28. El sol se pone en el Oeste.

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En todo el Reino del Sur no se hablaba más que del compromiso de su Majestad la Reina Park Jihyo con la general, mano derecha y Consejera Real y general Kim Dahyun.

La familia real Park pensó que tal vez los habitantes se lo tomarían a mal por el gran respeto y adoración al fallecido rey porque les había tomado por sorpresa la noticia, pero no podían estar más felices por su reina. Además de las comprometidas los que estaban igual de emocionados eran los príncipes de ese reino.

—¡No puedo creer que en serio tuve razón con lo de mamá y Dahyun! —dijo Jisung con gran emoción—. Yo sabía que desde hace mucho había algo ahí, pero no quería ser un entrometido y tampoco incomodar a mamá. ¡Me hace tan feliz esto! No quiero decir te lo dije, pero ¡te lo dije!

El pelinegro estaba muy sonriente tanto que su sonrisa podría ser el segundo sol de la tierra.

—Ahora, págame. —Jisung le extendió la mano a su hermano.

—¿En qué momento apostamos? —preguntó Haechan.

—Cómo sea. Estoy feliz por nuestra madre, por ambas. —mencionó, yendo detrás de Haechan—. Alguna vez deseé que mamá encontrara alguien que la amara de la misma forma en que ella lo hace y se cumplió.

—Yo también estoy feliz por la reina. Por cierto, ¿por qué Dahyun me preguntó sobre si te había dañado todo tu equipo de la computadora?

—No lo sé, qué raro ¿verdad? —respondió Jisung luciendo lo más relajado posible.

—¿Qué estás tramando? Habíamos quedado en que no harías otra cosa imprudente o aceptar tratos peligrosos.

—Vamos, deben estar esperando por nosotros.

—No quiero sorpresas, Park.

El pelinegro se detuvo de golpe, tocando el hombro de Haechan para que no siguiera caminando y lo viera a los ojos. Esperó unos segundos a que varios de los mayordomos pasaran antes de volver a hablar.

—¿Por qué ya no le llamas mamá a nuestra madre? —preguntó Jisung en voz baja, ambos se encontraban de camino a las afueras del palacio.

—Es difícil. Me ocultó por años que no era su hijo, su sangre. —respondió Haechan de la misma forma, suspirando—. Ella se disculpó por ambos y entiendo que fue para protegerme. Pero eso no quita que me siga pareciendo algo difícil volver a llamarla "madre", y ahora no sé si llegaría a llamar a alguien más de ese modo.

Jisung sintió algo que le hizo doler el pecho.

—¿Soy tu hermano? —preguntó, mirando fijamente a Haechan.

—Lo eres, al igual que la reina y su prometida son mi familia. —Haechan mostró una ligera sonrisa—. Vamos, tenemos que llegar al tren. Será aburrido el viaje si no está Giselle para molestarla.

—¿Aparte de Lee también te gusta ella? —bromeó antes de salir casi corriendo para no recibir un golpe de parte del contrario.

—Te voy a...

Haechan no pudo terminar su frase porque vio a varios de sus guardaespaldas llegar para acompañarlos hasta el tren. Se tuvo que tragar las ganas de maldecir en voz alta.

Si era sincero resultaba algo extraño que aquella pelirroja los acompañara, gracias al gran tiempo que compartían juntos o bueno, Giselle siendo la profesora de combate de Jisung y Haechan solo observando para burlarse de cómo su hermano era vencido y una otra vez los hizo recobrar aquella amistad que tuvieron de niños. Recordaba muy bien las aventuras que tuvieron juntos, como la vez que le mostraron algunos de los pasadizos secretos entre las paredes a la menor y como ella aprendió a hacer nuevos, con tan solo ocho años Giselle haciendo uso de la magia creó varios pasadizos que funcionaban con interruptores ocultos.

The CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora