Rosas rojas

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Pasaron unos días desde que comencé a trabajar en las oficinas Cumberbatch.
Por ahora todo marchaba sobre ruedas y no tenía ningún problema.

Era el día de mi cumpleaños, y me había despertado de muy buen humor aquella mañana.
Me pusé unos vaqueros de color negro, una zamisa blanca de manga corta, unos zapatos de tacón y una cazadora de cuero. Me ondulé el cabello y me maquillé como solía hacer antes de tomar mi desayuno.
Me lavé los dientes, tomé mi bolso y me fui a trabajar.
-Hoy va a ser un gran día- dije mientras encendía el motor -tengo esa extraña sensación-

Al llegar a la empresa dejé mi coche aparcado y fuí a mi puesto de trabajo.
Para mi sorpresa había un ramo de rosas rojas sobre mi escritorio adornadas con un lazo de color negro y en un jarrón de cristal.
Me acerqué dejando mi bolso y mi cazadora en el perchero, examiné las flores con cuidado y ví que tenía un pequeño sobre de color blanco.
Lo abrí y leí la pequeña nota de su interior.

"Feliz Cumpleaños señorita (T/Apellido)_______ .
Espero que estas rosas sean de su agrado, al igual que es de mi agrado tenerla como mi secretaria personal.

Benedict Cumberbatch"

Una sonrisa iluminó mi rostro y aspiré el delicioso aroma que desprendían las rosas, era el mejor regalo que me habían hecho nunca sin que yo me lo esperase.
Guardé la tarjeta en el bolso de mi camisa cuando una Sensual voz me sorprendió haciendo que me sobresaltase.
-¿LE han gustado las flores?- dijo el señor Cumberbatch detrás de mí.
-Si- dije girandome para mirarle a los ojos -es un bonito detalle por su parte-
-Gracias- dijo con una sonrisa ladeada -supuse que sería lo más apropiado-
-Pues ha supuesto bien- dije sonriendo.

Pude notar como sus mejillas se volvían de un color rosado ¿Le acababa de provocar vergüenza al soltero más codiciado de Reino Unido?, no podía ser cierto.
Su rostro se volvió serio de nuevo y sus mejillas recuperaron el color normal de siempre.
-¿Que le parecería ir a cenar esta noche?- dijo colocándose la americana y acercándose poco a poco a mí arrinconándome contra el escritorio.
-¿Disculpe?- dije algo nerviosa.
-¿Le gustaría cenar conmigo esta noche?- volvió a repetir de una forma más lenta y sensual -Tómelo como un regalo de cumpleaños-
-Está bien- dije sonriendo levemente -cenaré con usted-
-Bien- dijo el señor Cumbebatch -la recogeré a las nueve en punto-
-De acuerdo- dije sentandome een mi taburete.

El señor Cumbebatch volvió a su despacho y yo continué haciendo lo que tenía previsto para aquella mañana.
Después de comer volví a la oficina y me encontré con una enorme sorpresa.

Mis amigos me habían ido a visitar a la oficina con una enorme tarta de cumpleaños.
-¡Felicidades!- gritaron todos cuando salí del ascensor.
-Gracias chicos- dije riendo mientras les abrazaba -pero no deberíais de haber venido a mi trabajo-
-Sabíamos que estarías muy ocupada y casi no podrías comer- dijo John -por eso te hemos traído un postre-
-Oh- dije sonriendo -que atentos-
-Solo te mimamos- dijo Mike besando mi mejilla.

Estabamos pasando un gran rato cuando el Señor Cumberbatch apareció.
-¿Qué significa esto señorita (T/Apellido)___?- dijo Benedict examinado a todos mis amigos.
-Lo siento señor Cumberbatch- dije nerviosa y sonrojada.
-Debería de estar trabajando- dijo cruzandose de brazos -no se permiten este tipo de visitas en la empresa-
-Claro- dije asintiendo -lo siento mucho, creo que ya se iban-
-Si- dijo Kate.
-¿Quieres quedar a las 9 para celebrarlo?- dijo Mike sonriendo tomando mis manos entre las suyas.
-Lo siento- dije -tengo otros planes-

Hice un leve gesto con la cabeza hacia Benedict y captaron la idea a la primera, me dieron un gran abrazo y se fueron.
-Espero que no vuelva a pasar señorita (T/Apellido)______ -dijo El señor Cumberbatch serio.
-No volverá a ocurrir se lo prometo- dije tirando los platos de plastico.
-Mmmmm- dijo acariciando sus suaves labios -para restaurar mi confianza en usted deberá darme un trozo de esa tarta-
-De acuerdo- dije riendo levemente dandole un trozo en un plato de plástico con una cucharilla.
-Gracias - dijo antes de meterse un pequeño trozo en la boca y deslizar la cuchara por sus perfectos labios -Mmmmm está muy buena, sin duda tienes de nuevo mi confianza-
-Gracias- reí.

Volvió a su despacho mientras se comía la tarta lentamente y antes de cerrar me miró.
-Y recuerde- dijo -la veré a las 9 en punto-
-Si señor Cumberbatch- dije.

La puerta se cerró y mordí mi labio inferior con suavidad, aquel hombre era demasiado perfecto para mí.

El reloj dio las seis cogí mis cosas y me fui de nuevo a mi casa para prepararme.
Me dí una ducha y me puse a elegir uno de los muchos vestidos hasta que Kate irrumpió en mi habitación.
-Ni se te ocurra ponerte uno de esos vestidos- dijo levantando una bolsa -te he comprado el vestido perfecto-
-Eres idiota- dije -pero me has salvado la vida-
-A partir de ahora- dijo ella riendo- seré tu hada madrina a la hora de escoger la ropa-
-Por supuesto- dije sacando el vestido de la bolsa.

Era un vestido de color rojo muy ajustado y con la espalda abierta pero con unas mangas cortas, sencillamente hermoso.
Me lo probé y se ajustaba perfectamente a las curvas de mi cuerpo, era el tipo de vestido que me encantaba para eventos así, me puse unas sandalias de tacón negras para luego maquillarme con los labios rojos y los ojos con una raya de color negro.
-Estás perfecta- dijo Kate acomodando mi cabello -sin duda le tendrás rendido a tus pies-
-Kate- dije riendo cuando el timbre de la puerta sonó -debe ser él-
-Voy a ver- dijo Kate yendo sigilosamente a la puerta y mirar por la mirilla -si es él-
-Quita- dije riendo mientras me ponía el abrigo y abría la puerta con ella a mi lado.

Los ojos de Benedict examinaron por completo mi figura, pude ver como sus pupilas se dilataban a la vez que se mordía levemente el labio inferior.
-Buenas noches- dijo él con una sonrisa ladeada.
-Hola- dije sonriendo.
-Te he traído esto- dijo ofreciéndome una rosa como las que había esta mañana en la oficina.
-Muchas gracias- dije agarrándola mientras me ofrecía su brazo.
-¿Nos vamos?- dijo.
-Si- dije agarrándome a su brazo.
-La quiero en casa pronto- dijo Kate -también quiero celebrar su cumpleaños-
-Descuide señorita Mason- dijo Benedict antes de que las puertas del ascensor se cerrasen y yo le guiñase el ojo a Kate sin que él se diese cuenta.

Su chófer nos abrió la puerta del coche y durante el camino pudimos mantener una conversación agradable.
-Tu compañera de piso- dijo Benedict -te protege mucho ¿Verdad?-
-Si- dije - es lo que le encargó mi padre antes de mudarme aquí-
-Eso me gusta- dijo Benedict -me encanta romper las normas de papá-
-¿Qué?- dije extrañada.
-Nada- dijo sonriendo de lado clavando sus hermosos ojos en los míos -Estás muy guapa esta noche-
-Gracias- dije -y usted va más elegante que de costumbre-
-La ocasión lo merecía- dijo acercándose mucho más a mí.

Notaba su aliento sobre mis labios y la lujuria brillaba en sus ojos. Sentía como mi cuerpo se derretía cuando acarició mi mejilla con mucha suavidad. Sin duda alguna, aquel hombre era el único que me hacía sentir en el cielo con tan solo rozar levemente mi piel.

Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora