20. Halloween

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Amaneció su cuarto día en Tokio. Era 31 de octubre y decidieron celebrar Halloween saliendo por la ciudad.

-Buenos días, amor. ¿Qué tal has dormido? - Preguntó Jungkook.

-Entre tus brazos siempre duermo feliz y en paz.

Jungkook sonrió y besó a su marido.

-Me encanta tenerte entre mis brazos, Mochi.

Los chicos se vistieron y salieron a dar un paseo por la ciudad y a comprar disfraces para esa noche. Después, comieron en un lujoso restaurante y continuaron visitando la ciudad. Regresaron a hotel para disfrazarse y salieron a celebrar Halloween.

Regresaron al hotel y Jimin estaba muy cansado. Hacía mucho tiempo que no lo pasaban tan bien entre tanta gente, pero a Jimin le dolían los pies de tanto caminar.

-¿Estás bien, amor? - Preguntó Jungkook.

-Me duelen los pies, pero me lo pasé genial.

-Ven aquí. - Dijo Jungkook palmeando la cama a su lado. - Te haré unos masajes, así se te pasará.

Jimin no lo dudó ni un segundo. Se quitó la chaqueta de cuero y los zapatos y se recostó. Jungkook agarró sus pies y, despacio, le quitó los calcetines mientras jugaba con sus deditos.

-Amo tus pies, bebé. - Dijo Jungkook.

-Pero no me hagas cosquillas, por favor.

-Espera. Voy a por aceite para darte mejor el masaje.

Jimin lo miró de reojo, pero estaba dispuesto a disfrutar de su masaje. En verdad que le dolían los pies.

-Te quitaré los pantalones, así no los mancho de aceite. - Dijo Jungkook.

-Haz lo que te parezca mejor. - Dijo Jimin dejando que Jungkook desabrochara el botón y le quitara el pantalón.

-Gírate, por favor. Así es más fácil. - Dijo Jungkook.

Jungkook cogió los pies de Jimin, junto con un poco de aceite, y comenzó a hacerle masajes. Los gemidos de placer no tardaron en escapar de los labios de Jimin.

-¡Dios! ¡Qué rico se siente! Me hacía mucha falta.

Jungkook subió a sus tobillos y comenzó a masajear sus pantorrillas.

-Seguro que aquí también te duele. - Dijo Jungkook.

Jimin asintió con un ruidito. Las manos de Jungkook siguieron subiendo hasta sus muslos, y continuó con el masaje. Sus pulgares rozaban el filo de las nalgas de Jimin por debajo del bóxer, haciendo que su cuerpo reaccionara.

-¿Puedo seguir? - Preguntó Jungkook.

Jimin sin meditarlo mucho, hizo otra vez ese ruidito aceptando el tacto. Jungkook metió sus manos por dentro del bóxer, tomando con ambas manos sus hermosas nalgas, masajeándolas de forma firme para relajarlo. Jungkook quitó sus manos y esperó un poco. Y sí, consiguió lo que quería. Jimin miró a Jungkook.

-Quiero más. - Dijo Jimin haciendo un puchero.

Jungkook tomó el borde del bóxer y comenzó a estirarlo despacio, dejando a la vista ese perfecto durazno de Jimin. No aguantó la tentación, y le dio una nalgada.

-¡Auch! Eso dolió - Dijo Jimin.

-Entonces mejor le doy cariño. - Dijo Jungkook mientras se dirigía con su boca a besar donde le dio la nalgada.

-Con uno no bastará.

-Deja, que yo me encargo.

Jungkook comenzó a llenar de besos húmedos sus nalgas, mientras acariciaba la pequeña cintura de Jimin. Comenzó a pasar su lengua por el medio, rozando suavemente la rosada entrada de Jimin, logrando pequeños gemidos y una tremenda erección en ambos.

La ropa de Jungkook comenzaba a desaparecer de su cuerpo, mientras seguía jugando con su lengua en Jimin. Lo agarró de la cintura y le quitó la camisa, dejando la espalda de Jimin al descubierto.

Comenzó a dejar un camino de besos y pequeñas mordidas que de seguro dejarían marcas, pero en verdad le encantaba ver sus marcas en la piel de su bebé.

Jungkook llegó con sus besos al cuello de Jimin y su erección quedó afirmada entre los cantos de Jimin. Jungkook comenzó a fingir estocadas frotándose con él, disfrutando del contacto con su piel.

-¿Cuánto puedo jugar? - Preguntó Jungkook con una sonrisa pícara.

-Mientras me des placer puedes jugar lo que quieras.

ESTABA DESTINADO A AMARTE (Jikook / Kookmin / Mingukkie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora