nadie quiere ver sus huevos de oro ni su gansa dorada –le grita Mellea con la cara a un lado todavía.

- Te compadezco tío Leonardo –le dice Stela quien tiene los ojos cubiertos por su hermano.

- No te pagamos lo suficiente –le sigue Valentino.

- Ni siquiera me han pagado un mísero varo –les responde, mientras aún se escuchan cosas caer al suelo.

¿Cómo guarda tantas cosas?

- ¿Alguien nos puede decir si ya se subió los pantalones?

- Si, ya pueden ver –nos dice Angelo.

- ¿Otra persona que no sea Angelo? –vuelve a pedir Mellea.

- Que feo que no se fíen de mí –nos dice Angelo.

- Ya pueden ver –nos avisa Leonardo.

- Se perdieron de todo, le cabía mucho espacio ahí, muéstrales de nuevo, hermano –Alessio con una sonrisa nos mira.

- ¡No! -todos gritamos.

- Basta chicos, dejen de hacerle a sus primos y sobrina –los regaña Leonardo -, creo que esto es todo –mira a Alessio en advertencia.

- Yo ya estoy limpio –le dice con desinterés.

- Supongo que podemos empezar.

- ¿Alguien me recuerda porque hacemos esta competencia sin sentido? –nos pregunta Amadeo.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora