Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)

Cita

Nota de la autora:

Recomiendo que pongais la canción que os he dejado en multimedia "Careless Whisper" by George Michael cuando Veáis (Multimedia).
Me ha parecido una canción apropiada para este capítulo tras la muerte de este gran genio de la música.
Descansa en paz allá donde quiera que estés.
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Posé mi teléfono en la mesa y justo cuando lo solté, una profunda voz sonó.
-Siento la espera- dijo Benedict con una sonrisa para sentarse frente a mi.
-Al contrario- dije - has sido muy puntual. Aunque no esperaba menos-
-¿Cómo sabías de este restaurante?- preguntó curioso.
-El dueño es amigo de mi familia- dije para abrir la carta -y como es bastante discreto me pareció la mejor opción-
-Interesante- dijo él -me alegra ver que no me has hecho esperar mucho-

Le dediqué una suave sonrisa mientras el camarero traía nuestro pedido.

La comida fue deliciosa y pudimos contarnos cosas sobre cómo había ido todo desde que no contactábamos.
Al terminar de comer decidí llevar a Benedict a su apartamento, ya que no tenía pensado pasarse por allí.
El tráfico era inmenso, lo cuál no me gustaba.
-¿Sabes una cosa?- dijo Benedict mirándome -así podemos estar más tiempo juntos-
-Benedict- dije con una risilla -estamos en público-
-Aquí nadie puede vernos- dijo posando su mano sobre mi muslo haciendo que un escalofrío recorriese mi columna vertebral.
-Tendrá que esperarse señor- dije quitando su mano con una sonrisa -si desea hacerme suya... será bajo mis normas-
-Mmmm- dijo con una sonrisa ladeada -está bien-

Cuando llegamos a su apartamento, deje mi abrigo y mi bolso en la entrada.

Benedict se acercó a una mesa donde tenía una botella de Whisky y sirvió dos tragos cargados.
-¿Crees que necesito beber para llevarte a la cama como yo quiero?- dije con una sonrisa ladeada para tomar el vaso que me ofrecía.
-Sé que no- dijo con una risa -pero me pareció una buena oportunidad para inaugurar el mejor Whisky de la casa-
-¿Y eso?- dije para dar un pequeño trago al dorado líquido.
-Solo en casa- dijo con una suave sonrisa -con la mujer más bella que he conocido... ¿Qué más puedo pedir?-
-Ven...- dije agarrando su corbata con una sonrisa malévola dejando el vaso vacío en la mesa de café -no quiero perder más tiempo-

Fui directamente a la habitación roja, ya que ahora yo sería la que dominase al señor Cumberbatch.

Al entrar, vi que se había deshecho de la mayoría de sus objetos sexuales, lo que me hizo sentir un poco triste.
-Vaya- dije sorprendida -antes sabía divertirse más señor Cumberbatch-
-¿Algún problema?- dijo con una sonrisa ladeada.
-Puedo arreglármelas- dije para girarme con una sonrisa pícara -desnúdese lentamente-
-¿Perdón?- dijo Benedict atónito.
-Como ya dije querido- sonreí si quieres hacerme tuya... será bajo mis normas. Ahora desnúdate... muy despacio-

(Multimedia)

Lentamente, Ben fue deshaciéndose de su atuendo.

Primero se quitó la chaqueta quedándose con ña camisa que marcaba su perfecto torso.
A continuación se desabrochó el cinturón tirándolo a un lado de la sala para luego quitarse los pantalones dejando ver unas piernas firmes y fuertes.
Lentamente aflojó su corbata para arrojarla a otro lado de la sala con una sonrisa ladeada y comenzar a desabrochar muy despacio su camisa haciendo que poco a poco su perfecto torso se quedase desnudo a mis ojos permitiéndome examinar perfectamente su musculatura.
Finalmente, se deshizo de los slips que le mantenían a salvo de mis ojos sedientos de él para quedarse tal y como Dios le trajo al mundo.

Mordí mi labio inferior con una sonrisa ladeada mientras examinaba todo su cuerpo de arriba abajo.
Sus abdominales estaban algo más definidos, sus pectorales estaban marcados, sus brazos estaban tensos y sus manos intentaban ocultar su miembro.
Cuando observé su cara, contemplé que sus mejillas estaban algo sonrojadas.
-Acaso le da vergüenza- dije con una sonrisa para acercarme a él lentamente.
-N...no- dijo cortado.
-Yo no diría eso- dije para besar sus labios con mucha suavidad y tomar su mano -ven... túmbate en la cama-

Benedict no puso resistencia y hizo lo que le ordené.

Tomé un antifaz de seda negro y me puse detrás de su cabeza con una sonrisa pícara.
-Tranquilo- dije para inclinarme sobre él -esto te gustará más que otras veces-
-Confío en que así sea- dijo aún sonrojado.

Lentamente deslicé la tela sobre sus ojos y sonreí al ver como sus nervios aumentaban.

Narra Benedict

Hacía mucho tiempo desde la última vez que tuve los ojos vendados en una situación como aquella pero no podía negar que aquella ocasión me excitaba más que ninguna otra.

De pronto las manos de (T/N)_____ comenzaron a deslizarse por mi torso muy despacio haciendo que mi piel se erizase.
Pude escuchar como su ropa caía sobre el suelo de madera y como removía los hielos de una cubitera.

Cuando el cubito rozó mis labios al inclinarse sobre mí, no pude evitar buscar los suyos.
Una sonrisa cruzó su rostro al ver mi desesperación y deslizó el cubito a mi cuello y luego a mis abdominales recorriendo todo mi torso haciendo que gimiese con suavidad.

Noté como su mano rodeaba mi miembro lo que hizo que un escalofrío muy placentero recorriese mi columna vertebral.
Cuando comenzó a estimularlo, no pude evitar gemir.
-Shhhh- dijo ella para besar mis labios con suavidad -estoy segura de que ella no sabe hacer estas cosas-
-(T/N)______- dije jadeando -por favor...-
-Shhhh- dijo para ponerse sobre mí y deslizar sus uñas por mis abdominales haciendo que gimiese -dime que sientes Ben-
-Dios...- jadee desesperado -te necesito ya...-

De pronto se inclinó sobre mí y mordió mis labios con suavidad.

No pude evitarlo y la besé haciendo que ella tomase el ritmo.
Cuando me hizo penetrarla, solté un fuerte gemido al igual que ella.
Añoraba aquella sensación que me producía estar dentro de ella, sentir como su musculatura se tensaba, su respiración golpeando mi piel, sus manos rodeando mi cuerpo, su cabello enmarañados en mis manos... lo extrañaba todo de ella.

Los movimientos fueron lentos en un principio pero cuando hizo que me sentase, todo se intensificó.
Sus caderas golpeando las mías hacía que una corriente extremadamente placentera recorriese todo mi cuerpo.
Nuestros gemidos eran intensos al igual que nuestros besos, el sudor bañaba nuestros cuerpos, mis manos sujetaban su cintura y sus uñas recorrían mi espalda con suavidad provocándome un placer inigualable.