The Crown

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¿Quieres oír una historia?

Antes debes de saber que no es la típica comedia que te saca carcajadas. No es un romance de verano, pero puede que sientas alas de mariposas en tu estómago. No es un maravilloso cuento de hadas, aunque así lo parezca, mi camarada. ¿Una historia pirata? Creo que te has equivocado de navío. Tampoco debe rimar para ser entretenido. Mucho menos es un doloroso relato que te haga llorar hasta dejarte sin lágrimas.

Espera, ¿aún sigues aquí?

No creo ser el indicado para contarte esta historia. Así que, ¿por qué no mejor prestas atención? Viajemos unos cuantos años en el pasado. Unos quince años atrás. La reina llegó al jardín cargando en sus brazos a su delicada hija de apenas unos meses de nacida.

Poco se puede disfrutar de un día soleado en Freeya, capital del Reino del Norte. Las nubes en el cielo se veían tan esponjosas como algodón de azúcar y el sol se reflejaba en el lago como la escarcha en invierno, gracias a esto, la reina recordó momentos agrios del pasado.

El viento engañoso le susurraba cosas a una pequeña princesa. Las palabras eran capaces de correr tan rápido al igual que el agua por los ríos que rodeaban al palacio. Se transportan por la fría tierra entre las montañas y llegan a los humanos cual vela de barcos perdidos en el océano.

La reina sonrió con tristeza al notar lo que tanto temía en su princesa.

Ella le contó a su bebé aquella vez que tuvo una madre mejor de lo que ella podría llegar a ser. Su madre le cantaba cuando no podía dormir, bailaba con ella en el jardín cada que caía la lluvia y le hacía galletas sin importar sus muchas travesuras. También le dijo lo mucho que quisiera hacer eso con ella, pero que por desgracia no se lo permitían.

Ella preguntó en voz alta como si fuese la bebé:

—¿Quién? ¿Quién no te lo permite, mamá?

La reina respondió:

—No sabría qué decirte, mi pequeña mariposa. Las personas malas y buenas no se disntinguen a simple vista.

—¿Cómo sabré si eres una mala persona, mamá?

—Eso solo se puede saber al final del cuento.

—¿Quieres contarme cómo termina?

La reina exhaló un suspiro, como si fuese el último.

—Deberías estar descansando.

—Pero quiero escucharte.

—Tus hermanos están durmiendo, ¿por qué no haces lo mismo? Eres tan pequeña, hermosa y tierna. ¿Cómo es que eres mi hija? —La reina dio un tierno beso en la mejilla de su hija. Así como la madre que tuvo, la reina también le escribió una canción a su hija, le cantó cada que la pequeña empezaba a cerrar sus ojos y los dulces sueños la llevaban a un mundo perfecto.

Ella esperaba de todo corazón que la bebé llegara a olvidar esa melodía.

La reina preguntó:

—¿Aún quieres escuchar la historia?

—¿Qué quieres contarme?

La bebé sostuvo el dedo índice de la reina.

Ella se enterneció y volvió a hablar:

—¿Desde que perspectiva quieres que cuenta la historia? Si la cuenta el héroe, entonces van a odiar al villano. Y si la cuenta el villano, entonces van a odiar al héroe. ¿No es irónico? Todos somos humanos. Para nosotros siempre habrá una razón para odiar, incluso cuando no conocemos más que solo la superficie del mar.

Ella sabe cómo será el final, su final, y de todos modos, prosiguió a narrar la historia.

Solo ella estará dispuesta a llevar esa corona de espinas.

Al ver la hermosa sonrisa del bebé, su cabello casi tan blanco como la nieve y sus grandes ojos, ojos expresivos, llenos de deseos y grandes esperanzas. Ella no supo si de verdad quería ser el héroe de un triste cuento de hadas.

—En unos años, cuando sepas la verdad, volverás aquí. Yo me encargaré de que así sea. —dijo suavemente—. Lo siento tanto. Lo siento como no imaginas, princesa mía. En otra vida quizás, podría estar para siempre a tu lado y ser una familia feliz. En otra vida, estaría más que encantada de ser tu madre. Pero por desgracia, estamos malditos.

Un momento.

Antes de un fin, se debe conocer el verdadero comienzo, o al menos lo poco que se sabe sobre este.

Hace mucho tiempo en una tierra como cualquier otra, existían cuatro reinos cegados por el poder absoluto. La magia de la creación que los hizo crecer en abundancia a todos por igual de un momento a otro la usaron para la destrucción. Se dieron cientos de años de guerra, muerte, masacre y dolor, donde todos deseaban obtener la magia del otro de cualquier forma y sin importar el costo.

Las criaturas mágicas estuvieron aterradas, tanto fue el pánico que muchas huyeron al mundo al otro lado de los portales, no podían interferir por miedo a también ser dañadas, pero por desgracia se vieron envueltas en una disputa por un trono. Los humanos jamás aprenderán a estar en paz unos con los otros y siempre terminaban arrastrando a cualquiera a una guerra. Los conflictos entre humanos cada vez fueron peor, y la cúspide de todo fue haber roto una regla, la más importante de todas porque los mantenían a salvo de ellos mismos.

Nadie sabía la razón por la cual llegar a poseer una magia elemental para la que no nacieron siempre estuvo prohibido, pero fue más claro de lo que pensaron. Si las intenciones eran malas, la magia los consumiría hasta matarlos en castigo por ir en contra de lo que la naturaleza dicta. ¿De qué sirve la magia en un mundo cegado por el miedo a lo desconocido? Se dieron años, muchos, hasta que por fin pudo llegar la luz, una balanza fue la que restableció el bien en la tierra e hizo crecer a los reinos en riquezas y poder. Un representante de cada nación se encargó de forjar los pilares de la paz hasta llegar a un equilibrio.

Pero como siempre el poder era capaz de cegar hasta al hombre más noble de corazón. Demasiado poder que todos querían volver a poseer. Los más hábiles de ese entonces se encargaron de crear un tratado de paz, un acuerdo en el cual se establecía que cada cien años un noble sería el elegido para reinar y mantener la paz entre los reinos. Para ello buscaron la ayuda de los guardianes de los árboles y escogieron a cuatro personas que mantendrían ese tratado de paz en pie hasta el final de la vida en la tierra. Ellos le llamaron "Rey Líder" al noble a cargo de dirigir las cuatro naciones. Y por desgracia en esta nueva era, el Rey Líder ha muerto.

La historia de este mundo es todo un misterio a pesar de haber miles de relatos y libros. La verdad ha permanecido oculta por aquellos que viven en lugares donde el sol salía antes que en el horizonte. La verdad la saben aquellos que decidieron dejar de creer en los fundadores de la paz, pero al hacerlo se vieron envueltos en grandes mentiras que consumieron sus mentes. Hay cosas que no debieron ser descubiertas y por lo tanto, la historia llegó a ser todo un rompecabezas. ¿Qué nadie es capaz de conocer el pasado para evitar cometer los mismos errores?

No estoy contando esta historia y ellos tampoco lo harán.

Entonces, ¿quién lo va a hacer?

Quédate y descubrelo antes del final.

Pero, un consejo que no debes olvidar.

No te guíes por las mentiras y no le temas a la verdad. Recuerda que en toda historia hay un villano, es alguien completamente malo que solo quiere el caos, carece de virtudes, pero se mezcla bien con los demás para aparentar, no tiene luz propia, depende de algo para brillar, hay solo maldad en su corazón; nada de bondad, piedad o amor. Muchos se equivocan todavía, nadie puede ser completamente malo, así como nadie puede ser completamente bueno.

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