24. Quiero estar contigo.

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Jisung esperó muy paciente a que su hermano organizara el desorden de hojas, cuadernos y libretas que había dejado por todos lados en la habitación. Al haber hechizos prohibidos por doquiera no permitió que las muy amables muchachas del aseo le ayudarán con su desorden y el menor mucho menos que lo iba a ayudar. Le había mandado uno que otro mensaje a Chenle preguntando cómo estaba, si había comido o descansado, pero solo obtenía respuestas cortas, así que le pidió muy amable que fuese a dormir y que no respondiera sus mensajes si se sentía indispuesto, pero cuando Chenle quiera hablar él estaría para su príncipe.

Se escucharon tres leves golpes en la puerta.

Haechan pensó que se trataba de las amables chicas del servicio de nuevo preguntando si necesitaba ayuda, al parecer le tenían una gran admiración o algún enamoramiento. Dejó de limpiar por un rato su pequeño maletín para dirigirse a la puerta y abrir dando a ver con las princesas Minjeong y Karina, más atrás Giselle con un rostro que no podía leer.

Las chicas entraron a la habitación sin pedir permiso. Minjeong parecía estar algo enojada y a la vez un poco triste. La verdad ninguno parecía tener su mejor cara ese día.

—Les dije que estaban ocupados, pero ellas insistieron en que necesitan hablar con ustedes. No puedo hacer nada contra las órdenes de las princesas. —dijo Giselle a Haechan.

Haechan solo asintió en respuesta. Le había pedido que no dejara pasar a nadie porque si lo veían con hechizos prohibidos e información que no debería tener estaría en problemas.

Karina y Minjeong son de fiar y no dirán nada al respecto sobre sus acciones algo cuestionables. De hecho, no habían dicho nada sobre cuando se infiltró en la Biblioteca del Recuerdo, le agradaba ese par.

—Mi madre me dijo que ustedes se van hoy mismo, ¿por qué? —preguntó sin rodeos Minjeong, no era tan cercana a los Park, resultaba ser incómodo estar en la misma habitación con ellos y que no estuviera ninguno de los Zhong presentes.

—Tenemos qué, es un favor que nos pidieron, luego se los contaremos. —respondió Haechan yendo a la mesa donde estaba el desorden que todavía tenía que quitar.

Karina fue detrás, con la intención de ayudarlo, su novia le seguía de cerca como un cachorrito. Minjeong a veces se negaba a alejarse de ella.

—¿No se supone que estarían aquí hasta el viernes?

—Se suponía. —corrigió Haechan.

—Sé que Chenle se fue junto a sus hermanos. —dijo Minjeong a Jisung—. Pero ellos se encuentran indispuestos. Tenemos cosas de las cuales hablar, empezando por lo sucedido en la fiesta de mi hermano y lo que Karina y yo hemos hallado. ¿No quedamos en buscar información y compartirla con todos?

—Lo sé, pero no es momento para eso, tenemos que ir a nuestro reino y luego partir a un nuevo destino. —mencionó Jisung desde el sofá, estaba de brazos cruzados—. Va a ser un viaje largo incluso si las llamas de los grifos nos acercan a las costas. Tendríamos que hacer escala en la frontera del Oeste y llegar a las Islas de Agatha porque volar sobre los montes del Norte no parece una buena idea.

—¿Montes del Norte? ¿Irán al Reino del Norte? —preguntó Minjeong, mirando a cada uno de los hermanos—. ¿Es algo de los Zhong? ¿Pasó algo malo?

—No es sobre ellos, bueno, en gran parte sí, pero fue más un favor que pidieron. —respondió Haechan.

Se produjo un silencio un poco incómodo apenas el mayor terminó de hablar.

Jisung se sentía inquieto, como si fuese capaz de sentir lo que la otra parte de su mundo sentía en ese mismo momento, extrañaba a Chenle y quería estar con él dándole todo su apoyo, pero, siempre había un pero.

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