40. Si tienes miedo, hazlo con miedo.

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Apenas llegaron a las islas, los príncipes bajaron del barco y se dirigieron a las escaleras del Gran Árbol.

—Este juego carece de fundamento, se ha convertido más que todo en un entretenimiento para los cuatro reinos por al menos un siglo. —dijo Chenle—. En el pasado pudo haber tenido sentido por las guerras entre naciones, pero ahora es una tontería arriesgar tanto por poder que no puedes controlar. Y no de manera literal. Se arriesga la vida por tener a disposición cualquier corona.

—Ya eso lo sabemos. —dijo Minjeong—. ¿Cuál es el punto?

—Nadie puede controlar las cuatro magias elementales. Al convertirse en un Rey Líder se puede tener el doble del poder que ya se posee, pero con la condición de usarlo para el bien, hacer prosperar a todos, proteger la vida y la paz. Quien sea que gane la corona lo tendrá todo. Incluso su palabra estaría por encima de las leyes de los fundadores. La única forma de que alguien renuncie a su título real es que el Rey Líder se lo autorice. Que las leyes cambien de un momento a otro, mismas leyes que el comité de reyes por mucho tiempo se esforzaron en derrocar. Significa todo. Que estas leyes puedan desaparecer de la noche a la mañana es si el Rey Líder así lo desea.

La brisa sopló muy fuerte, levantando hojas secas del suelo y soltando algunas de los árboles. Los príncipes se detuvieron unos segundos para admirar esa escena, hojas anaranjadas descendiendo en cámara lenta hasta tocar el pasto.

Chenle fue el primero en andar y los demás lo siguieron de cerca.

—Para la reina que Renjun o yo nos convirtiéramos en el Rey Líder era una pieza fundamental de su estrategia. Pero si logramos esto, ella ya no tendría a quién mover porque a pesar de haber contado con que la maldición recaería también en nosotros, no previó que Renjun sería inmune y que podría compartir su inmunidad. En vez de llevar a cabo el juego y que gane cualquiera de ustedes, es mejor que yo lo gané, así todo esté en mi contra.

—¿Ese es tu plan? —preguntó Mark porque parecía ser el único en tener dudas—. Entiendo tu punto, pero no has pensado en que si tú y tus hermanos pueden oír los pensamientos del otro nada te asegura que la reina no puede hacerlo con ustedes. Que tengan a Renjun y él sea inmune no significa mucho, hasta dónde entendido él no controla muy bien esta magia.

—Bueno punto. —murmuró Jisung.

—Pensé que, no sé, íbamos a discutir con los fundadores. —agregó Mark.

—Y eso haremos justo ahora. —respondió Chenle mirando al frente—. Lo que acabé de contar iba a ser el plan de emergencia, pero ya veo que no. Hay la probabilidad de que tengas razón. Pero de todos modos iremos allí.

Mark se adelantó unos pasos para detener al grupo.

—¡Esperen! No entraré ahí sino me aseguras que saldré con vida a pesar de todo.

—Los fundadores no podrían matarnos aunque lo quisieran. —dijo Minjeong tratando de calmar las aguas—. Creo…

—No pienso pelear contra ellos. —Mark se mostró serio y a la vez algo asustado—. Tienen mi apoyo en lo que sea que quieran hacer, pero los detendré si intentan enfrentar a los fundadores. Hacer eso es atarse una soga al cuello.

Arriba en las escaleras los otros príncipes se hicieron notar.

—Nosotros no haremos eso. —dijo Renjun.

—No estoy tan demente para sugerir algo como eso. —comentó Haechan—. Y eso que la idea fue mía.

Minjeong, Chenle y Jisung levantaron la mirada y fueron directo a las escaleras, mientras que Mark prefirió tomarse unos breves segundos para respirar hondo antes de seguirlos.

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