Only you

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Narra Alina

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Narra Alina

Era la segunda semana de Noviembre, le ayudaba a Tom a subir unas cuantas cajas a su auto, él me dijo que no lo hiciera ya que estaban pesadas pero aún así le estaba ayudando. Volví a su habitación para ver qué más faltaba, me tomo de la cintura y me pego a su cuerpo para besarme.

— Quiero besarte durante mucho tiempo  - él susurro en mis labios -

— Hazlo - sonreí - estaremos solos la mayor parte del día.

— Bien.

Cerro la puerta y fue caminando junto conmigo hasta la cama, comenzó a bajar sus manos hasta llegar al inicio de mi blusa, la subió para quitármela por encima, yo hice lo mismo con su suéter, nuestros besos fueron subiendo de intensidad, él estaba en medio de mis piernas, me miro detenidamente pasando su mano por mi mejilla, la luz del sol entraba por la ventaba iluminando nuestras caras, sus ojos se veían aun más hermosos.

Sentí como entraba en mi lentamente, cerré mis ojos, sus labios se encontraban en mi cuello besándolo y escuchaba sus quejidos.

— Amo que seas lindo conmigo - susurre - pero necesito...

— ¿Qué necesitas? - él se levanto un poco y me miro - 

— Necesito que seas malo conmigo - sonreí -

— ¿Te gusta que sea malo contigo? - sonrió -

— Por favor.

Él logro tomar su pantalón y le quito el cinturón, tomo mis manos y junto las muñecas, paso el cinturón alrededor de ellas y las presiono un poco logrando que dejará escapar un pequeño jadeó de mis labios.

— Si bajas las manos - las puso por encima de mi cabeza - te juro que me voy a detener.

— De acuerdo - reí nerviosa -

Tomo una de mis piernas colocándola en su cadera y la sostuvo firmemente, me miro fijamente y sentí como volvía a entrar en mi, cerré mis ojos e involuntariamente mi espalda se fue arqueando. Sus embestidas fueron profundas y lentas, mis gemidos no dejaban de salir de entre mis labios. 

Se inclino a mi y me beso mordiendo mi labio inferior, tomo mis manos presionándolas y entrando aun más profundo en mi, dejaba escuchar sus quejidos en mis labios, abrí mis ojos para verlo, mis ojos se cruzaron con los de él, se detuvo un poco, estiro su mano y tomo una de las almohadas para luego colocarla debajo de mi cadera, fruncí el seño y él dibujo una enorme sonrisa, volvió a dar otra de sus embestidas pero esta vez sentí como entraba aún más profundo, se sentía diferente y mejor, me gustaba demasiado.

Finalmente ambos llegamos a nuestro orgasmo, dejo un par de besos en mi pecho y fue subiendo hasta mis labios, podía sentir su corazón latir sobre mi pecho, a pesar de que estaba haciendo frío podía sentir la ligera capa de sudor sobre nuestros cuerpos, tenía una estúpida sonrisa en mis labios.

El mejor amigo de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora