Capítulo 43

163 41 2
                                    

Perdido.      
                                                                                                                    
Alec Meyer.

Aclaro mi vista cuando comienzo a despertar, mis extremidades están entumecidas y siento una fuerte presión en algunas partes de ellas. Observo abajo para ver mis manos y pies atados a una silla que me dejan inmovilizado en ella, y el reflejo de luz que sentía mientras estaba drogado es debido a la gran pantalla plana que tengo al frente que pertenece a un ordenador.

No recuerdo bien cómo llegué aquí porque me abordaron antes de entrar a mi auto, pero lo que sí recuerdo es pasar uno de los mejores días en mi país junto a la mujer de mi vida.

Ella engloba todo lo que me hace feliz, es mi sol, mi luna y mis estrellas. Me encanta que gire a mí alrededor y amo aún más ser parte de esa galaxia, la galaxia de mi Göttin.

Sin embargo aunque me gustara que todo fuese perfecto no es así, porque siento que últimamente estamos desconectados...o ella está desconectada.

Desde la muerte del traidor de Cassian y la llegada de ese tal Jefe menor algo que no puedo expresar con palabras ha cambiado entre nosotros. Su manera de comportarse es diferente a la de siempre y sé con certeza que ese hombre se quiere robar a mi esposa.

He visto cómo la mira, he visto como Iris le habla con tanta confianza, ella sonríe al igual que él cuando hablan y sé que él le está metiendo cosas en la cabeza para que beba más, salga y yo no sepa que esté haciendo o que estén haciendo, por lo que tengo mis razones para sospechar sobre lo que creo que puede llegar a pasar o pasa.

Siempre he sido muy cuidadoso con ella, desde que la conocí he tratado de que no se desvié como lo estaba en un principio, porque de las cosas que más me ha costado tener en la vida, ella es una de ellas y ganármela me costó, me costó tanto como para dejar que alguien irrelevante venga y me la quite.

Su lugar es conmigo y con nadie más, por eso me urge sacar a ese tipo del camino. Los Meyer no somos de compartir mujeres, eso les va más a los Ferrari, a quienes les encanta vanagloriarse con todas las mujeres que puedan tener, como sus damas de compañía y todas las sumisas que tienen trabajando en su Dimora, pero no me preocupa que mi esposa lleve ese apellido porque me prometió que jamás tendría a otro hombre y le creo ciegamente, en el que no confió ni un poco es en él.

A mí no me ve la cara de pendejo, yo sé que él está muy interesado en mi esposa, lo que me preocupa es que Iris no le sea indiferente y aún más que me haya pedido tiempo antes de nuestro aniversario, no obstante entró en razón y ya todo está solucionado entre nosotros por lo que no puedo esperar para volverla a ver y sentir su piel contra la mía, esa piel suave y tersa en muchos cálidos abrazos, llenos de amor.

Es mujer a la que cualquier hombre volvería loco con su sensualidad, su sonrisa y su cara, por eso me asusta tanto perderla.

Ya he perdido a muchas personas importantes y queridas en mi vida, como mis padres, mi familia, y Cassian, quien en cierta parte fue como un hermano todos estos años, pero perderla a ella sería devastador, ya que le he entregado todo de mí.

Mi amor por ella es sin duda una de las emociones más fuertes que he sentido hacia alguna otra persona, lo que ella me hace sentir no llena mi pecho ni mi cuerpo, ella va más allá. Ella sobresale en todos los sentidos y muchos dirán que eso está mal porque puede ser mi mayor debilidad, pero la considero mi mayor fortaleza.

Ella es lo que me hace seguir de pie todos los días, lo que me hace soportar a su padre, quien se quedó con la mayoría de cosas que me tocaba liderar en mi comunidad, pero nada me importa mientras la tenga a ella, ella es mi felicidad y mis ganas de vivir, solamente ella y nadie ni nada más.

Tentando al Diablo © +18 | Libro #1 | Genes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora