De vuelta a la escuela

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Narra Alina

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Narra Alina

Durante el camino fuimos escuchando música, se comenzó a nublar a parte de que ya estaba oscureciendo, algunas gotas caían sobre el parabrisas, finalmente llegamos a la casa y Tom me abrió la puerta para bajar, ambos caminamos hasta la casa y él tocó la puerta.

Recogimos a Patch, nos invitó a cenar así que nos quedamos por un rato más hasta que dieron las nueve y media de la noche.

La mañana siguiente desperté temprano, debo admitir que me siento nerviosa por regresar a la escuela, quizá los niños les guste más la maestra suplente. Todos esos pensamientos rondaban por mi cabeza.

— ¿Ya estas lista? - la voz de Tom me hizo salir de mis pensamientos -

— Si - asentí - ya estoy lista.

— Bien, vamos.

Ambos salimos de casa y subimos al auto, durante el camino Tom me dijo que vendría por mi más tarde y después tendría que regresar a la escuela ya que habían agregado unas clases más para compensar el tiempo que faltó.

Los niños se pusieron demasiado felices por mi regreso, me estuvieron haciendo muchas preguntas y después comenzamos con la clase, me puse al corriente de los temas en los que íbamos.

Narra Tom

Llegué a la universidad y entré a mi oficina, escuche que tocaban la puerta y era Sebastian.

— Hola - sonrió - ¿Cómo estuvo tu luna de miel?

— Perfecta - sonreí - en dos meses o quizá en un mes nos dicen que será el bebé.

— ¿Y estás emocionado por eso? ¿Qué esperas que sea?

— No lo sé - sonreí y acomode mi portafolio - con el simple hecho de saber que tendré un bebé con Alina me hace feliz.

— Ya lo creo - dibujo una sonrisa - no adivinas quién renunció.

— Hmmm no tengo idea - dije mientras caminaba con él - ¿Quien?

— Eva - respondió - según ella o lo que escuche fue que le ofrecieron trabajo en otra universidad... Claro que todo eso fue después de que corriera el rumor de que te habías casado.

— ¿Todos lo saben? - alce una ceja -

— Sí - soltó una risa - nuestra querida amiga la asistente del director le gusta ser un poco comunicativa.

— Ya entiendo - solté una risa - que puedo hacer ya... Algún día tendrían que saberlo.

— Así es - respondió - bien te dejo porque tengo clase en unos minutos.

— Suerte.

— Igual.

Entre al salón y solo habían un par de personas, salude y deje mis cosas sobre el escritorio, comencé a anotar las cosas que debían tener para el día de hoy, las tareas encargadas y el proyecto.

El mejor amigo de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora