Melodía triste

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Benedict entró al poco de haberme colocado en mi lugar y comenzó a poner cuerdas en la cama.
-Ven aquí- dijo con su sensual voz.
-Vale- dije yendo a su lado.
-Tumbate- me ordenó antes de que lo hiciera y comenzase a tarme de piesy manos -¿Las palabras clave?-
-Rojo y amarillo- dije con una leve sonrisa.
-Que no se te olviden- dijo con una sonrisa ladeada antes de vendarme los ojos con un antifaz.

Mi pulso estaba acelerado al igual que mi respiración, me encantaba escuchar como Benedict buscaba cosas por la habitación.
De pronto noté un suave tacto acariciando mi vientre, creo que era una especie de pluma.
Luego noté otro tacto distinto mucho más frío que el anterior, noté que el objeto se separaba y golpeaba mi vientre suavemente haciendome gemir con suavidad.
-¿Estás bien?- dijo Benedict.
-Si- dije con la respiración agitada.
-Bien- dijo para luego besarme con suavidad -¿Comenzamos?-

Asentí y justo en ese momento me penetró con fuerza.
Ama sentirle dentro de mí y escuchar sus intensos gemidos, era simplemente maravilloso.
Sus movimientos eran fuertes y rápidos, me hacías gemir con muchísima fuerza.
Llegamos juntos al orgasmo y nos fuimos a nuestras habitaciones.
Tomé una ducha y me arreglé.
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Una melancólica melodía de piano me despertó de mi profundo sueño.
Miré el despertador y marcaba las tres y media de la mañana.
Lentamente me levanté de la cama y caminé sin hacer ruido siguiendo la triste música.

El sonido me llevó hasta el salón donde un cabizbajo Benedict estaba sentado frente al piano.
Me aproxime lentamente hasta él y me apoyé en el piano.
-¿Estás bien?- dije apartándome el pelo a un lado.
Levantó levemente las vista y pude ver que sus ojos estaban algo vidriosos, pero no obtuve respuesta alguna.
-Ben- dije intentando acariciarle.
Su mano cogió mi muñeca y la apartó bruscamente, aquello me partía el corazón.
-Benedict- dije sollozando -solo quiero ayudarte ¿Por qué no me dejas tocarte?-
-Porque no quiero- dijo serio.
-¿Acaso es malo?- dije -¿Acaso es un crimen? solo te pido que me dejes tocarte o al menos que durmamos juntos-
-Te dije que no te obsesionaras con eso- dijo levantándose de la silla -ya te dije que tengo gustos peculiares pero no quiero hacerte daño-
-Pues enséñamelos- dije -enséñame que es lo peor que puedes hacerme ahí dentro-
-¿Estás segura?- dijo acariciando mi mejilla.
-Si- dije completamente segura de lo que decía.

ME llevó a la habitación, abrió la puerta y me ordenó desnudarme.
Lo hice y me tomó la muñeca con fuerza, me llevo a una mesa y me inclinó sobre ella.
Tomó un cinturón negro con una hebilla color plata y luego me miró de reojo.
Había un brillo distinto en sus ojos, parecía que le gustaba pero a la vez era como si le diese lástima verme de aquella forma.

Envolvió un poco la parte de la hebilla en su mano derecha y se puso detrás de mí.
-Te azotaré seis veces- dijo serio -y contarás en voz alta ¿De acuerdo?-
-Si- dije aferrándome a los bordes de la mesa.

Benedict respiró profundamente y luego azotó mis nalgas con todas sus fuerzas.
El dolor era muy intenso tanto que hizo que se me saltasen las lágrimas.
-Uno- dije soportando aquel intenso dolor.

Volvió a respirar profundamente y a golpearme con la misma intensidad.
Cada azote hacía que mis nalgas me doliesen y que mis lágrimas cubrieran mi rostro, no estaba dispuesta a soportar aquel dolor tan intenso.
Cuando Benedict terminó de azotarme corrió a mi lado pero yo le separé empujándole.
-No me toques- dije llorando mientras agarraba mi ropa -¿Esto es lo que quieres? ¿Quieres verme así?-
-(T/N)_______...-dijo Benedict- yo... -
-No vuelva a tocarme señor Cumberbatch- dije yendo mi habitación.

Me vestí el pijama de nuevo y me puse a llorar en silencio sobre la cama contemplando la intensa lluvia del exterior.
Mis nalgas me ardían y me dolían tanto que no me podía sentar o ni siquiera rozarlas, el pantalón me estaba matando pero debía soportarlo.

De pronto escuché como mi puerta se abría y como alguien se sentaba a mi lado.
-Te dije que podías negarte- dijo Benedict -aún estás a tiempo-
-Es que no puedo negarme Benedict- dije con voz llorosa -me he enamorado de ti-
-No- dijo él acariciando mi cabello -tú no puedes quererme, no está bien que te enamores de mí (T/N)______ no soy un hombre para ti-
-¿Insinúas que no soy lo bastante buena?- dije sollozando.
-No- dijo haciendo que me girase para contemplar sus hermosos ojos -tú eres la mujer perfecta, la que todo hombre quisiera tener a su lado, pero yo... no soy bueno para ti-
-Eso debería decidirlo yo- dije.

Benedict apartó la vista de mi rostro y respiró profundamente, parecía que estaba comenzando a llorar.
-Ya hablaremos por la mañana- dijo antes de salir de la habitación cerrando la puerta.

Mi llanto se intensificó y más lágrimas cayeron por mi rostro como ríos de agua salada.
No pude dormir en toda la noche y a la mañana siguiente en mis nalgas había unas marcas moradas donde anoche recibí los azotes de Benedict.

ME arreglé con unos vaqueros, los cuales me molestaban mucho en las heridas pero me daba igual, una camiseta de color azul y agarré mi chaqueta de piel marrón.
Bajé lentamente al salón donde Benedict estaba sentando en el sofá mirando al suelo.
Mé acerqué a él y apreté levemente la cazadora antes de ponérmela.
-Quiero mi viejo coche- dije seria.
-Max ya lo ha vendido- dijo él sin levantar la vista del suelo.
-Entonces- dije -quiero el dinero que le han dado por él-
-Te mandaré un cheque- dijo sin mirarme.
-Vale- dije agarrando mi bolso.

Llamé al ascensor y me subí escuchando unos pasos firmes que se dirigían a mí y pude ver a Benedict venir con mucha decisión a mi encuentro.
-Para- dije seria pero no se detuvo -¡No!-

Benedict frenó en seco y clavó sus ojos vidriosos en los míos.
Toqué el botón de la planta baja y volvía a mirarle con los ojos vidriosos.
-(T/N)_____...- dijo Benedict sollozando.
-Benedict- dije sollozando antes de que las puertas se cerrasen ante mis ojos para poder abandonar aquel edificio.

Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora