𝐀𝐋𝐈𝐒𝐎𝐍 +𝟏𝟖

Cap 17 | Mi profesor es su hermano

Pov Alison

Íbamos llegando a casa de Kilian, enseguida las grandes rejas se abrieron dejándolo pasar, el condujo hasta estacionar frente a la entrada principal de la casa donde un señor algo mayor nos recibió.

—Buenas noches, señor Zuwären —abrió su puerta y del lado mío un joven abría la mía ayudándome a bajar.

—Ali él es Sebastián y el George, ambos se encargan de la seguridad de la casa —los presentó mientras ambos se ponían frente a mi como soldados.

—Gusto en conocerlos —saludo, dedicandoles una amigable sonrisa.

—Mucho gusto, señorita Ivanov —dijeron ambos al unísono mientras George entraba al auto y se lo llevaba.

—Vamos nena —me tomó de la cintura para encaminarnos hasta adentro de la casa.

Al entrar miré el lugar con asombro, había venido una vez pero no había prestado atención a lo hermosa que es, tenía un estilo moderno. Al llegar a la sala mi vista se detuvo en una señora que estaba en la cocina.

—Kilian —la señora lo abrazó y él regresó el gesto.

Al separarse del abrazo nos presentó, la señora es su nana y lo ayuda en la casa desde la muerte de su madre.

—Así que tú eres la famosísima Alison —sonrió mirándome de pies a cabeza—, Kilian no deja de hablar maravillas de ti y veo que son ciertas, eres muy hermosa querida.

Sentí como me sonroje por su comentario, vi por el rabillo del ojo como Kilian se ponía rojo y evitaba mi mirada 

—¿Ah si? —quise jugar un poco, jamás lo había visto ponerse así, su cara cambió a una de pánico.

—Sí, dijo que eras una chica muy hermosa, encantadora, inteligente, bella, tenaz. En fin, muchas cosas más, pero no acabaría nunca —dijo riendo, miré a Kilian que parecía que quisiera que la tierra lo tragara.

Iba a contestar pero antes de poder hacerlo Kilian se adelantó.

—Lo siento, pero llevaré a esta señorita a que conozca el resto de la casa —me tomó de la cintura.

—Bien, yo tengo que irme ya se está haciendo tarde —abrazó a Kilian y dejó dos besos en mis mejillas despidiéndose.

—¿Que quieres hacer nena? —me tomó de los lados de mi cintura girandome frente a él pegando nuestros pechos.

Acarició mi pómulo suavemente con sus dedos, la verdad no tengo idea.

—Mmm no sé, ¿qué tal ver una
película? —propuse acariciando su pecho.

—Lo que quiera mi princesa —tomó mi cintura llevándome hasta la sala donde se sentó y a mi en sus piernas tomando el control de la televisión.

—Yo escojo Daddy —le quité el control y comencé a buscar algo que me llamara la atención, hasta que encontré Tres Metros Sobre El Cielo.