Cap 20 | ¿Qué me has hecho pequeña?

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Pov Alison

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Pov Alison

Fruncí el ceño molesta, ¿cómo podía reclamarme cuando fue él quien no contestó a mis mensajes y me dejó esperando como tonta?.

—¿Se puede saber mejor por qué no contestaste a mis mensajes?, te esperé una maldita hora incluso me moje por esperarte —le reclamé, elevando la voz molesta.

—No me hables así Alison, te llamé un millón de veces hasta te dejé varios mensajes —espetó enojado con voz fuerte haciendo que pegara un brinco del susto haciéndome sentir pequeña, me encogí en mi lugar.

—Pero pudiste escribirme antes, te esperé una hora —pronuncié por lo bajo bajando la cabeza sintiendo mis ojos picar, pero sin poder evitarlo las lágrimas salieron cayendo por mis mejillas —no fue mi culpa, te escribí y no contestaste.

Mi voz se cortó en la última frase acompañadola un sollozo, me senté en el sofá aún cabizbaja.

—Alison, maldita sea. No llores, no me gusta verte llorar, princesa —se sentó a mi lado rodeandome con sus fuertes brazos atrayendome a su pecho—. Lo siento, tienes razón debí avisarte con anticipación que me iba a retrasar —agregó mientras yo me escondía en su pecho y rodeaba su cintura con mis brazos.

Me separó levemente de su cuerpo acunando mi rostro haciendo que nuestras miradas se conectaran.

—Perdóname por gritarte linda, pero deja de llorar no sabes lo que me duele verte así y más si es por mi culpa —acarició mi pómulo, con sus pulgares limpió mis lágrimas y dejó un suave beso en mi frente.

Al separarse me sonrió ligeramente, le regresé el gesto y lo volví abrazar. Nos quedamos así por un rato hasta que estuve un poco más tranquila y había dejado de llorar.

—¿Ya más tranquila? —preguntó acariciando mi cabello.

—Sí, pero necesito empacar mi ropa —me separé para mirar su rostro el cual tenía una sonrisa pícara.

—Puedo ayudarte con la ropa interior, preciosa —me apretó más a su cuerpo —después de todo se como me gustaría tenerte —sentí como mis mejillas ardían, aparté la mirada y escuché como se carcajeaba haciéndome sonrojar más.

Él ya me había visto desnuda, pero aún así me daba algo de vergüenza.

Tomó mi barbilla haciendo que lo mire, acercó su rostro a mi oído donde mordió ligeramente el lóbulo sacándome un suspiro para luego susurrarme —te ves tan tierna cuando te sonrojas así hermosa, y me encanta saber que es por mi —atrapó mis labios en un apasionado beso, sin dudarlo se lo seguí.

Él me tomó de los muslos subiendome a sus piernas a horcajadas de él, llevó sus manos a mi trasero apretandolo y dió una palmada que me hizo gemir en su boca, él aprovechó a meter su lengua en toda mi cavidad bucal.

Pero desgraciadamente tuvimos que separarnos por falta de aire, él juntó nuestras frentes aún sin abrir sus ojos.

—¿Qué me has hecho pequeña? —murmuró, al mismo tiempo que habría los ojos fijándolos en los míos.

Me sorprendí por sus palabras, pero no tenía que hacerme ilusiones. Él no me amaba, no sentía lo mismo que yo, esto tan solo era atracción sexual, era solo el fetiche y una ves que él se aburra me dejará.

Él jamás se enamoraría de una niña insegura como yo.

—Tengo que escoger mi ropa —comuniqué, tratando de dejar de lado lo antes dicho por él. No quería ilusionarme ni tampoco que notara lo que sus palabras provocaban en mi —voy a mi habitación, ¿me acompañas?.

—Por supuesto, princesa —nos pusimos de pie, tomados de las manos subimos hasta mi habitación.

Al entrar Kilian se sentó en mi cama, yo tomé una pequeña maleta donde comencé a guardar mi ropa y algunos zapatos, en un bolso aparte metí mis cosas de higiene personal.

Tomé mi mochila en donde guardé los materiales esenciales de estudio junto a mi cargador.

—Eso es todo —anuncié, viendo a Kilian que esta acostado en mi cama con las manos cruzadas detrás de la cabeza y los ojos cerrados.

—¿Ya?, eso fue rápido, creí que tardarías más tiempo —comentó aún sin abrir los ojos.

—Yo también —reí levemente, él abrió sus ojos sentándose con su grisácea mirada fija en mi.

Por unos segundos se mantuvo solo mirándome fijamente poniéndome nerviosa, hasta que en su perfecto rostro apareció una sonrisa. Se puso de pie y se acercó acabando con el poco espacio que nos separaba colocándose frente a mi. Teniendo que ver hacia arriba, por la diferencia de altura, noté como me miraba intensamente.

Llevó una de sus manos a mi mejilla derecha acariciandola mientras la otra reposaba en mi cintura acercándome a su cuerpo, por alguna extraña razón su caricia se sentía diferente.

—Estoy tan feliz de que te quedes conmigo estos días, tendremos más tiempo juntos —con su pulgar acarició mis labios para acto seguido besarme inclinándose hacia atrás a la cama quedando encima de él.

Sin dejar de besarme nos dió la vuelta quedando él ahora arriba, sus grandes manos acariciaban mis piernas por encima de la tela del pantalón. El beso se volvía más salvaje y necesitado.

—N-No... podemos —logré pronunciar en medio del beso.

Pero él en lugar de parar lamio el hueco de mi cuello entre mi clavícula y la punta de mi barbilla para después chupar mi cuello y dejar besos húmedos. Ante tales sensaciones solo podía gemir de placer.

—¿Quieres que pare? —cuestionó, mientras volvía atacar mis labios y llevaba sus manos al final de mi suéter levantandolo hasta quitarlo por completo.

Rayos, él sabía lo que probocaba.

—S-Sí... —logré contestar con dificultad.

No quería que parara, pero si continuabamos alguien podría escucharnos y se darían cuenta, no podiamos arriesgarnos.

—Dime pequeña, dime lo que quieres —él acariciaba mis pechos por encima de la camiseta, sus labios seguían atacando mi cuello.

Cuando intenté decir algo él me besó de una forma desesperada, se lo seguí sin dudar.

Sabía a donde terminaría esto si continuabamos, pero no podíamos, no aquí.

—D-Daddy... no podemos continuar —logré responder, él automáticamente detuvo sus manos y apartó su rostro de mi cuello conectando nuestras miradas.

Nuestras respiraciones eran agitadas y en los ojos de Kilian se podía ver el deseo y la lujuria.

—Si continuamos se darán cuenta —aclaré una vez mi respiración era mas o menos normal.

—Esta bien princesa, tienes razón —acarició mi mejilla y dejó un corto beso en mis labios.

Después de arreglarnos para no levantar sospechas nos disponemos a salir de la habitación y posteriormente de la casa. Le tuve que decir a la señora Matilde que me quedaría en casa de una de mis amigas para que no sospechara nada.

Kilian me abrió la puerta del copiloto ayudándome a subir para luego él rodearlo y entrar comenzando a conducir hacia su casa.

Éstos serán unos días increíbles.





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Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden votar y comentar que eso me motiva a continuar.

Los quiero bye nos estamos leyendo ❤️

𝐀𝐋𝐈𝐒𝐎𝐍 +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora