32. Donde descansan los rayos del Sol.

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El resto de la semana fue bastante tranquila a pesar de todo de lo que habían hablado. Quería hablar con su madre y pedirle perdón, pero tenía miedo de que la mujer le viera diferente al saber todo lo que por años trataron de ocultarle, eso y que le daba vergüenza verla a los ojos luego de haber pensado que no volvería a llamarla madre.

Renjun dejó aquella barrera en la mente de cada uno de ellos. Hubo un ligero problema con Karina, pero no encontraron ningún recuerdo que interfiriera con tal cosa. Esa era otra razón por la cual la pelinegra junto a Minjeong querían partir pronto.

Karina y Minjeong se habían despedido de todos antes de irse a lo que Ningning llamó "su luna de miel sin estar casadas" eso le causó gracias hasta a los propios reyes. La peligris había quedado casi aburrida si no fuese porque podía molestar a Haechan ya que sus amigas, su mejor amigo y hermanos pasaban tiempo con otras personas.

Los días pasaron volando hasta que al final llegó la hora de irse.

Jisung quiso grabar en video a su hermano aferrándose a las ramas del palacio para que no lo dejaran ir, y pensar que a él le decían dramático.

Chenle se despidió de sus hermanos y amigos, además de los reyes que estuvieron muy felices con su visita. Renjun y Ningning se irían al día siguiente al Norte. La menor quedó mirando por el balcón como el auto donde se fue su hermano cada vez se alejaba más del palacio.

—¿Sigues enojada? —preguntó Renjun quien venía apareciendo detrás de su hermana.

—¿En serio no puedo ir? —Ningning hizo puchero tratando de convencerlo, pero eso desde hace tiempo no funcionaba en ellos.

—¿Para qué quieres ir al Sur? —preguntó el pelinegro enarcando una ceja. Ningning solo miró a un lado, sin responder, parecía querer verse lo más tranquila posible, pero se balanceaba de un lado al otro—. ¿No le dirás a tu hermano favorito?

—No te incumbe.

Renjun fingió estar indignado al escuchar esa respuesta.

—Si no me das una razón pensaré que solo quieres ir para no ayudarme con los deberes reales.

—No es mi culpa que tengas que encargarte de todo. —Ningning encaró al mayor—. Le dijiste a Jisung que Chenle no tenía nada qué hacer para que se fuera sin más, pero a mi me quieres obligar a ayudarte.

—Tú no haces tantos deberes reales por ser la menor. Está será la primera vez que tenga que estar contigo y no Chenle.

—No quiero estar cerca de la reina. —Ningning se cruzó de brazos y frunció los labios.

—Y no lo estarás. No tengas miedo. —comentó Renjun para tratar de tranquilizar a la princesa, pero esta solo hizo un gesto de molestia y volvió su vista al balcón—. Pero ¿qué dije?

Ningning dio un pequeño paseo por el balcón, el sol de la mañana era cálido, pero el viento frío lo compensaba. No sabía cómo contarle a Renjun, con Chenle era más fácil hablar sobre estos temas, pero su hermano mayor era un caso.

—Pronto será navidad. Las festividades del lago y eso. —dio la vuelta, haciendo varios gestos con su mano—. Quería ir al Sur para ver a Giselle.

Renjun se mantuvo en silencio.

—Quiero… ¿Quiero saber que darle de regalo para el día ocho de diciembre? —Ningning no tenía la intención de que sonara como una pregunta.

—La verdad no soy muy bueno con este tipo de cosas. —respondió haciendo una mueca—. Mira que mis regalos siempre han sido cosas que te veo usar a menudo porque no conozco mucho de tus gustos, aunque seas mi hermana. Así que regalo cosas que sé alguna vez usarás. En cambio Chenle se conforma con lo que sea.

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