26. Cactus de luna.

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En la escuela de magia del Gran Árbol los estudiantes estaban más atareados que nunca porque pronto acabaría el semestre y tenían mucho por hacer, empezando por los exámenes finales. Para la mayoría era más fácil dividir decimales que presentar el examen del rango en la magia elemental.

El grupo de príncipes se encontraba en la cafetería de la Sede del Agua, pero esta vez sin Renjun, últimamente el chico se perdía en las horas de descanso.

—¿Escucharon lo que andan diciendo en los pasillos? —preguntó Haechan tomando asiento.

—¿Qué cosa exactamente? Aquí hablan demasiado y casi nada interesante resalta. —respondió Chenle quien estaba jugando con las mangas de su suéter.

—Las directoras Im y Myoui están siendo investigadas, al parecer cometieron una falta grave.

—¿Las directoras hicieron algo ilegal? —cuestionó Jisung frunciendo las cejas.

—Baja la voz. —masculló Minjeong. Ella estaba haciendo pulseras, iba por el tercer intento, pero siempre descuidaba la cuerda y debía empezar de nuevo.

—Perdón, se me escapó. —Jisung hizo un puchero ante el regaño.

Chenle no pudo evitar reír y buscar la mano del pelinegro para entrelazarla con la suya debajo de la mesa.

—Qué frío hace. —dijo Haechan—. No quiero pensar en quedarme hasta final del semestre aquí.

—Tienes suerte, no creo que podremos asistir a nuestra propia graduación. —comentó Chenle.

—Una ceremonia por videollamada no suena tan mal. —dijo Jisung, subiendo los hombros—. Así no habrá cientos de reporteros ese día y el resto de estudiantes tendrán un evento tranquilo.

En las islas había cuatro estaciones gracias a la magia. El frío cada vez se sentía más abrumador, los árboles que para la temporada de brujas eran de colores naranjas, amarillo y rojo ya no tenían ni una hoja y el viento era fuerte. Faltaba poco para que empezara a caer la nieve. Para estas temporadas siempre era normal ver a estudiantes con su uniforme de invierno, tampoco transitaban mucho los patios o campos de juego, en su lugar pasaban gran parte en los salones, las salas de los clubes y la cafetería. Los juegos deportivos dieron comienzo hace unas pocas semanas, como ninguno de los príncipes era parte de algún equipo apenas y se enteraban de que sus compañeros de sede ganaban o perdían.

—Estábamos hablando de algo antes. —dijo de pronto Minjeong—. Haechan, ¿qué era eso sobre las directoras?

—Hubo testigos quienes afirmaron ver a la directora Im Nayeon junto a la directora Myoui Mina en situaciones algo extrañas. Barrios oscuros, mercado de contrabandistas y demás. —contó el príncipe—. Hay quienes aseguran haber sentido auras extrañas, destellos de luces y rastro de hechizos alrededor de la casa de la Directora Im. Al parecer intentaron enseñarle de su magia elemental a la otra.

—Ya eso no es un crimen, ¿por qué las investigan? —preguntó Chenle.

—No es un crimen como tal. Ambas tienen un rango avanzado en la magia, pero incluso siendo buenas en ello se exponen a muchos peligros que un experto jamás lo estaría. —dijo Haechan, explicando hasta con sus manos—. Que le enseñaran magia a la otra no está mal. Lo que está mal es el tipo de magia, al parecer magia de las artes oscuras. Magia prohibida.

Los príncipes se asombraron tanto que quedaron boquiabiertos.

La manilla que estaba haciendo Minjeong de nuevo se soltó y algunos dijes cayeron al suelo. Minjeong soltó un gruñido de frustración.

Les habían tomado por sorpresa porque no imaginaron que alguno de los directores quienes parecían ser fieles a las reglas rompieran una de ellas, y de las peores. La magia oscura era conocida por ser de las más peligrosas no porque sea incontrolable, la razón era por lo difícil que era aprenderla. La persona que quisiera usarla para cualquier fin tenía que pasar por muchas cosas, empezando por un estudio de salud mental, fuerza y rango exacto en la magia porque se exponía a un sin fin de maleficios.

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