Un comienzo duro

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Benedict caminaba a paso rápido, tan rápido que no era capaz de seguirle.
-Benedict- dije casi cayendome al suelo- no puedo correr con estos tacones-
-Me da igual- dijo poniendome sobre su hombro molesto.
-Bajame- dije pataleando.
-No- dijo caminando -estoy tan molesto que me pica la palma de la mano-

Me dió un fuerte azote en el trasero haciendo que diese un leve grito. Llegamos a una especie de invernadero y me dejó en el suelo. Me coloqué el vestido y tomó mi muñeca.
-¿Por qué no me dijiste que te ibas?- dijo él.
-Porque no me dejarías ir- dije
-Claro que te dejaría- dijo pegandose a mí -es tu padre después de todo-

ME besó con suavidad y le continué el beso con dulzura pero me separé al poco.
-Eres muy complicado Benedict- dije asomandome a una valla para ver bien la piscina.
-¿Por qué?- dijo él.
-Por todo esto- dije suspirando -no sé si quiero esto para mí-
-Yo si quue lo quiero vivir contigo- dijo.

Intenté acariciar su mejilla y apartó mi mano con rapidez, aquello me causaba un grran dolor y hizo ue mis ojos se llenasen de lágrimas.
-¿Por qué no me dejas tocarte?- dije sollozando - ¿Por qué no podemos dormir juntos como una pareja normal?-
-Te dije que no te obsesionaras con eso- dijo con rostro serio ese es el tipo de relación que quiero yo, te dije que podías negarte-
-Es que no quiero negarme Benedict- dije quitandome algunas lágrimas -pero lo haces tan difícil ¿Por qué es necesario que firme ese estúpido contrato-
-Creo que eso ya quedó obsoleto hace mucho- dijo molesto.
-No pienso discutir más contigo- dije intentando salir de allí pero él me bloqueó el paso -apartate-
-No- dijo cruzandose de brazos con una sonrisa ladeada.
-Benedict aparta- dije intentando moverle.

Me tomó de la cintura y me besó, no podía resistirme a sus besos aunque estuviese molesta con él.
Nuestros labios se acariciaban los unos a los otros y nuestras lenguas bailaban entre ellas, poco a poco mi enfado se fue disipando.
Al separarnos ambos sonreímos y él acarició mis mejillas, poco a poco me iba enamorando cada vez más de él aunque sabía perfectamente que no debía hacerlo.
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A la mañana siguiente pusimos de nuevo rumbo a Londres.

Casi no nos hablábamos hasta que Benedict rompió el hielo.
-Si firmases ese contrato- dijo -no tendrías que pensar en eso-
-¿Por qué te importa tanto ese contrato Benedict?- dije - ¿No te gusto tal y como soy?-
-Por supuesto que me gustas tal y como eres- dijo parando el coche en el arcén de la carretera -por eso te elegí a ti y no a otra-
-¿Entonces por qué intentas cambiarme?- dije -¿Por qué tiene que ser todo a la fuerza?-
-No lo pretendo- dijo -es que... no soy un hombre romántico, ya te lo dije, las flores y los corazones no son lo mío. Eres tú la que me está cambiando a mí, todos me lo dicen-

ME besó con suavidad y yo continué su beso.
Cuando nos separamos por falta de aire, las dudas llegaron de nuevo a mi cabeza.
-Las marcas que tienes- dije -¿Son quemaduras?-
-Tuve un comienzo muy difícil en mi infancia- dijo con un brillo de tristeza en sus ojos -no me preguntes sobre ello-
-Vale- dije acariciando su mejilla.

Después de ir a la oficina a por unos documentos, volvimos al piso de Benedict ya era muy tarde y nos fuimos a dormir.
Noté que mi puerta se abría y fingí estar dormida.
Noté que alguien se sentaba a mi lado y comenzaba a acariciar mi pelo y un suave beso en mi mejilla.
-La mujer que me trajo al mundo- dijo Benedict -era drogadicta, murió cuando tenía 5 años. Tengo muy pocos recuerdos de ella pero todos son horribles, recuerdo como me insultaba, como me castigaba a pasar la noche en el jardín sin ni siquiera una manta para abrigarme o cuando me quemaba con su cigarrillo cuando me portaba mal... los golpes los gritos... pero no recuerdo como era. Aunque a veces creo verla en mis pesadillas-

Noté que comenzó a llorar en silencio, así que me levanté y le arropé entre mis brazos dejando que se desahogara. No soportaba verle de aquella manera, había tenido un pasado horrible que no desearía a nadie en mi vida.
Levantó su rostro y me miró con sus hermosos ojos llenos de lágrimas.
-¿De verdad tienes que irte a Los Ángeles?- dijo sollozando.
-Si- dije acariciando sus mejillas -solo serán un par de días, nada más-
-No quiero que te alejes de mí (T/N)_____- dijo tomando mis mejillas entre sus manos -eres muy importante para mí ¿Lo entiendes?-
-Ben- dije suspirando -es mi padre de quien hablamos, el hombre que me ha criado. Necesito pasar unos días a su lado aunque su novia no me caiga bien, hace mucho que no nos vemos y quiero abrazarle, pasar tiempo con él. Seguro que cuando te adoptaron tu padre y tú pasabais mucho tiempo juntos-
-Si- dijo con una sonrisa -tenemos algunas cosas en común, más de lo que yo creía-
-Lo sé- dije suspirando -pero te prometo que no haré nada malo mientras esté allí ¿Vale?-
-Está bien- suspiró para luego besarme -Me voy a la cama-
-Quédate si quieres- dije -estás mal y no quiero que estés solo abajo-
-Está bien- dijo tumbándose a mi lado -solo por esta noche-
-Vale- dije besando su mejilla.

Nos acurrucamos bajo las sabanas, Benedict pasó su brazo sobre mi cintura y nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro como si fuésemos una pareja totalmente normal.

Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora