22. Noche sin estrellas.

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La Reina Taeyeon se encontraba sentada en el trono. Era de madrugada, aún había muchos guardias de seguridad y algunos mayordomos en la sala recogiendo los cubiertos de las mesas, retirando grandes cortinas y amontonando las sillas. Exhaló un suspiro conteniendo las ganas de gritar, todo el día pareció ser tranquilo, yendo como lo imaginó y de la nada simplemente el cuento de hadas se vino abajo.

Ella echó un vistazo a todo el salón recordando lo que horas antes había pasado y se asustó al percatarse de algo inusual. La reina posee un don especial, con un solo hechizo puede ver cualquier rastro de magia y ella había encontrado uno que antes no había visto en su reino. Le contó al Rey-Consorte lo que sucedía y de inmediato terminaron con la noche blanca, despidiendo a todos y cortando las transmisiones que millones de personas alrededor del mundo vieron con entusiasmo, eso y que su hijo se encontró indispuesto, más tarde intentaría hablar con él.

Tenían problemas bastante graves de nuevo, la seguridad de su familia, el palacio y el reino. ¿Por qué lo que parecía ser un hecho histórico que traería consigo felicidad además de beneficios para los reinos de repente amenazaba con iniciar cualquier tipo de conflictos? Abrir las fronteras trae consigo cosas buenas, pero también, era más fácil que los enemigos atacaran. Sus escudos en el cielo eran cada vez más débiles, no podía mantenerlos por tanto tiempo puesto que eran demasiados y solo había una ella. Desde el incidente con el dragón los aumentó, al igual que el Rey Consorte Baekhyun con la seguridad del reino, este tuvo que contratar a más personal de seguridad aptos para proteger a su familia, además de fuerzas especiales vigilando en todo el territorio.

Una pequeña punzada atacó la cabeza de la reina. Ella se levantó de inmediato. Fue directo a las puertas destrozadas del balcón principal, varios guardaespaldas la siguieron. Vio a la distancia, analizando los escudos, los patrones y dibujos le decían que algo o alguien los había burlado. La reina se encaminó a las plantas bajas del castillo, la biblioteca de los recuerdos.

Haechan, que estaba en el corredor de uno de los balcones mirando a un punto fijo en el cielo se inclinó apenas vio a la reina, pero esto pasó de largo. Le resultó extraño, pero tampoco iba a reclamarle a la reina de esa nación por no saludar con todo lo que había sucedido.

Él llegó hasta el gran salón, solo quedaron algunas mesas y sillas amontonadas en el centro, los pétalos en los techos se esfumaron, se llevaron la figura de hielo y las largas cortinas de seda blanca.

—Haechan. —Lo llamó Jisung desde las puertas de la entrada.

El nombrado volteó, viendo al menor acercarse a él y sentarse a su lado.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué tu cabello cambió de color? —dijo Jisung viendo la cabellera violeta del mayor.

—Me temo que ni yo lo sé, pero luzco genial. —dijo Haechan llevando las manos a su cabeza sonriendo de forma desvergonzada.

Jisung hizo una mueca.

—No, en serio, ¿qué carajos pasó? Antes no habías podido cambiar el color de tu cabello ni con encantamientos ¿por qué ahora sí?

—¡Qué no lo sé! Primero creí haber visto un fantasma. —dijo Haechan—. Me aterró demasiado, pero de todos modos quise seguir a esta persona. ¿Recuerdas a la chica que me salvó de los gritos de las Vilis?

Jisung asintió en respuesta.

—Me encontré con ella, aquí, en la misma fiesta. —agregó—. Hablé con ella y fue muy extraño, ella es extraña.

—Claro que va a ser extraño. Una chica que te salvó la vida en un bosque tenebroso en un baile de príncipes y caballeros de armadura dorada, es muy normal. —respondió Jisung con ironía.

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