15. El Gran Árbol.

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Como siempre las clases empezaron temprano. Estudiantes desde la primera hora de la mañana yendo y viendo de aquí para allá, añadiendo que muchos empezaban a presentar exámenes de mitad de año.

Si fuese por Jisung ni iría a la escuela y se quedaría dando clases con profesores privados, le abrumaba estar rodeado de tantas personas que no eran sus amigos. Solo asistía porque su madre lo obligaba y porque era el único lugar donde puede ver a Chenle, estar con él al menos unas horas reconforta ese encierro en el que vivía. Los fines de semana los siente eternos porque la ausencia de su novio le frustraba. Le hacía recordar ese tiempo donde ni se dirigían la palabra, no quería que eso se repitiera.

Jisung odia la escuela, pero es un alumno ejemplar. Con poco esfuerzo llegó incluso a estar a la par de su hermano terminando en el mismo grado junto a los mayores del grupo. Lo mismo ocurre con el Príncipe Chenle, aunque este debía esforzarse el doble porque no todas las personas tienen habilidades para aprender rápido, mientras que a unas les resultaba fácil, para otros se sentía como la caída en un abismo.

Se encontraban en clase con la señorita Minatozaki, en el invernadero.

Esa clase era de las favoritas de todos, la maestra era muy agradable y explicaba de manera tan sencilla que motivaba a los estudiantes a aprender. Agregando el hecho de que las plantas mágicas llamaban mucho la atención, más que todo algunas de sus semillas o frutos, algunos podían hacer cosas como cambiar el tono de la voz, preparar pociones o ser lindas decoraciones si se les cuidaba de manera adecuada.

—Los guisantes mágicos pueden crecer tanto que muchos dicen que podrían llegar al cielo. —dijo la maestra muy emocionada—. ¿De dónde creen que sacaron ese viejo cuento de Jacky y los guisantes?

Minjeong levantó la mano para pedir la palabra.

—Los gigantes no viven en las nubes, es muy poco creíble, los reinos alados no son lugares seguros para ellos. Ese viejo cuento se creó porque una vez vieron a un gigante trepar por una planta de guisante.

—¡Excelente, joven Na! —dijo la maestra—. ¿Quién me dice para qué sirve el jugo que hace con los guisantes?

Chenle estaba al fondo del lugar junto a su hermano y el Príncipe Donghyuck, este último estaba cabeceando, casi dormido encima del hombro de Renjun quien también parecía estar batallar con el cansancio.

Haechan se sentía cansado puesto que ayer se quedó hasta tarde buscando información sobre su verdadera familia. Sospechaba que tal vez podría encontrar algo en la oficina de su padre, pero no había manera de entrar allí.

Por su parte Jisung estaba cerca de la maestra, detrás de Minjeong, copiando sus apuntes, la mayor se dio cuenta de esto y cerró su libreta. Estos amigos.

—Si lo viertes en cualquier líquido se crea un arcoíris que se desvanece unos segundos después. —respondió otro estudiante—. Sirve para alimentar a los colibríes de cristal con los pequeños destellos que deja.

—Si lo mezclas con hongos de magonia puedes hacer polvos de colores. —dijo Jeno quien estaba sentado en un banquito—. Dan pequeños poderes por varios segundos, son como hechizos naturales, pero debes tener cuidado si usas demasiados o podría doler, su nombre viene de la palabra agonía.

Todo estaba yendo tranquilo a pesar de las cosas que han venido pasando dentro y fuera de la escuela, como aquella pintura de la Reina Boa o los exámenes por vacaciones de mitad de año.

La señorita Minatozaki mandó a los estudiantes a buscar macetas, iban a cosechar su propio cactus de luna, si lo dejaban secar reprobarían la materia. Esperaba que luego de las vacaciones ningún cactus estuviera marchito, al contrario, esperaba que salieran flores de destello de luna. Algunos alumnos ya tenían la maceta a la mano, otros fueron a buscar en las repisas.

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