Psiquiatra.
Las siguientes 24 horas pasó aquí encerrada mirando un punto específico desde que Drake se fue, y encendió las cámaras, no he dormido ni hablado. Los agentes se asoman de vez en cuando para saber de mi estado.
Me bañé y cambié, mi cabello húmedo desapareció hace unas cuantas horas, trajeron comida la cual sigue intacta porque he pasado horas en la misma posición, los ojos no me pesan pero tengo que pasarme la lengua por los labios para que no se me resequen.
Un ruido proveniente de afuera me hace mirar hacia ella cuando la abren de un todo, dando paso a los agentes que me toman para colocarme nuevamente las esposas llevándome fuera por primera vez, caminando por los pasillos hacia una área cerrada donde hay un par de teléfonos en las paredes.
- Tiene derecho a llamar a un abogado, pero si no cuenta con los recursos suficientes le será asignado uno del estado -me empujan dentro del área, y me pregunto cómo llamaré con las esposas puestas.
No me complico al momento de tomar el teléfono en mis manos, levantar los brazos para tomar el teléfono, marco los números correspondientes y subo los brazos hasta sostener el aparato con mi hombro teniéndolo entre este y mi oreja, igual en todo momento me observan a través del cristal, y escuchan lo que digo con atención.
En menos de dos minutos ya tengo a los mejores abogados del país a mi disposición, también requiero unas cuantas cosas personales que me aseguraron traer porque no pienso seguir bañándome con el jabón de aquí.
- Se acabaron las llamadas -entran por mi sacándome, y volviéndome a dejar en la celda.
El hambre ya empieza a mostrar efecto en mi organismo con pequeños ruidos provenientes de él obligándome a comer una de las manzanas de la bandeja. Con más energía en mi cuerpo me pongo de pie para hacer ejercicio porque no pienso quedarme sentada sin hacer nada, no puedo perder la rutina diaria por estar en esta porquería.
Los abdominales me ponen a sudar al igual que los movimientos de boxeo, obviamente esto sería más divertido en las gabbies gerengas que son peleas de verdad, en jaulas de acero sólido donde solo sobrevive el verdadero general digno de portar con tal nombre, y donde me lo he ganado diez veces seguidas porque mi título no me lo van a regalar.
Me lo he ganado durante toda mi vida con pruebas matadoras que pudieron acabar con mi vida, pero como ven aquí sigo y los contrincantes van desde asesinos entrenados en Rusia hasta los famosos soldati di la fortaleza en Brasil.
Son soldados expertos en distintos campos de batalla para la mafia, reservados para ataques en contra de los que quieran atacarnos, son los más eficientes que tenemos, solo con uno de ellos se puede destruir a un grupo de personas porque son extremadamente expertos en su vocación, asesinos innatos, profesionales en armas, estrategas, creadores de explosivos, son peligrosos por lo que no son un contrincante fácil, pero yo también me he preparado como he dicho, nunca he vivido en un mundo rosa como cualquier chica de mi edad porque estoy muy lejos de serlo, soy la próxima Generale.
Actualmente soy la mujer más respetada en las gabbies gerengas, una de las mayores guerras asesinas para la mafia, la primera mujer en llegar hasta donde estoy, por lo que se me debe el respeto que tengo, pase un tiempo viviendo como un soldati en Brasil, también en otros países perfeccionando mis habilidades, estrategias, estudiando, forjando conocimientos, aprendiendo a sobrevivir, a luchar como un auténtico jefe y pelear como una Bestia, sacando uñas, garras y dientes.
Desde mi infancia fui enviada a campos de batalla, cautiverios donde tenías que ver por ti misma como sobrevivías sin ayuda de nadie aun así siendo solo una niña de 5 años, pocas veces veía a mi familia aunque prefería mil veces irme que estar con Porco así pasé la mayor parte de mi infancia y adolescencia, ahora se todo lo que tengo que saber, descubrí mi fascinación por las dagas, distintos idiomas, ventajas en contra del enemigo, manipulación y control mental sobre las personas.
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Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes Perversos
Mistério / SuspenseLibro 1: El Diablo corre por mis venas. Iris Ferrari vive en una comunidad regida por un General que se cree rey y puede manejar a todos como le dé la gana, además de ser su padre. Esta es nuestra comunidad, nuestro pueblo, somos Legislazione. Nadie...