El sobre rojo

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Narra Benedict

Poco a poco fui recuperando la movilidad de mis piernas.
Los médicos estaban sorprendidos de lo rápido que me estaba recuperando, a lo que yo les respondí que con esfuerzo y ganas de salir adelante todo era posible.
Ahora podía caminar con ayuda de un bastón del cual, gracias a la terapia y la práctica en casa, poco a poco me iría deshaciendo.

Estaba en mi despacho cuando unos suaves golpes en mi puerta me sacaron de mis informes.
Di paso a la persona que llamaba y en la sala entró una mujer de vientre bastante abultado, labios rojos como la sangre y cabello ondulado vestida con un traje negro y camisa blanca que llevaba un café en su mano derecha y una carpeta en su mano izquierda.
-Aquí tiene su café señor Cumberbatch- dijo (T/N)_____ con una sonrisa.
-A pesar de estar prometidos- dije sonriendo -no pierdes las formas-
-Profesionalidad ante todo- dijo dejando la carpeta ante mí -los archivos que me pediste-
-Gracias- dije dando un sorbo al café.

Dejé que avanzase unos pasos hacia la puerta mientras la contemplaba con una sonrisa ladeada y un bolígrafo apoyado en mis labios.

Posé el bolígrafo sobre la mesa y hablé.
-¿Le he dado permiso señorita (T/Apellido)______?- dije con una sonrisa ladeada al ver como daba un pequeño brinco.
-No- dijo girándose para mirarme mientras yo abandonaba mi silla para acercarme a ella.
-Ahora mismo...- dije deslizando mi mano sobre su cintura -destrozaría ese pintalabios que llevas puesto-
-¿Ah si?- dijo con una sonrisa traviesa en su rostro.
-Si- dije frotando su nariz con la mía lentamente tomando su muñeca con mi mano libre para notar su acelerado pulso -¿Sabes que haría después?-
-¿Qué?- preguntó mordiendo suavemente su labio inferior en un intento de provocación.
-Me desharía lentamente de la ropa que llevas- dije acariciando lentamente su espalda con la mano que tenía en su cintura para acariciar su cuello y besarlo lentamente haciendo que gimiese con suavidad -para luego hacerte mía como solo yo se hacer-
-Me gustaría verlo- dijo la chica lanzándose a mis labios con ansia.
-Una pena- dije alejándome con una sonrisa -que nuestro pequeño esté ahí dentro-
-¿Sabes que no pasa nada no?- replicó.
-Prefiero esperar- dije con malicia -nos vemos a la hora de comer-
-Me vas a pagar esto Ben- dijo ella seriamente.
-Yo también te quiero preciosa- dije guiñándole el ojo antes de que saliese.

Volví a centrarme en los informes y archivos antes de irme a otra de las habituales reuniones.

Por fin había recuperado mi puesto en la lista empresarios y no estaba dispuesto a volver a bajar de lugar.
Abrí una de las cartas que me habían entregado por la mañana y una estaba dentro de un precioso sobre rojo.

¿Por qué la elegiste a ella?

Era lo único que había escrito en aquel papel.

Aquella no era la única carta que había recibido desde que todo el mundo supo lo de mi compromiso y mi futuro hijo con (T/N)_____.
Seguramente sería alguna de mis ex celosa de lo que estaba pasando en mi vida actualmente, pero sinceramente lo que pensaran los demás no me importaba en absoluto.

Guardé la carta en un cajón de mi mesa y me apresuré a la salida de mi despacho.
Caminé lentamente hacia el impecable escritorio de mi prometida, apoyé uno de mis brazos sobre la mesa y me incliné hacia ella, la cual estaba sumida en sus documentos.
-¿Lista para ir a comer?- pregunté con una sonrisa.
-Dame cinco minutos- dijo ella tomando unas notas.
-Podemos perder la reserva- dije -y a nuestros padres creo que no les gustará-
-Vale- dijo ordenando todo.

Una vez tomó sus cosas, agarré su mano y pusimos rumbo al restaurante donde nuestra familia nos esperaba.
Debido a las innumerables reuniones que había tenido aquella semana, apenas habíamos tenido tiempo para disfrutar de ella.

El tiempo en la ciudad era horriblemente lluvioso, todo el cielo era de un color gris oscuro y de vez en cuando los rayos iluminaban el paisaje londinense.
Mientras comíamos entre charlas y risas, desvié mi vista a la calle por unos instantes.
La gente iba de un lado para otro con sus paraguas, pero en uno de los callejones frente al restaurante había alguien observándonos mientras su rostro estaba cubierto por una capucha.
A pesar de la oscuridad de aquel lugar, podía distinguir una sudadera de color gris sobre la que se veía un cabello largo, unos vaqueros y unos playeros encharcados por el agua.

De pronto una voz me distrajo.
-¿Pasa algo hijo?- dijo mi padre.
-No- dije volviendo a escena con una suave risa -estaba metido en mis pensamientos-
-Te has quedado un poco pálido tesoro- dijo mi madre.
-Estoy bien mamá- respondí -solo tengo muchas cosas en la cabeza-
-¿Seguro?- dijo (T/N)______ -no es normal que te quedes así de distraído-
-De verdad que estoy bien- dije tomando la mano de mi hermosa prometida -no es necesario que os preocupéis-
-Puede ser por el estrés- dijo Tim -has estado trabajando muy duro estos días y es normal estar algo cansado-
-¿Qué tal si te tomas la tarde libre?- dijo Kate.
-Imposible- dije -tengo demasiadas cosas importantes que hacer todavía-
-No es bueno centrarse tanto en el trabajo hermano- dijo Claire acariciando mi brazo con suavidad -deberías descansar un poco-
-Lo sé- suspiré -pero no volveré a dejarme pisar por Richard-

Cuando la comida terminó, (T/N)_____ y yo volvimos a la oficina para continuar con el trabajo que aun teníamos pendientes.

En mi cabeza no dejaba de ver aquella figura que nos había estado observando desde un oscuro callejón bajo la lluvia.
¿Quién era aquella figura?, ¿Estaría relacionada con la nota que había recibido aquella misma mañana?, ¿Quién intentaba intimidarme?

Todas aquellas preguntas aún no tenían respuesta pero estaba dispuesto a hacer lo que fuese para proteger a mi familia, pero nunca jamás abandonaría a la mujer por la que tanto tiempo había estado luchando.

Oscura tentación (Benedict Cumberbatch y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora