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Narras tú

Estar en aquella fiesta con mis amigas era lo mejor que me podía pasar.
Al ver como Claire trataba a Benedict de idiota, no podía negar que me había dado una gran seguridad.

De pronto, el rey de Roma llegó a donde nos encontrábamos charlando.
-Chicas- dijo él -¿Podéis dejarme a solas con (T/N)______ un par de minutos?-
-Eso debe decirlo ella Ben- dijo Claire.
-Está bien chicas- dije con una suave sonrisa -os veré más tarde-

Las chicas volvieron a la fiesta dejándonos al señor Cumberbatch y yo totalmente solos.

Los ojos de Benedict mostraban una enorme preocupación, pero si creía que con eso volvería a su lado estaba totalmente equivocado.
Como no se atrevía a comenzar a hablar, tomé las riendas de la conversación.
-¿A qué ha venido señor Cumberbatch?- dije -¿A restregarme su nueva relación por la cara?-
-No (T/N)_____- dijo él -vengo a advertirte-
-¿Es de Richard verdad?- dije adelantándome -creé que es una mala influencia-
-¿Lo sabías?- dijo extrañado.
-No eres el primero que me lo dice Benedict- dije con los brazos cruzados -no estoy dispuesta a escuchar a nadie. Si yo estoy feliz nadie tiene porque meterse en el medio-
-Sé que no le amas (T/N)______- dijo tomando mis mejillas entre sus manos -y si es cierto... evita esto-

En apenas una milésima de segundo, Benedict comenzó a besarme con intensidad.

Ansiaba tanto sus besos que no pude oponer resistencia y se lo continué con la misma intensidad.
Sus manos se enredaron en mis cabellos para jugar con ellos e intensificar el momento.
Cuando sus besos bajaron a mi cuello, un gemido se escapó de mi garganta.

Alguien podía encontrarnos, por lo que decidí parar.
-Benedict- dije jadeante -no podemos hacer esto-
-Sabes que lo deseas (T/N)______- dijo para besarme con fuerza -igual que yo-
-No es el momento más apropiado- dije con seriedad -y ahora seré yo la que ponga las órdenes señor Cumberbatch-
-Está bien- dijo para colocar su corbata -pero admite que deseabas esto-
-Adiós señor Cumberbatch- dije con una sonrisa para besar su mejilla y volver a la fiesta.

De camino me coloqué de nuevo el cabello y retoqué mi maquillaje.

Con suerte Richard no habría notado mi ausencia demasiado, por lo que no tendría que ponerle excusas.
Se encontraba junto a la escalera mientras charlaba con algunos de sus socios de una forma amigable.
Fui a su lado y besé su mejilla con suavidad.
-Hey- sonrió -ya me estabas preocupando-
-Lo siento cielo- dije con una sonrisa -surgieron asuntos de última hora-
-No importa- dijo él con una sonrisa antes de besarme con suavidad -pareces cansada ¿Quieres volver ya a casa?-
-Buena idea- dije con una sonrisa.

Richard me llevó a mi apartamento donde finalmente pude descansar.

Me deshice de los zapatos y de mi vestido, tomé una buena ducha y me puse el pijama.
Justo en el momento en el que me senté sobre el colchón mi teléfono sonó con un mensaje.

"Ha sido un gran placer volver a verla señorita (T/Apellido)_______. Espero que tengamos contacto pronto... ya sabe que no me gustan las esperas -B.C.-"

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al leer el texto, pero no pensaba responderle aquella noche.

A la mañana siguiente, me arreglé y fui a trabajar como solía hacer.
Richard tenía muchas reuniones aquel día y apenas estaría en el despacho por lo que la mayoría del tiempo estaría sola.
Como aquel día tendría más tiempo para comer, decidí tentar al señor Cumberbatch para un encuentro "casual".

"Buenos días señor Cumberbatch. ¿Le apetecería que comiésemos juntos? Conozco el sitio perfecto para no levantar sospechas."

Dejé mi teléfono sobre mi escritorio y fui a imprimir los documentos que necesitaba dejarle a Richard para que los revisase a su regreso.
El mensaje de Benedict no tardó demasiado en llegar.

"Perfecto. ¿Me mandará la dirección? -B.C.-"

No podía negar que el hecho de que Benedict hiciese cualquier cosa por verme una vez más me producía una enorme satisfacción.
Agarré de nuevo el móvil y le respondí.

"Por supuesto que se la mandaré. Le esperaré allí a las dos en punto y espero que no se retrase."

Mandé la dirección del restaurante y continué con mi trabajo.
Pude terminarlo con un gran margen de tiempo, lo que me permitía poder arreglarme un poco antes de mi cita.

Me encerré en el baño, coloqué mi cabello, pinté mis labios de color rojo que no se movía y apliqué un poco de perfume en mi cuello.
Tenía exactamente medía hora para llegar al restaurante, por lo que el tiempo me sobraba.
Bajé al aparcamiento del edificio y tomé mi coche para ir hasta allí.
Por suerte encontré aparcamiento muy cerca del restaurante y tenía tiempo de tomarme una pequeña copa de vino antes de que Cumberbatch llegase.

Era un restaurante discreto, sin mucho lujo, el suelo era de madera de roble y la decoración era bastante sencilla pero proporcionaba un ambiente acogedor.
El dueño era un gran amigo de mi padre y siempre tenía la mejor mesa reservada para mí.
El camarero me llevó a mi mesa situada en la segunda planta del restaurante junto a una ventana que daba vista a un precioso jardín trasero donde la gente charlaba ajenos del mundo exterior.

Tomé mi copa de vino y di un pequeño sorbo mientras miraba el reloj.
Solo faltaban cinco minutos para que Benedict llegase, y como siempre no me equivocaba.
Justo cuando la aguja se posó sobre el número doce, un camarero se acercó a mí con una sonrisa.
-Su acompañante está aquí señorita (T/Apellido)______- dijo el muchacho -¿Le hago subir?-
-Por supuesto- dije con una sonrisa -y Daniel... no me llames por mi apellido, nos conocemos de siempre-
-Vale (T/N)_____- dijo riendo para bajar a la planta inferior.

Mi móvil comenzó a sonar con varios mensajes, era Richard.

"Hola preciosa. Esta tarde no sé a qué hora volveré al despacho pero si ya has terminado todos los documentos puedes tomarte la tarde libre -R.W.-"

Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora