Una de las cosas que comprendí esa noche fueron que yo misma me había roto el corazón, que yo di al botón para que la cuenta atrás comenzara, que yo fastidie todo...
Me tomó una semana asimilar que ya no estábamos juntos, que todo había terminado en un cerrar de ojos y que ya nada sería igual, que él había tomado su camino y que yo no podía acompañarlo.
Volver a rutina, más bien intentarlo, era un tormento porque no podía seguir... El mundo seguía su curso mientras que yo estaba atrapada en un instante, ese momento cuando me miró por última vez y se dio la vuelta para desaparecer de mi vida.
«Se fue, ya no está aquí. Te dejó» me repetía mi mente desde ese día sin dejarme avanzar, sin dejarme olvidar y lo odiada...
Odiaba no poder caminar sola.
Odiaba no caminar sin su ayuda...
Mi amiga y su novia habían intentado subirme el ánimo, habían hecho de todo para que saliera de casa y nada había funcionado. No me apetecía salir o hablar, solo quería dormir y soñar que él estaba aquí, conmigo...
El problema era que la vida seguía, no podía quedarme estancada y menos con el torneo, así que Ada empezó a acompañarme a mis entrenos y no destruir mi carrera de patinadora, no fastidiar mi futuro.
—¡Tú puedes, Miley! —me ánimo desde las gradas al tiempo que yo intentaba hacer un salto inglés, no es que fuera muy complicado, pero si lo hacía mal la caída no es que fuera agradable. Por ello, empecé a ir hacia atrás para hacer un cambio de dirección y quedé sobre mi pierna izquierda con mi brazo izquierdo extendido hacia delante y el otro en el costado, mientras doblaba mi pierna derecha para coger impulso y realicé el salto a la perfección.
Mis patines tocaron el hielo enseguida y seguí patinando por la vista con los aplausos de Ada de fondo, y agradecí internamente tenerla conmigo y más a un día del torneo. Al cual no quería participar, no quería ir y saber que él no estaría apoyándome, que no vendría a mi casa a decirme que todo iba a ir bien y que iba a hacer la mejor actuación...
Me entraron ganas de llorar y dejé de patinar, me quedé quieta hasta que perdí velocidad y acabé quieta en la pista con su imagen en mi cabeza. Esos ojos azules se instalaron en mi mente, es gran océano en constante tormenta...
Tragué saliva y salí de la pista bajo la atenta mirada de Ada, quién se quedó callada hasta que logré eliminar las lágrimas y pude quitarme los patines. Más tarde, cuando guardé todo en mi mochila, fuimos a casa y me encerré en mi habitación hasta la hora de la cena ya que Daphne me hizo salir de la cama y comer algo, aunque tan solo estuve removiendo la cuchara hasta que ellas recogieron los platos.
—Sé que las rupturas duelen, pero no dejes que te destruyen —me dijo Daff con una sonrisa triste—. También sé que solo quieres estar sola con tu corazón roto y lo entiendo, deberás que lo hago... Lo que quiero decir es que no te aísles, no te lo guardes dentro.
Entonces mi amiga apareció y me miró como cuando éramos pequeñas, cuando ella tenía razón y yo intentaba hacerla caso.
—Estamos para lo que necesites, ¿vale? —me dio una palmadita en la espalda como de apoyo—. Nunca olvides que siempre estaré contigo, para ti...
Asentí con la cabeza porque el nudo en mi garganta no me deja hablar y me abrazaron las dos con fuerza, luego me hicieron ir a la cama para descansar y dejé que una vez más los recuerdos se reprodujeran en mi cabeza hasta caer en el mundo de los sueños.
★★★
El torneo fue un fracaso.
Había acabado en el hielo después de hacer toda mi actuación con la vista nublada por las lágrimas y al final, acabé derramándolas todas sin control. Todo lo que había llorado en once días, lo había llorado en ese momento.
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Nuestras heridas
Genç Kurgu✯PRIMER LIBRO DE LA BILOGÍA NUESTRO ✿ Adriel fue a aquella fiesta por su amigo, pero nunca pensó que esa castaña se cruzaría en su camino. Ella tan solo quería divertirse, pero acabo conociendo a aquel que le pondría su mundo patas arriba. Había alg...