Limbo

#1

- Serán 4500 won señor Bang. - Saqué la cartera y le pagué.

- Señor Yong, ya le he dicho que con solo Chan está bien. - Le digo sonriente en lo que guardo el cambio.

- Ay muchacho, siempre hay que mostrar respeto por el que te da de comer. Es lo mínimo que puedo hacer por usted Chan, tratarlo de usted. - Me dice sonriente, cerrando sus ojos hasta hacerlos una fina línea, yo le correspondo asintiendo con una sonrisa triste. - Como han cambiado los tiempos y las cosas desde mi juventud...

- Desde luego. - Aprieto los labios y tenso la mandíbula, de repente toda la poca serotonina que tenía se había ido. Intento restarles importancia a mis cambios de humor y me centro en el señor Yong.

- Hijo, ¿has cenado ya?

Considero su pregunta. Son las once de la noche, plena Navidad, Seúl y todo el mundo está pasando el tiempo con sus familias, parejas... no tenía nada mejor que hacer.

Los chicos estaban terminando de empacar sus maletas, para pasar mañana la Navidad con sus familias, hasta Félix iría a Sídney. Pero no es mi caso, hace un poco más de un año que mi familia me dejó. Mis padres y mis hermanos murieron en un accidente de tráfico fatal hace exactamente, catorce meses. Fue horrible, lloré como nunca antes lo hice en mi vida, llevaba dos años sin poder verlos debido a este trabajo... de mierda, que cada día odio más.

Fui un hermano horrible, apenas y pasé tiempo con mis hermanos pequeños. Me arrepiento tanto de haberme ido tan joven de casa, de Australia, de los brazos de mis padres.... De haberme arrebatado una de las vidas más felices que tenía. Solo por querer dedicarme a la industria del K-Pop. Podría haberme dedicado a la música igual pero en Australia. A veces no sé si hice bien en dejar todo aquello y venirme aquí y conocer a los que hoy son mi única familia, Stray Kids.

Este año iba a verlos por fin en Navidad, iba a estar con ellos semanas, pedí las vacaciones que nunca pedí antes aposta porque quería ver a viejos amigos, compartir todo el tiempo que pudiera con mis hermanos, cocinar con mi padre o ir de compras con mi madre... pero la vida me los arrebató, me los quito de las manos en un abrir y cerrar de ojos, y ahora ¿Qué se supone que haga? ¿llorar más?, no sé si me apetece llorar otra vez.

- No, no he cenado nada aún. - Le digo amablemente.

- Pues no se diga más. - Yong entra en la trastienda y a los poco minutos sale con dos tazones de ramen humeantes. Se me ha hecho la boca agua, no me había percatado del hambre que tenía hasta oler los fideos.

Coloca los platos y dos latas de cerveza encima del mostrador, me facilita una silla y comenzamos a comer tranquilamente.

- ¿Pasará la Navidad con alguien señor Yong? - El deja de comer y se recuesta en la silla.

- Paso la Navidad solo desde que mi mujer me dejó.

- Vaya, lo siento mucho. - Le digo apenado, ¿por qué tienen que pasar así las cosas?

- Ay por favor, quite esa cara Bang. - Ríe Yong. - No fue ni es algo triste, se fue en paz y con eso me basta. - Sonríe con el corazón.

¿Ellos se fueron en paz también?

- Pero este año, no la pasaré solo, viene al fin mi hija del extranjero, después de dos años. - Le sonrío y el asiente.

Seguimos con nuestra cena, hablamos de cosas triviales y cuando acabamos me ofrecí a recoger yo, en agradecimiento por la cena y por la compañía tan agradable de Yong. Para cuando ya está todo recogido en la tienda, daban las doce de la noche. Iba siendo hora de cerrar.

- ¿Irá andando hasta su casa Yong?

- No me pilla muy lejos, es girar la esquina, no se preocupe Bang. - En verdad, no estaba preocupado, solo quería pasar un poco más de tiempo con él, a pesar de su edad, es un hombre con el que me siento tranquilo y relajado.

- ¿Le importaría si le acompaño?

- Para nada. - Vuelve a sonreír ampliamente.

Cuando ya estamos fuera, enciendo un cigarrillo y comenzamos con nuestra pequeña caminata.

Vamos en silencio, admirando las callejuelas de Seúl. El señor Yong quien era ya bastante mayor, caminaba hasta mucho más rápido que yo, pero igual así, la casa no pillaba tan cerca como Yong me había comentado.

- Chan. - Llama mi atención. - Sé que lo que has tenido que vivir ahora, a esta edad y en esta situación, no es algo que ni tú ni nadie merezca vivir ni experimentar. Pero - Hace una pequeña pausa y continúa. - no te machaques con lo que pudieras haber hecho o no, la vida es algo impredecible hijo mío y cuando el mundo cree que ya es nuestra hora nos lleva.

Hace silencio, yo no digo nada, respeto este momento y espero a que continúe.

- Has sido y eres un hijo y un hermano totalmente prodigio, y maravilloso, de eso no tengo dudas. Eres un ángel de chico con todo el mundo hijo. Y me apuesto lo que quieras a que tanto tus hermanos, a pesar de no haber podido disfrutar muchos momentos juntos, como tus padres están muy orgullosos de todo lo que has conseguido Bang. Lo hecho, hecho está, quédate y recuerda únicamente los momentos buenos y bonitos. Y piensa que ahora ellos sí que están contigo y mucho más cerca. Están aquí ahora mismo Chan. A tu lado, los veo a los cuatro, justo atrás tuya. - Yong siempre fue un hombre muy especial, a veces dice, ve cosas, y hace rituales tan espirituales, que no sé si sentir miedo o curiosidad.

- Muchas gracias por todo Yong, de verdad. Usted merece pasar las Navidades más felices de este año.

- Ten una muy buena Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo Bang. Y ya sabes que en mi casa hay un sitio libre, por si no quieres pasarlas solo. - Dice sonriente y amable el señor Yong. Yo hago una reverencia y asiento dándole las gracias. - Dame un abrazo hijo, tú sí que mereces pasar unas muy buenas y felices Navidades. Descansa un poco , date un tiempo, haz cosas que quieras hacer, no te excedas con el trabajo, empieza a comer bien de nuevo, que te estás quedando chupadísimo hijo mío. Pero sobre todo vuelve a encontrar la luz Bang. Ellos están en paz créeme.

Me encontraba con lágrimas en los ojos, el señor Yong reía y me abrazaba. Necesitaba un poco este momento, le estaré siempre muy agradecido. Nos despedimos, le di las gracias y puse rumbo a casa con los chicos. Había sido un día largo, ahora solo quería descansar.